sábado, 9 de septiembre de 2017

UNA CRÓNICA AL ALIMÓN

EL  REENCUENTRO

Pedro.- Tras el emotivo y rejuvenecedor encuentro en el Patio de los Naranjos, este pasado mes de abril, quedaba abierta una ilusión de reencuentros entre los viejos amigos de aquel lejano Preu de 1970-1971: Manuel Jurado, Antonio Roldán, Paco Carrillo, Ángel Lucena, José Antonio Naz y Pedro Calle, junto a sus encantadoras compañeras. No tardamos en valorar la posibilidad de volver a encontrarnos el próximo curso abriendo el abanico de participantes a otros compañeros que así lo desearan.

Pero vayamos a los hechos. Correo electrónico y teléfono encendieron las expectativas de algunos reencuentros este mismo verano. La mejor carambola nos reuniría a Manuel Jurado, Antonio Roldán, Miguel López y a mí, junto a nuestros respectivos familiares. Miguel y yo planeamos pasar el día, todos juntos, en la Isla Tabarca (Alicante). Antonio nos había anunciado que vendría a Alicante con Censi, en agosto, a visitar la Exposición de los Mayas, a ver a su hija María y a disfrutar una semana y media de vacaciones. Manuel y Manuela nos comunicaron que se reunirían con sus familiares en Villajoyosa durante unos días de veraneo.

Antonio.- La verdad es que acostumbramos visitar muy frecuentemente Alicante por varios motivos, uno de los principales es porque en ella reside y trabaja como embrióloga nuestra hija mayor, María. Pero este año no podíamos pasar por alto acudir a la Exposición Internacional “Mayas. El enigma de las Ciudades Perdidas” que se celebra en dicha ciudad, pues presenta sugerentes piezas traídas hasta el Museo Arqueológico de Alicante desde diferentes partes del mundo: Museo Nacional de Guatemala, Fundación Ruta Maya, Colección Neria Herrera, Museo de Etnología de Berlín y el Rautenstrauch Joest Museum de Colonia.

El Hombre jaguar. La escultura monumental del hombre con atributos de jaguar. 
Período Clásico Temprano (250–600).
Una de las muestras más interesantes y enigmáticas de la Exposición.
Puede uno pasear, en dicha exposición, por la selva, donde entre sus grandes árboles se aprecian las ruinas de las pirámides, observatorios y templos. Pero lo más importante es el misterio de su creación, dioses, contactos interestelares y sobre todo de su desaparición como cultura y raza… misterios que la ciencia oficialista no explica mientras, en su endogámico orgullo, elude aceptar las teorías de otros que sí dan una posible explicación a ciudades como Tikal, Palenque, Chichen Itzá, Copán o Calakmul.

Máscara de Jade. Periodo Clásico (900 a.C.).
Muestra Exposición Maya
También era objetivo de estos días el encuentro con algunos de los antiguos amigos que nos reencontramos en Córdoba la pasada primavera.

Pedro.- Los mejores planes del reencuentro se diluyeron, ya que Antonio y Censi regresarían a Cabra el día 14 de agosto mientras que Manuel y Manuela no vendrían por aquí hasta el 4 de septiembre.

Antonio y yo concretamos el lugar de encuentro en el hotel Meliá, donde se suelen alojar en sus visitas a Alicante, a las 20:30, hora en que el calor cede y la ciudad de Alicante comienza a bullir con creciente intensidad.
    
Esa misma mañana me llamó por teléfono Miguel para que nos viéramos ambos por la tarde con “Palito” que estaba de paso por Alicante. Le ofrecí un cambio de horario con cerveza y aperitivo de media mañana en Mutxamel, pero al final no logramos quedar.

Explicaciones y pormenores ya están dados. Falta añadir, antes de relatar el reencuentro anunciado, que Manuel y Manuela, Miguel, Mónica y yo intentaremos pasar un día en Tabarca, (¡adelante con los faroles!), la segunda semana de septiembre, si todo va bien. ¡Cómo alivia la amistad el persistente calor de este húmedo verano!

Antonio.-  Tanto a Censi como a mí nos gusta hospedarnos en el Hotel Meliá, cercano a un bellísimo lugar, “La pasarela de la Volvo”, construida sobre uno de los diques del Puerto con motivo de la primera salida de la Regata Volvo Ocean Race que se celebró en Alicante, en el año 2008 y dio la vuelta al mundo.

