martes, 31 de octubre de 2017

REUNIÓN DE LOS VICARIANOS CORDOBESES

PARROQUIA VIRGEN DE LINARES
Córdoba, 26 de octubre de 2017

El día se presentó radiante: no sólo porque lucía un sol magnánimo, sino por el cambio de sede y hora. Esta vez sería, a propuesta de Manolo Vida, en su Parroquia y en horario de mañana, a partir de las 12 horas. 

Lo de llegar a partir de las 12, no se lo crean ustedes. Mucho antes, algunos ya estaban allí. Fue el caso de Paco Nieto que incluso llevaba el perol casi hecho: el día anterior ya había preparado el refrito para echar sólo el agua. También Manolo Vida había colocado el líquido elemento, en el frigorífico, para que se fuera enfriando. Estos chicos son geniales. Otros, conforme iban llegando ayudaban en otros menesteres. Lo cierto es que todos, como es nuestro natural, echábamos una mano.

Poco a poco se fue llenado de alegría el hermoso salón que por su acceso de la Puerta Sur, iba a constituir el Centro de Operaciones. Pues bien, nada más entrar por esa Puerta, cual elegante anfitrión nos daba la bienvenida un ceremonioso perol, del que hablaremos más adelante. A su lado, con mandil en ristre y sonrisa placentera, como preludio del deber cumplido, se encontraba el cocinero, Paco Nieto. Por supuesto, deambulando de un sitio para otro, pasando casi desapercibido, se dejaba notar la presencia de Manolo Vida. ¡Que sitio tan acogedor nos había preparado! Un amplio salón de “estilo modernista” muy alejado de aquellos otros “fernandinos” que son muy frecuentes en nuestra vieja ciudad (¿a que ha quedado bien?) Ale, sigo: El “sancta sanctorum” un elemento de elegante factura del siglo XVII, se ubicaba en la parte central, algo colocado hacia la derecha (¡Eh, cuidado! Que no voy a empezar a hablar de política) ¡Jo!, si es que me gusta enredar las cosas, podría haber dicho que el frigorífico estaba en un rincón y que lo del siglo XVII era por lo de la pila años que soportaba sobre sus espaldas, ya hubiera terminado… pero… no habría quedado tan bonito, ¿no os parece? Sigo: a la derecha, orientada al Este, se encontraba una puerta que daba acceso a unos cuartos, entre ellos, hacia el que pronto empezaron a dirigirse nuestras maltrechas próstatas. Sillas y mesas repartidas por doquier, estilo Luís XV.

Gran regocijo provocaron en todos nosotros la presencia de Paco Zurita, Alfonso Belmonte y Antonio Rodríguez. Los demás nos tenemos muy vistos y ya se sabe… (es broma) Claro, es normal, a ellos no los vemos con tanta frecuencia.

Los aperitivos, relucían como el sol: unos chorizos y filetitos de lomo, que aportó Paco Sánchez, procedentes de Dos Torres; patatitas fritas y queso que fue a comprar Carlitos y unas aceitunas “melonadas” (por aquello de lo grandes que eran) traídas y aliñadas, magistralmente, por el cocinero Nieto. 

Pronto dimos cuenta de todos ellos, mientras que eran regados por refrescantes cervecitas y el excelente “vino del cura”: ¡sí, vino del cura, pues se trataba del barril de Manolo Vida! y según los entendidos, de excelente calidad. Transcurrido un rato, con las piernas algo cansadas, por el largo rato en pie, pero con la boca calentita, tomamos asiento. Y comenzaron los cantos, aprendidos allá entre las montañas de aquel caserón de Santa María de los Ángeles.

Antes de que nuestras cuerdas vocales colapsaran, Pepe López, hombre avezado en estas lides y ante el derrotero que iban tomando las conversaciones (en el sentido de “Torre de Babel” o sease, que no nos enterabamos nadie) propuso que Manolo Tenor, se constituyera en moderador y fuera dando la palabra. Así se hizo.

¡Qué bien empezó a funcionar aquello! Tan bien, como cuando Antonio Martínez estableció la sede parlamentaria. Lo que equivale a decir que, “tanto monta (cuidado con la interpretación, ¡jodios!) Antonio Martínez, como Pepín-Tenor.

Buen rato y algo maravilloso flotó en aquel salón.

Recorrimos nuestros años de enseñanza. , con sus aciertos y sus sombras. No faltó en reconocer que algo importante quedó marcado en todos nosotros. Algo, también, que olvidar o dejar a un lado. Esta vez, a Carlitos no se le escaparon vítores republicanos, sino unos buenos lagrimones, dejando entrever, sin palabras, sus sentimientos más profundos. Lo mismo le pasó a Antonio Martínez. No sólo van a ser chistes.

Una cosa se consideró fundamental: “el valor a la persona y su dignidad” quedaron impresos en nuestros corazones.

Gracias a ese tiempo, nos conocimos y podemos disfrutar de estos momentos.

