lunes, 31 de agosto de 2015

Crónica de Andrés Osado sobre la reunión del Grupo Córdoba en Plateros

EL CALOR NO PUDO CON NOSOTROS

(Reunión, de los vicarianos de Córdoba, del jueves, 28 de agosto de 2016)

Esta vez entré, a propósito, por la puerta trasera del sitio de reunión. No por antojo sino porque me pillaba más a mano desde donde venía. Como tiene escalones (dos nada más) procuré pisar el último con el pié derecho ­–no por nada, sino por si acaso‑. Por supuesto, mi mirada al frente para no toparme con quien ya todos sabéis, de sobra.

Ya estaban en el lugar casi la gran mayoría de los que habían anunciado su presencia. Tras los correspondientes saludos fuimos tomando asiento. Hubo una sorpresa especial y fue la presencia de dos compañeros a quienes no veíamos hacia algún tiempo: Manuel Aranda “en plena forma” y Manolo Vida, con su “sonrisa de siempre”.

Manolo Vida quiso agradecer, la gran cantidad de felicitaciones que había recibido, por el día de su cumpleaños, haciéndola efectiva en nosotros: pagó la primera ronda de copitas que habíamos tomado. Se mostraba feliz; y dichoso nos aseguró:

-No me siento con la edad real que tengo, seguiré en la brecha mientras mi cuerpo y mi mente me dejen. Este es Manolo Vida: todo corazón y bondad, que se le transparenta hasta en la cara.

Manuel Aranda, lo notamos estupendamente. Había cambiado para bien y se notaba en su rostro, dibujado de vida, y por las ganas de estar allí entre nosotros. ¡Cómo nos alegramos de verlo tan recuperado. 

¡Ciertamente, encontrarse allí, en medio de tanta alegría, y amigos, era (como dicen ahora) un subidón!

Andrés, no paraba de enviar fotos para que los no presentes, os sintierais allí. Pero no penséis que eso le hacía perderse lo que allí se estaba cocinando.

El Sr. Jefe de Estudios D. Diego Ruiz Alcubilla, insinuó que había cuestiones que analizar. Preferimos dejarlo para la reunión de Septiembre: así ya estábamos avidados de que iba de reprimenda el asunto. Lo cierto es que en ese momento no estábamos todos y merecía más la pena dejarlo para más adelante. Asi queda demostrado, que el Jefe de Estudios es bueno y misericordioso (¿a qué me suena esto?) En fin, que con su amplia sonrisa, acepto la propuesta.

Seguimos charlando de todo: los temas del país, de las jubilaciones que iban a llegar muy pronto para algunos de los presentes y de los dinerillos que quedarían. Una noche muy agradable… hasta que llegó la hora del “bocata de caramales, amén del de atún con tomate”. 

Con mucho cuidado y tiento, apuntamos en una servilleta: seis de calamares y dos de atún con tomate. Antes, Antonio Gómez me decía muy bajito:

-Andrés O. llamo al amigo, el que vive en las alturas, y no me hace ni caso. Efectivamente rondaba de un lado para otro y no conseguíamos que nos prestara la atención. Por fin lo logramos y le dije:

-Por favor, para este Señor, una copa de vino y luego… para ponérselo más fácil, le entregué la servilleta donde constaban seis rayitas para los de calamares y dos para los de atún con tomate. (Habíamos pedido sólo dos de atún con tomate, ya que el insigne Paco Sánchez, no le apetecía aún. Y sin más se marchó)

Al rato trajo la copa de vino para Antonio Gómez. Más tarde, le tocó el turno a los bocadillos y… siete, ocho y tres de atún con tomate. ¿Tres, si habíamos pedido dos? Como es el que manda hizo lo que le… dio la gana. Sin decirle nada, para no herirle en sus adentros, ¡qué adentros, si le importa tres pepinos! Menos mal que tuvo la gran amabilidad el Sr. Sánchez de tomarse el de atún con tomate que había traído de más. ¡Menos mal que puse el pié derecho al entrar; si pongo el izquierdo estamos aún comiendo bocatas!. 