Pasarela Volvo. Construida sobre uno de los diques del Puerto
con motivo de la primera salida de la Regata Volvo Ocean Race
Es lo más parecido posible a caminar sobre el mar. Queda al margen del tráfico, comercios, vendedores ambulantes y el bullicio de la ciudad, de modo que al caminar por él uno sólo oye el sonido del mar y del viento, con las olas rompiendo justo debajo.

Pedro.- Tras dejar el coche en el parking del Meliá nos dirigimos a la entrada del imponente hotel enclavado entre la playa del Postiguet y el Puerto de Alicante. Nuestros amigos no aparecían. Echamos mano del móvil pero el número de Antonio estaba comunicando. Mientras la recepcionista me decía que no cogían el teléfono en la habitación de Censi y Antonio, aparecieron ellos con una bonita sonrisa en sus semblantes. Intercambio de abrazos y besos. Antonio nos comenta a continuación que debió atender una llamada inesperada cuando se disponían a bajar.

Vista del Mediterráneo desde una balconada del Meliá Alicante.
A continuación dejo ver mi escasa pericia como guía y Antonio sugiere un lugar para sentarnos tranquilos mientras tomamos cervezas y vermut. El sitio se lo ha recomendado su hija María: una terraza de la plaza de la iglesia de Santa María. Acierto total pues el lugar está aislado del ajetreo turístico, es agradable y permite conversar convenientemente.

Antonio.- Mientras nos dirigíamos al lugar, por la Explanada del Puerto, divisábamos en el Monte Benacantil, recortándose sobre el horizonte cercano, el Castillo de Santa Bárbara, asentado sobre la famosa roca “Cara del moro”. Esta visión nos rememoró la leyenda que nos revela la procedencia del topónimo de la ciudad de Alicante:

“Cántara era una musulmana, hija del Califa de aquel reino de Taifas. Dicha joven poseía una belleza sobrehumana y no fue de extrañar que dos jóvenes se enamorasen perdidamente de ella, por lo que el Califa decidió que uno de esos dos jóvenes sería un buen marido para su hija, pero ¿cuál de los dos?

Vista de la Playa del Postiguet. Actividades deportivas de remo
El Califa, ante el dilema, tomó la siguiente decisión: los pretendientes, ambos caudillos del moro Muza, deberían llevar a cabo una tarea determinada. Almanzor, aceptó ir a la India para conseguir raras especias que ofrecer a su amada, mientras que Aly se comprometió ante el Califa a cavar una acequia enorme capaz de conducir el “agua verde” a Alicante desde Tibi.

Mientras que Almanzor surcaba rápidamente los mares con sus barcos hacia las Indias en busca de especias, Aly no cumplió su trabajo: se dedicó a escribir poesías a su amada e ir hablando de su belleza por doquier. Cántara se enamoró de él perdidamente y se entregó a Aly en alma y cuerpo.

.- Panorámica de la Plaza del Ayuntamiento y fachada del mismo.
Al pie del primer escalón de este edificio se encuentra la 
“cota cero sobre el nivel del mar” de la Península Ibérica. 
Cuando llegó Almanzor a la costa de Alicante con sus barcos cargados de especias, el Califa le concedió la mano de su hija. Aly, desesperado por la noticia, se tiró al vacío por un barranco del Benacantil. Cántara, sumida en la desgracia por la pérdida de Aly, decidió seguir sus pasos y se precipitó al mar desde el risco de San Julián, que desde entonces vino a llamarse “El salto de la reina mora”. Se comenta que el Califa murió de tristeza y que, sorprendentemente, su efigie apareció grabada en el monte Benacantil. La corte, impresionada por los hechos, decidió llamar a la ciudad “Alicántara”, de donde procede el nombre actual, Alicante…”

Pedro.-  Como suele ocurrir, Censi y Mónica emprendieron su diálogo por un lado mientras Antonio y yo lo hacíamos por el otro. No voy a reflejar aquí el cariño que siente Antonio por sus tres hijos y lo orgulloso que está de ellos. Por mi parte, le comento nuestra aproximación a la meditación de registros Akásicos, que nos ha proporcionado conocimientos inesperados sobre anteriores reencarnaciones. La conversación derivó poco a poco hacia experiencias de conciencia no ordinaria. Antonio, prudente también ante las creencias no científicas, me contó un caso extraordinario de salto espacio-temporal que me dejó alucinado. No es para menos:

“Una pareja de conocidos suyos viaja entre Espejo y Badajoz. Este viaje entre su pueblo y la capital lo realizan con relativa frecuencia. En dichas ocasiones acostumbran a parar, para repostar, en una gasolinera que se encuentra a medio camino. El día declina cuando se desvían de la carretera y se dirigen a su gasolinera habitual.

Mientras se aproximan, comentan que no parece la misma de siempre, que está como envejecida y estropeada. El encargado es un hombre al que no han visto antes. Hablan con él y descubren que se hallan en un lugar de Perú. Sí, en Sudamérica. El resto del relato lo obvío pues se refiere al esfuerzo de la pareja por regresar a España tras reunirse con el embajador español y atender todo tipo de interrogatorios sobre si habían tomado un barco o un avión”.

Antonio.- Entre estos y otros temas discurría la conversación, en la agradable y preciosa Plaza de la Iglesia de Santa María. Al levantar la vista divisábamos las palmeras, y sobre ellas, “El Castillo de Santa Bárbara", sobre el monte Benacantil, con su “Cara del moro” por la similitud del perfil de la misma con el del rostro del Califa, cuyo turbante es coronado por las torres almenadas del castillo.

Palmera y vista de “La cara del moro” en el Monte Benacantil.
En su cima el Castillo de Santa Bárbara.
La palmera es un emblema de Alicante y su provincia. Según la tradición, todas las palmeras de España descienden de una que plantó Abderramán I con sus propias manos en el jardín de su palacio de Córdoba.
Los versos de Miguel Hernández, El silbo de afirmación en la aldea, nos servirán de evocación para el loor de la palmera en estas fechas.








Alto soy de mirar a las palmeras,
rudo de convivir con las montañas...
…Como una miel muy lenta destilada,
por la serenidad de su caída
sube la luz a las palmeras: cada
palmera se disputa
la soledad suprema de los vientos,
la delicada gloria de la fruta
y la supremacía
de la elegancia de los movimientos
en la más venturosa geografía…

Pedro.- Dejamos la plaza de Santa María y comenzamos a pasear por la Rambla hacia calle Castaños, calle céntrica peatonal plagada de terrazas turísticas. Allí nos conduce Mónica para que cenemos en plan picoteo. Nada de bocata de caramales, que aquí no se acostumbran servir de tal guisa.

Interrumpimos las conversaciones a dos bandas para elegir terraza, mientras los solícitos camareros de unas y otras nos ofrecen sus mesas a cada paso. Ya instalados, pedimos una bandeja de quesos y jamón de bellota junto a una ensaladilla rusa y unas patatas bravas, todo ello acompañado de unas cervezas Radler. La charla se ha vuelto más personal y Antonio me participa sus actuales lecturas, proyectos y ocupaciones. Le pregunto por su galería fotográfica en Internet y me contesta con absoluta modestia que él suele hacer “apuntes fotográficos de la realidad” para luego recrearlos y trabajarlos con un procesador PSP. Le contesto que sus fotos son artísticas y espectaculares más allá del procesado fotográfico con el que remata sus capturas.

Mencionaré, ya que es para mí un tema sensible, que retoma actividades con el Grupo Poético Manantial del que fue cofundador y director de su Revista, y que está trabajando en un proceso de investigación, Egabro, la ciudad literaria, que se editará en un libro; y en otro, titulado Aquel muchacho, (dentro del corpus novelístico Fantasmones amarillos) de relatos autobiográficos. ¡Ya estoy impaciente por leerlos y aún están a medio redactar!

Antonio.- Me preguntas por mi fotografía, Pedro, y te explicaré el triple proceso de creación que he llevado a cabo: primero trabajé con el carrete tradicional de distintas ASA de revelado y su traslación al papel. Más tarde me interesé por el mundo de la diapositiva, pues pienso que es la auténtica fijación en el cliché de lo que ves y de lo que trabajas personalmente. En la actualidad, desde que apareció el mundo de lo inmersivo de la cámara digital, tomo apuntes fotográficos de la realidad y de ese mundo que lo aparentemente físico tiene detrás y qué sólo los poetas y los fotógrafos advierten; luego llega el momento de la recreación de esas imágenes a través de la ayuda que te ofrecen los distintos procesadores; es como disponer de un laboratorio personal.