Pero el instante cumbre y grandioso se produjo cuando, uno de nosotros, relató cómo perdió “su virginidad”:

“Recién llegados a San Pelagio, encontré, arrumbada, una vieja bicicleta (por cierto aclaró que, previo interrogante de algunos intrépidos juerguistas, dicha bicicleta tenía sillín, ¿queda claro?) con la que me daba algunos paseos, por entre aquellos ancestros muros. Un día, andaba yo en mi acostumbrado deambular, cuando aquello, comenzó a ponerse algo durete. No por eso dejé de pedalear sino que continué dándole a los pedales, aunque con mayor ritmo (esto de más rápido lo aporto yo, malvado que es uno) Tal fue el éxtasis provocado, por aquella situación, que… ya-ta… como dice el chiste japonés. ¡Que gustito me dio, nunca me había pasado algo igual! ¡Era la primera vez! Cuando se lo comenté a un compañero, éste me dijo la palabra fatídica…¡pecado!. Inmediatamente fui a confesarme y aquel cura bueno, supo aliviar mi conciencia al considerar que ese acto no había tenido la consideración de voluntariedad y por lo tanto, estaba exento de culpa. ¡Que alivio!

¿Qué… llevo razón en lo de sublime?

Me imagino a este compañero con los ojitos medio vueltos y con cara de tontito, tratando de mantener el equilibrio. Es para troncharse risa. Pues eso es lo que provocó entre nosotros: unas sonoras carcajadas y un atronador aplauso. ¡Genial!

Cordial y entrañable rato que pasamos, 

Esto nos dio ánimos, mas bien hambre y pasamos a darle cuentas al perol. ¡Que rico estaba! Prueba de ello, fueron los grandiosos vítores que se le dieron al cocinero Paco Nieto. El arroz en su punto, el sabor inmejorable. Más de uno repitió. Vaya desde aquí, mi reconocimiento a tan magnífico cocinero.

Deliciosos “cacharritos” y excelentes pastelitos traídos por Antonio Rodríguez, amenizaron el “después”. Así hasta, como siempre suele pasar. Poco a poco se fue quedando solitario el salón, hasta que “los de siempre” esos que son tardos en abandonar, se despidieron. 

No quisiera abandonar estas letras, sin dejar constancia de mi reconocimiento hacia una persona cercana, que ha dejado de estar, corporalmente, entre nosotros. Se trata de Andrés, padre de Antonio Martínez: muchos años de mi vida han circulado en su rededor; lo recuerdo, entre otras cosas, montado en su bicicleta, en la que un canasto de mimbre, color rojizo o marrón oscuro (no puedo precisar) atado en el sillín trasero, portaba su almuerzo o esos choricillos o morcillas los cuales, unas vez vendidos, aportaban unos dinerillos a la economía de la casa. Siempre una sonrisa, aunque, en algunas ocasiones, las trastadas de Antonio y mías, ponían las cosas algo más serias. Mi agradecimiento.

Será hasta la próxima. Para algunos, muy pronto, en Dos Torres.

Mientras tanto, no despistarse mucho y salud.

domingo, 8 de octubre de 2017

Crónica de la 25ª reunión Grupo Madrid

GRUPO VICARIANO DE MADRID
Alcorcón (Madrid)
6 de octubre de 2017


¡Ya tocaba!

Siete meses sin poder asistir a los encuentros es mucho tiempo. A Victoriano y Consuelo no los veíamos desde el pasado mes de diciembre. ¡Mereció la pena tanta espera!

Volvíamos de nuevo al “Pirata´s”. En mi opinión creo que es el mejor restaurante de cuantos hemos visitado hasta ahora. Tiene buena cocina y un servicio, no me refiero a WC, excelente. Tienes que llevar muchas horas sin comer para terminar los platos. Crespo se encargó de todo y todo salió bien. El único punto negativo es el aparcamiento. Yo tuve que dar tres vueltas al ruedo para poder hacerlo. Íbamos llegando con la misma majestuosidad que los diputados el edificio del Congreso.  

Estábamos ya  sentados cuando el Vilas hizo su entrada triunfal en el amplio comedor. ¡Pero viene solo!, comentamos extrañados. Terminados los abrazos nos comentó que Carmen había anulado la cita por “indisposición”.

Comenzando el segundo plato la vimos, agradablemente sorprendidos, acercarse a la mesa. Poco faltó para atragantarme de risa ante el comentario de su cónyuge. ¡Aquí hay arte para dar y tirar! Bueno, pues ya estamos todos: Carmen, fuerza incontrolada de la naturaleza; Consuelo, envidiable moreno caribeño; Manuela, belleza serrana cordobesa; Cari, eterna sonrisa luminosa, y Andrea. Victoriano, elegante socarrón; Manuel, memoria fotográfica del grupo; Rafa, biblioteca ambulante;  Crespo, bondad infinita, y yo.
  
Llevábamos cinco minutos hablando de nuestras cosas cuando Rafa comentó extrañado: “¿Os habéis dado cuenta que no hemos hablado de Cataluña?” ¡Se jodió la marrana! ¡Casi toda la velada hablando de los insurrectos! La verdad es que el tema da juego. Entre bocado y bocado íbamos desgranando nuestras opiniones, coincidentes esta vez en casi todo. Aprovechando que Rafa se paraba para beber, entrábamos a saco en la conversación. Lo he pensado muchas veces; ¡este tío de parlamentario arrasaba!

