jueves, 29 de junio de 2017

Felicidades

Oídme muchachos:

Como no estoy en el grupo grande del wassapt, quiero, desde este medio que tan bien domino, felicitar por su onomástica a todos nuestros Pedros y Pablos, que yo recuerde, así a bote pronto: don Pedro Antonio, Pedro Calle, Pedro Urbano, Pedro Soldado, Pablo Bosch... No me sale ninguno más, pero si lo hubiere que se dé por aludido. José Pablo Pérez Pareja no vale, él lo celebra en san José.

Saludos y abrazos para todos.

jueves, 15 de junio de 2017

24ª Reunión del Grupo del Madrid en Aranjuez

24ª Reunión de grupo Vicariano de Madrid y comida en Aranjuez

15 de junio de 2017










La ausencia de crónica es debida a la ausencia de Andrea y Antonio que quedaron en Móstoles a la espera de un tiempo más fresco.

Rafa Vilas

miércoles, 14 de junio de 2017

Las veinticuatro horas de Conil

ESTA VEZ NO FUE A POR TOMATES, SINO A LAS VEINTICUATRO HORAS DE CONIL DE LA FRONTERA


− ¡Cariño, prepárate, hoy te voy a llevar a ver a mi amigo Rafa Raya!

Fargo, que así era su nombre, se preparó en un visto y no visto. En realidad, ella siempre estaba preparada, anteponiéndose a las inesperadas ocurrencias de su inseparable pareja. Esta vez no iba a ser distinta. Aún recordaba, no hacía mucho tiempo de ello, su aventura con los tomates.

A las seis de la mañana, estaba toda acicalada en la puerta de la casa sonriente y feliz. Su compañero, abrió la puerta y se sentó: era un apuesto caballero de alegre sonrisa y larga coleta, algo cansada ya por el tiempo, que temerosa se ocultaba, bajo un sombrero de estilo borsalino, aderezado con cinta negra, la que le confería un alto estado de nobleza palmeral. Enseguida, con suavidad, accionó la llave de contacto y Fargo, rugiendo toda contenta, se puso en camino.

− ¡Vamos niña, no te entretengas, que hoy tenemos un buen trayecto que recorrer!

Inesperadamente, cuando ya llevaban unos cuatrocientos kilómetros recorridos, Fargo, se sintió indispuesta. Tanto es así que le fue imposible continuar la marcha. La tristeza embargó a Miguel, que así se llamaba su incansable compañero… percátense que he dicho tristeza y desánimo. Enseguida llamó a las asistencias y tras adjudicarle otro vehículo, mientras llevaban a Fargo al hospital de urgencias, se dirigió a su punto de partida. Lejos de desistir en su empeño regresó, Miguel, a su casa. Allí, triste y apesadumbrado, estaba su otro compañero. Al verlo, una mueca de sorpresa invadió su carrocería (nunca mejor dicho. No se trata de una metáfora, sino de su natural apariencia)

− ¡Adelante, Segundina, hoy saldremos tú y yo! (el nombre está claro, siempre lo utilizaba como segundo plato, cuando le faltaba la que más estimaba. Pudo haberla llamado Mercedes, pero ya se sabe, en cuestión de amores…) hoy vamos para Cai!

Segundina estaba ya acostumbrada. Aceptaba con resignación lo que su nombre suponía. Por eso no preguntó el por qué de esa repentina situación. Diligentemente obedeció y se puso en camino.

Miguel, como si tal cosa, emprendió nuevamente la marcha, en dirección oeste. A él no le importaban los kilómetros. Entre música, pensamientos, canciones y más kilómetros (casi mil) el cansancio fue haciendo mella en nuestros amigos. Pararon en una gasolinera, ya próxima a Sevilla, y preguntaron a un dependiente:

− ¿Amigo, sabe usted de un hotelito donde pasar la noche?

− Creo que lo más interesante para usted es que se ponga, cómodamente, en el asiento trasero de su compañera y trate de dormir esta noche, lo mejor posible. Por aquí no va a encontrar otra cosa – le contesto el dependiente.

Dicho y hecho, hubiera preferido a Fargo, pero a falta de pa…

Miguel se acopló como pudo y durmió durante toda la noche. El cansancio pudo con él y los primeros rayos de sol, le dieron la señal para emprender nuevamente el camino.

Casi llegados a Sevilla y comprobando que Rafa debía dormir plácidamente (el móvil daba señal de apagado) empezó a dudar por donde tirar para tomar la autopista hasta Cai. Después de unas cuantas vueltas y revueltas (algo natural en sus viajes, ya que de camino le servía para visitar la ciudad) tomó la correcta decisión:

− ¿Por dónde tiramos ahora Segundina?

Ella, encogiéndose de hombros, no supo qué responder. No llevaba navegador alguno como para satisfacer los deseos de su amigo.

− Para un segundo, Segundina, en esta esquina y le preguntaremos a esta señorita tan guapa –dijo inesperadamente Miguel.

− Por favor, señorita, ¿puede indicarnos el camino para tomar la autopista hacia Cádiz?

La guapa sevillana, muy diligentemente, le explicó todos los pormenores de la dirección a tomar. Pero, tras un breve silencio, les dijo:

− Yo voy para allá y os puedo dejar muy cerquita, para que no os perdáis (quizás tuvo que verles la cara de despistados y tuvo compasión de ellos) 

Miguel muy diligentemente se montó en Segundina y dándole al contacto, ésta no reaccionó.

− ¡Cachis en diez (creo que dijo otra cosa) por lo que más quieras, no me dejes tirado como Fargo!

Pero Segundina no “interactuaba” (o sea, que se caló). Tras varios intentos logró poner todos sus sentidos en funcionamiento, pero… ¡mire usted por dónde, la voluntariosa sevillana se había pirado! ¡Se había pirado!

Menos mal que nuestro querido Miguel, recordó lo indicado por la chica y logró llegar a la autopista.

Tras unos kilómetros, se paró en la primera gasolinera y pudo establecer comunicación con Rafa. Unas explicaciones bastaron para aclarar y despejar las dudas.

Vuelta a la carretera, pero después de muchos kilómetros y no encontrando a ninguno de sus amigos Guardia Civiles ( no para preguntarles por los tomates, sino para que le ayudaran, porque se encontraba totalmente perdido) Nuevamente parada y llamada.

− ¡Pero Miguel, te había dicho en la salida doce y vas por la cuarenta! –fueron las palabras de Rafa. 

Tras otra explicación, vuelta atrás y esta vez, sí pudo llegar, no a tiempo, sino… llegar. ¡Uf! Había salido el lunes, día 12, a las siete de la mañana y llegó a Conil sobre las 10 horas del día siguiente. (recuerdo que un tío mío tardaba más o menos eso, en llegar desde Holanda a Sevilla) Lo importante es que… ¡llegó!

Estas fueron las nobles andanzas de ese hidalgo caballero, que no de la triste figura.

De tristeza nada, hasta se la pudo quitar a nuestro entrañable Rafa Raya. Vean si no, lo alegres que se quedaron con el encuentro.

¡Grande Miguel!

Un abrazo a todos y cuidaos.

Andrés Osado, 14 de junio de 2017
(día de la operación de Antonio Martínez)