La fotografía es la rúbrica de la luz en las cosas, la escritura de la sombra en contraposición a ella misma o hacia la luz y viceversa…  como su propia etimología indica: Φωτοs = luz + γραφία = escritura...

Pedro.- De camino a la última terraza donde vamos a sentarnos, Censi y Mónica visitan juntas los puestos de artesanía del Paseo de la Explanada. Comentamos que parecen amigas de toda la vida.

Ya instalados en la terraza del Peret, Mónica me disuade de tomar café granizado con bola de nata. ¡Pero si sólo es la una de la noche! En fin, me resigno a tomar una limonada, tan fuerte que ni el sobre de azúcar ni el agua que me suministran me facilitan suficientemente el bebedizo. Censi se animó con un cubata de ginebra y Antonio con una copa de helado, que al final no pudo terminarse. Mónica, tomó un sorbo de mi agua, evitando el exceso (para ella) de la copa nocturna.

Antonio me propone la lectura de un artículo-ensayo, publicado en la Revista “El Paseo Cultural” que escribió hace tiempo, Satanismo, blasfemia y homosexualidad en García Lorca, en el que desvela vivencias y experiencias desconocidas del mítico poeta granadino. Está dispuesto, incluso, a hacérmelo llegar por correo ordinario. De nuevo quedaré en deuda con él, pues no hace mucho me regaló sus dos libros poéticos: Rumor de cinta que ondea y Los paisajes y el amor, enviándomelos por correo. Por otro lado nos aconseja la visita nocturna de la Mezquita-Catedral de Córdoba, y está dispuesto a coincidir con nosotros para volver a disfrutar la experiencia. (Post data: recibí la revista, el artículo es genial).

Antonio.- Tranquilamente acomodados en la terraza del “Peret”, tomando los últimos refrescos, y continuando con nuestras conversaciones variadas esta vez a una sola banda: Mónica, Censi, Pedro y yo, divisamos frente a nosotros, por el lateral del Puerto, una curiosa escultura, “El regreso de Ícaro con su tabla de surf” de la escultora Esperanza O’rs (1999). Ícaro, joven desnudo que parece caminar sobre las aguas y se encamina a la “Escalinata de la Reina”.

El regreso de Ícaro con su tabla de surf, de la escultora Esperanza O’rs (1999)
Esta escalinata se llama así en honor de la reina Isabel II, que estuvo en Alicante en mayo de 1858. Vino a este lugar en tren, cuando se inauguró la línea del ferrocarril Madrid-Alicante. Desde entonces esta ciudad del Levante Español fue creciendo en prosperidad.

Pedro.- Abandonamos la terraza y decidimos acompañar a nuestros amigos Censi y Antonio hasta su hotel. Al llegar, descubrí que el parking estaba cerrado. Fui hasta el cajero del mismo y le comuniqué al encargado mi problema.

- El parking se cierra a la una y media –me comunicó el uniformado encargado- Pero no se preocupe, en cuanto pague el peaje yo le abriré el candado de la entrada.

- ¿Y qué hora es?

- Las dos menos cuarto.

     Pagué, me abrió y me dio algunas instrucciones para alzar la barrera a la salida del parking.

     Tras una larga despedida de nuestros amigos, les confieso que me saben a poco las cinco horas que hemos pasado juntos. Pero todo debe seguir su cauce y tras los besos y abrazos nos dejamos ir cada mochuelo a su olivo.

     Con la cabeza y el corazón rebosando emociones nos dirigimos con nuestro coche a la salida. La magia del código de barras no funcionó y hube de recurrir de nuevo al encargado. Éste, tras comprobar que no nos habíamos excedido en el tiempo dedicado a despedirnos, me acompañó hasta la barrera.

- Debe usted aproximar el coche al poste del lector. Yo le pasaré el recibo con el código de barras.

- Gracias. –Esta vez funcionó la magia electrónica y se abrió la barrera.