Estuvimos comentando la idea de vernos en Dos Torres. Excepto Crespo y Cari que no pueden, los demás estamos apuntados para el encuentro.

Entre chistes y bromas se fue pasando las tres horas de encuentro. Levantamos la acampada minutos antes de la cinco de la tarde, hora taurina por excelencia. La foto de rigor, los abrazos y la despedida al estilo de los fuegos artificiales: cada uno para un lado.

¡Qué bien me sienta estos encuentros! Independientemente de la comida, para los que somos de poco comer esto es secundario, el compartir tu tiempo con las personas que quieres es una gozada.

Le pido al Señor que durante muchos años nos dé salud para poder disfrutar de nuestra amistad. ¡Que así sea!

Paz y bien


Antonio Estepa Romero

miércoles, 4 de octubre de 2017

CRÓNICA DE LA REUNIÓN DE LOS VICARIANOS CORDOBESES

EN NUESTRA SEDE DE LA SOCIEDAD DE PLATEROS
A 28 DE SEPTIEMBRE DE 2017

¡Próxima parada, Mártires! 

Esa voz metálica, surgida en el interior del autobús, cuando tomaba el camino de regreso, por la pequeña cuesta que asciende, entre el lienzo Este del Alcázar y la fachada Oeste del coloso caserón, donde desgranamos juventud, me hace consciente de que, por esa noche, se ha terminado la reunión de los vicarianos.

A la hora de costumbre, ya estábamos todos allí. Todos… menos aquellos a los que les gusta hacer la entrada triunfal, a saber:

Carlitos, con su cámara en ristre

Antonio Martínez, el volaor impaciente, que en ristre portaba el faro de su bicicleta, con el que estuvo dando por… “muertos”, a nuestros, apreciados ojos. 

Es que la verdad, sus repentinas apariciones son siempre apoteósicas. 

Pero, esta vez, les duraron poco, ya que inmediatamente hicieron acto de presencia Manolo Vida y Diego Ruiz, provocando una gran muestra de júbilo, ya que hacía tiempo que no se dejaban ver entre aquellos viejos muros. Igual recibimiento se le dio a Jesús Yamuza, pero, como buen chico, estuvo allí a su hora.

Por no llegar a tiempo, se perdieron los “alegres recibimientos” que nos dieron nuestros queridos amigos camareros: Impertérritos y solemnes, cual “cariátides” (Καρυάτις) fueron observándonos cómo nos colocábamos en nuestros asientos, ya preparados de antemano; pues como es de rigor, una llamada preventiva, (en este en esta caso de Paco Nieto, ya que el Sr. Sepúlveda, estaba ocupado allá por tierras italianas)

Amena conversación, si, sí, he dicho bien…amena, ya que a pesar de todo y como no podía ser menos, esta tomó el derrotero de la “independencia catalana”. Ya hubieran querido los señores parlamentarios, de uno y otro lugar, haber debatido este tema, con tanto sosiego como el que mantuvimos. Hasta tal punto llegó el éxtasis que, en un momento determinado, uno de los nuestros grito con entusiasmo “viva la República”. No, no vayáis a pensar en el que siempre pensáis. No fue el, sino nuestro sin par Carlitos. Efectivamente y tras lo cual, continuó (sic.) “lo que no funciona entre nosotros, es el Whtsapp” Los presentes le dedicamos un gran aplauso, porque estuvo “sembrao” Entre nosotros con caben los encasillamientos: lo que vale… vale y lo demás son tonterías. Esa noche Carlitos dio rienda suelta a sus sentimientos, y creo que se quitó un buen peso de encima. ¡Bravo por Carlitos! Quizás la presencia de nuestro querido Manolo Vida le dio alas.

Como viene siendo costumbre, desde hace algún tiempo, en un momento de la reunión, nos dirigimos a la "Vitrina de los Recuerdos" para depositar lo siguiente:

- Un método de solfeo "LAZ", donado por Antonio Hidalgo Naz.

- El Diario de Juan Navas, llevado por Manolo Vida.

- El Diario de Juan M. Luque, depositado por Jesús Yamuza.

Así, entre conversaciones también diversas fuimos pasando la noche, por supuesto previas copitas, cervecitas y otros majares diversos, entre ellos los caramales.

Luego llegó la hora de los proyectos, entre los que surgieron:

- una copita, algún día que otro, en Los tres Califas.

- la preparación de la Comida de Navidad, que ya la propondrá Manolo Sepúlveda.

- animar para en encuentro en Dos Torres.

Más y más cháchara y para la casita, que nuestros anfitriones se les estaban poniendo sus caras algo demudadas, tal vez a causa del sueño o de “jartura” de oírnos.

Yo seguí en mi autobús, pensando en la próxima reunión.

Hasta pronto, cuidaos.


Andrés Osado Gracia
Córdoba, 2 de octubre de 2017