Pero, como dice el cuento, aquí no acabó la Historia. De eso creo que ninguno nos dimos cuenta. Veréis:

Como nuestro Carlos estaba de un lado para otro, haciendo su magnífico reportaje de foto. Cuando ya su estómago estaba avisando de que quería algo, le pidió al de la mente lúcida, un bocadillo de atún con tomate. ¿Sería vidente ese Señor y por eso llevó tres?. Esta vez muy diligentemente viene con el bocata y no tiene más ocurrencia que colocárselo a Paco Moreno: no dijo nada y empezó a comérselo, porque el hambre le podía más y a lo mejor le estaba haciendo un favor nuestro diligente camarero. O por lo menos eso pensaba él. ¡Que va… la bronca se la llevó cuando aún no se había tragado el primer bocado… Viene acalorado el de la tez blanca y poniéndose delante, le dice:

-Ese bocadillo no era para usted, era para otra persona: seguro que se referiría a Carlos. 

¡Paco, cuando es Paco, le contesta!:

-Yo que sé si era para mí o no, el caso es que usted me lo puso delante, luego se lo pagaré, no se preocupe.

Al rato, viene con el que le correspondía a Carlos.

Yo me despedí pronto, con gran pesar mío: ya no aguantaba más, no a los locuelos que allí estábamos sino a mi situación.

Primero, como es de rigor voy a la barra a pagar, para no molestar a nuestro… Allí mismo estaba nuestro Paco Moreno, discutiendo sobre el pago que debía hacer y comentaba lo del bocata que le había puesto delante (yo me acorde del juego de cartas que se dice: carta en la mesa queda presa) Pues pasó lo que tenía que pasar, que se lo comió Paco. Pagó y en paz.

Pero cuando me toca a mí, le dije que me había tomado una copa de vino y el bocata. El señor ese, el que había discutido antes con Paco, viene y le dice algo al que cobra, que tampoco tiene dos miradas… le pega más ser el cobrador del tren de la bruja, viene y antes de llegar se vuelve otra vez para la caja. Se acerca nuevamente y me dice:

-Si claro, la otra copa la había pagado su compañero (se refería a Manolo Vida).

Seguro que quería cobrarme dos copas.

¿Que hablaron entre los dos? no lo se, el caso es que me cobraron bien.

Algunos amigos siguieron un rato y mira por donde se presentó Antonio Martínez Rangel. Luego como suele suceder, siguieron unos poquitos más casi hasta la hora de cierre. Lo mismo que yo hubiera hecho.

Creo que sabéis perfectamente el sentido de diversión y picardía que quiero poner en estas letras. Vaya por delante mi respeto profundo a esas personas que nos atienden (pero, coño, que se rían un poquito. Jeje)

Será en septiembre cuando nos veamos y a lo mejor está calentito…

Un abrazo muy fuerte para todos, sobre todo para aquellos que estuvisteis presentes en nuestro corazón. Incluidos los amigos de Miguel y como no a Luís, el amigo de Francisco Cesar que en estos momentos en que estoy terminando me he enterado que le han dado el alta de la intervención que le efectuaron hace unos días. Y si hay alguien más, ahí va otro montón de abrazos.

Andrés Osado 31-08-2015

4 comentarios:

  1. Andrés, Gracias por tu magnifica crónica.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  2. El propósito esta conseguido, mientras escribo una amplia sonrisa se hace presente. Me impresiona tu sagacidad, a la vez que tu facilidad para transmitir a nuestro entender lo vivido. !que te mejores! Lo deseo de verdad.

    ResponderEliminar
  3. Fue un placer pasar ese rato con vosotros. Hacia tiempo que no os acompañaba, pero sabéis las causas.
    Procurare reponerme, entre otras cosas, para daros caña.
    Andrés, gracias y animo...... muchos , muchos animos.

    ResponderEliminar
  4. En mi distancia, quiero confesar que tus crónicas me son tan íntimas, me encuentro tan en Plateros, que no solo os veo y os siento cerca; luego alguno se extraña que después de cincuenta años les hable como si le hubiera dicho "¡buenas noches! hace un rato antes de subir a mi dormitorio" pues decía que me siento tan allí que solo me falta ponerme un collarín de ajos de Transylvania para protegerme del níveo camarero.

    ResponderEliminar