     De regreso a nuestra vivienda en Mutxamel fui pensando en el compromiso adquirido de escribir un borrador del reencuentro. Antonio y yo al alimón, habíamos decidido dejar constancia así de nuestra amistad atravesando el tiempo y el espacio, en una fantástica pirueta de afecto y complicidad.

     Gracias, una vez más, al cielo que nos ha dado la oportunidad de vivir esta impagable experiencia, impensable hace tan sólo un par de años.

Pedro Calle Ballesteros y Antonio Roldán García.
Alicante, mes de agosto del año 2017.  

17 comentarios:

  1. Gracias a ambos por tan encantadora crónica. El juego del "alimón" la hace aún más entretenida y agradable. Os reitero mis felicitaciones.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias a ti, Rafael, por el celo que has demostrado mimando la edición de la Crónica y publicándola con una celeridad que para sí quisieran los olímpicos.
      Feliz verano (lo que queda) y fuerte abrazo.
      Pedro

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    2. Rafael, has cuidado excelentemente el artículo, así como las ilustraciones que lo acompañan. Veo que eres un gran wesmaster.
      Muchas gracias.
      Un abrazo.

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  2. Buen tándem. Excelente crónica. Tener amigos así es una delicia. Aprendo con vosotros y de manera gratis. Gracias por vuestro esfuerzo. Antonio, a ver si te prodigas más con tu buen hacer (Si tienes blog, por favor, le podías mandar a Rafa Vila el nombre, para que ponga una entrada en nuestro blog. De tus libros manda la referencia de los mismos) Lo que digo a Antonio, lo hago extensivo para todos.
    Nuevamente gracias por vuestra crónica. Un abrazo

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    1. Gracias por tu gentileza, Andrés. Me sugieres (uno más) lo del blog personal; no he tenido nunca la intención de elaborarlo, pero me lo voy a pensar de aquí en adelante. Mi acción cultural es más directa y lejos del espectro virtual. (Excepción de mi página de fotografía en internet.)
      Me alegro de poder compartir con todos vosotros esta página.
      Un cordial abrazo.

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  3. Querido Andrés. Yo también aprendo de ti y admiro tus excelentes crónicas y artículos de memorias. Confío en que Antonio se prodigue un poco más en el blog y nos regale algún capítulo de "Aquellos muchachos", pero es un hombre muy atareado culturalmente y le gusta hacer bien cada cosa. En cualquier caso es asunto suyo, aunque yo también le animo a participar más en el blog "hornachuelos 63".
    Dices que aprendes gratis. Entonces es cierto el rumor de que tomas clases de escritura. Mi opinión es que leer es la mejor escuela. Un amigo me recomendó leer a Raymond Quenau para redactar mejor. Leí un par de novelas suyas, como ahora lo hago con Hernry James y antes con Isaac Bashevis Singer, intentando mejorar. Es posible que mi expresión escrita haya mejorado con esas lecturas pero sigo considerándome un desastre: caótico y simplón. Posiblemente la única clave sea la auto-corrección. En cualquier caso yo sigo leyendo todo lo que publicas en el blog, porque me gusta.
    Un abrazo.
    Pedro

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  4. Pedro y Antonio: vuestro relato al alimón me ha parecido la mar de interesante. Primero, por la novedad, resulta más entretenido. Y luego, por el contenido. Bueno, o al revés, me da igual. Disfruto un montón con la manera en que lo ilustráis. Nos hacéis aprender a todos. Muchas gracias.
    Abrazos.

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    1. ¡Hola, José María! Te agradezco tu gesto de gratitud. Recuerdo ahora cuando cursábamos cuarto curso en el Seminario de Los Ángeles. Nos daba clase de Literatura Española don Francisco Mantas y realizamos una redacción sobre cierta lectura que nos hizo él en alta voz sobre una comadreja llamada "Fuseline". Comentó en clase la tuya y la mía diciendo que se había llevado una gran sorpresa en la forma cómo narrábamos. No sé si tú recordarás esa anécdota; yo conservo aún la cuartilla con la redacción corregida por él.
      He leído tu "Del Breviario al Vademécum" y me ha provocado una sonrisa intelectual bastante agradable.
      Te felicito.
      Un cordial abrazo.

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  5. Muchas gracias, Fili.
    Aprovecho para desearte una feliz etapa en vuestra nueva residencia. Siempre se echa de menos lo que se deja atrás pero pronto disfrutamos de lo que nos ofrece la vida en el nuevo puerto.
    Un abrazo.
    Pedro

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  6. Pedro y Antonio, magnífica la descripción del entorno, y del feliz encuentro de antiguos compañeros al calor de la amistad.
    Un abrazo.
    Juan Martín.

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  7. Queridos amigos Antonio y Pedro. Me gustaría ser lo más imparcial en mi comentario pero temo no conseguirlo pues además, por muy pocos días, no fui también protagonista en vuestra crónica.
    Me ha parecido rompedora, original y muy entretenida de leer. Llena de multitud de detalles curiosos sobre la ciudad de Alicante.
    Por una parte me ha dado un poquito de pena, no poder compartir con vosotros esas horas que pasasteis juntos, con la amable compañía de vuestras esposas. Por la otra parte, me he quedado muy satisfecho al leer vuestra crónica al alimón, porque así he disfrutado mucho de todo lo que contáis. Historias que desconocía y detalles que seguramente, se me habrían escapado, estando inmerso en una amigable conversación.
    Recibid mis más calurosas felicitaciones y desde aquí os mando un fuerte abrazo.
    Manuel Jurado.

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    1. Amigo Manuel, muchas gracias por todo: por tu amistad, por tu afán de convocarnos a todos los antiguos compañeros entorno a una idea común. El reencuentro en Alicante con Mónica y Pedro fue muy agradable, reconfortante y fructífero al mismo tiempo. Quiero traer a colación aquí, esa casualidad que nos proporcionan los nudos del tiempo y cómo, cuando te llamé desde la piscina del hotel, estabas celebrando tu aniversario de boda...
      El triángulo espacio-temporal rompió entonces sus vértices y entendí que hay cosas por encima de las casualidades...
      Os mandamos desde este lugar un fuerte abrazo, tando de Censi como mío, a Manuela y a ti.

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  8. Muchas gracias Juan Martín y Manuel.
    Sin vuestros ánimos y los de los demás compañeros, Rafael, Andrés y Fili, ni siquiera nos hubiéramos parado a contar nada. Las fotos y la semblanza de Alicante a cargo del maestro Antonio Roldán, nuestro Argan del Seminario, le dan empaque a mi sencillo relato.
    La fuerza interna de cuantos escribimos en el blog es ese apoyo mutuo, esa amistad sin estridencias, esa sinceridad libre de intolerancias entre quienes saben quererse y respetarse.
    Habrán nuevos encuentros, nuevas crónicas y sobre todo la incombustible ilusión de seguir unidos más allá de las paredes y muros donde nos formamos.
    Abrazos fraternales.
    Pedro

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  9. Mi mujer y yo hemos disfrutado de unos días de desenfreno por tierras bávaras, de ahí mi retraso en la contestación.
    No recuerdo, Antonio, lo de Fuseline. Sin embargo, sí que recuerdo una redacción que nos mandó el Mantas acerca del mar. Lo pasé fatal porque por entonces yo no había visto nunca el mar. Ni siquiera en la tele. Jajaja.
    En san Pelagio te tenía cierta envidia sana porque yo era el empollón, y, sin embargo, tú me ganabas en francés. Y estaba bastante picado contigo. Jajaja.

    Un abrazo.

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  10. Antonio y Pedro acabo de leer vuestro relato y a pesar de los años transcurridos me ha parecido agradable e interesante, tanto por el contenido con anécdotas y vivencias personales como por la forma de presentarlo. Me ha gustado conocer el origen del nombre Alicante y de que las palmeras españolas descienden de la que plantó en Córdoba el emir Abderramán I.
    Un cordial saludo para ambos

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    1. Releyendo esta publicación he descubierto tu amabilísimo comentario.
      Hace mucho que no tenemos por aquí noticias tuyas, concretamente desde tu poesía "Busca a tus amigos".
      Espero te encuentres bien de salud y ánimos y, en cualquier caso, me comuniques cómo te va y qué haces en estos tiempos tan complicados. Me hallarás bien dispuesto a ayudarte en lo que me pidas y pueda ayudarte..
      Un gran abrazo, amigo Fernando.

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