sábado, 30 de noviembre de 2019

REUNION DE LOS VICARIANOS CORDOBESES

EN LA SOCIEDAD DE PLATEROS EL JUEVES, DIA 28-11-2019 

No habían sonado aún las campadas de las ocho de la tarde, en la Iglesia de San Francisco, cuando un grupo de nosotros, nos encontrábamos haciendo la “esquina” en la calle del mismo nombre. Al igual que en tiempos antiguos “aguardábamos” a que se abriera la puerta de los “asuetos y libertinajes” (léase Anales de la Calle de la Feria) Allí, bajo la tenue luz de la farola, aguardábamos a que Juan o Jesús, dieran el paso franco.

Entre el primer y último son, de la hora preceptiva, comenzó a abrirse el primer cuarterón de la puerta principal. A continuación, quedó expedito el paso. Sola quedó la esquina.

En el interior, como de costumbre, nos aguardaban los anfitriones, Antonio, Juan y Jesús. Por cierto, cuán distintos de la primera vez que tuvimos la gran suerte de conocerlos. En sus caras se denotaba una chispa socarrona de alegría. Quizás era presagio del buen rato que entre todos íbamos a pasar.

Poco a poco, “la mesa rectangular” fue ocupándose, en esta ocasión hasta el número de diez.

La primera ronda, con sus correspondientes tapas, fueron a cargo de nuestros compañeros Jesús Yamuza y Manolo Sepúlveda. Brindamos por sus felices cumpleaños. Creo que habían alcanzado la mayoría de edad.

Constituidos en Asamblea, inmediatamente, nos pusimos a tomar acuerdos. El primero fue, a petición de Manolo Vida y Pepe López, el establecimiento, salvo mejor prever, del día 30 de enero de 2020, jueves, a partir de las 12 del mediodía, para la celebración un perol en la Iglesia de la Margaritas. El motivo: Agradecimiento a Antoñita, “nuestra querida Antoñita de Santa María de los Ángeles” por los años que nos dedicó con sus servicios, cuidado y alegría continua.

De ello se tomó la debida cuenta, estableciéndose el mecanismo para llegar a tal fin. A su debido tiempo se indicará si tal sitio y fecha será los definitivos.

No indico más acuerdos, no porque se me haya olvidado, sino porque no los hubo. 

Rápidamente comenzamos la tertulia, que discurrió amena y dicharachera, como es frecuente.


Primeramente, demostramos nuestra complacencia al ver a Diego entre nosotros. Ello era síntoma que su proceso de recuperación va por buen camino. Nos contó, con ese espíritu alegre y despreocupado que le caracteriza, el proceso por el que había pasado.

Viveza adquirió el coloquio, cuando se tomaron en consideración y elucubración los conceptos de: 

- Compaginar lo que es el diálogo en lo “tumultuoso” en contraposición a “pequeño comité” ¡Casi ná! Todo ello a colación y producido por lo placenteras que suelen estas reuniones en la mesa rectangular. Se aceptó, como relevante, el espíritu del jueves plateresco y nocturno. Para ello lo importante es saber compaginar entre lo uno y lo otro. ¿Está claro? Yo lo veo meridiano. 

Desde luego, cuando dejamos libre el “coco”… se demuestra lo mucho que nos enseñaron de pequeños. 

Pero no quedó ahí la cosa. Por si no habíamos tenido suficiente: 

- Lo fotogénico y la opinión que tienen los demás de uno mismo. 

Esto ya para echar el resto. (Como suele decirse y viene bien a nuestras alturas… “para mear y no echar gota”) ¡Qué pasaba esa noche! Yo lo dejo ahí. Más me vale. 

No por ello decayó la noche. Todo lo contrario, porque al llegar la hora de los caramales, la cosa se apaciguó; la cordura se restableció y la noche siguió trascurriendo con normalidad. 

Por cierto, Juan y Jesús ya se han convertido hasta en nuestros fotógrafos Y Carlitos tocándose los… 

La noche siguió, el sitio permaneció, pero nosotros nos fuimos por donde vinimos. En esta ocasión, no hicimos la esquina. 

¡Hasta el próximo día! 

Que todo nos vaya por buen camino.

Córdoba, 30 de noviembre de 2019 (día de San Andrés) 
Andrés Osado Gracia

lunes, 11 de noviembre de 2019

38º Encuentro en Madrid

Crónica de la 38ª Reunión Grupo Madrid 
9 de noviembre de 2019 

Casa de Córdoba en Madrid

Cuando el invierno está llamando a la puerta con su cara de resfriado, y los cansados españoles acuden de nuevo a las urnas para decirles a los políticos ¡que ya está bien!, procedo a levantar acta del encuentro que tuvimos ayer en la Casa de Córdoba, en Madrid. 

La verdad es que la Casa me decepcionó. Eché de menos la alegría del sur. Cuatro cuadros colgados de Julio Romero de Torres; fotografías aéreas de la Mezquita-Catedral; un patio con macetas colgadas y en la segunda planta un comedor con una cabeza de Séneca que me pareció oírle decir: -¡Qué pasa, tío! Para rematar, el camarero que nos sirvió no era de San Basilio, ni de la Viñuela, ni del Parque Cruz Conde ni tampoco del Campo de la Verdad. Era marroquí. No tengo nada en contra de nadie, pero ¡joer!, ¿no hay ningún cordobés en Madrid que sepa de qué va esto? 

A la hora convenida fuimos llegando. Los compañeros del 61 tardaron en hacerlo unos cincuenta minutos porque habían estado visitando la ciudad. Saludos y presentaciones de rigor y subida al amplio comedor. Victoriano, nuestro Comandante en Jefe, presidió la mesa con la dignidad del titular de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Creo que fue un acierto el nombramiento. A ver si aprenden estos políticos de chichinabo. 

La comida no estuvo para tirar cohetes: ensalada, huevos revueltos y berenjenas con miel ¿?, para cada cuatro comensales, y de segundos entrecot y merluza a la romana. Entre bocado y bocado íbamos contando nuestras experiencias en el Seminario. Manuel Jurado, como siempre, era el encargado de aclarar y encauzar nuestra conversación para que las fechas y lugares no nos volvieran locos. Victoriano me miraba moviendo la cabeza, como diciéndome: -¡Y ahora qué! Fue laborioso el trabajo de Jurado porque existía cierta diferencia de edad entre nosotros, pero una vez más demostró el dominio de las ephemérides. Todo discurrió entre risas y bromas. 

De pronto, Fernando Prior se levantó y nos regaló a lo largo de unos minutos poesía de la buena. ¡Poesía de su cosecha! Nos recitó su “Romance a Córdoba”, mucho mejor que el de Pepe Marchena, décimas, sonetos… Tenemos un verdadero poeta en nuestras filas. A continuación, Fernando Horcas y Antonio Porras sacaron sus instrumentos, musicales claro. Aunque Fernando se tiró media velada con la portañuela abierta. Estuve observando y no ví ningún movimiento de entrada o salida. ¡Como si no viviera nadie en casa! Porras me transportó con su vieja bandurria a aquellos años donde la rondalla, con su director Manuel Cuenca a la cabeza, nos amenizaba los actos culturales y festivos del Seminario. Todavía guarda mucho arte y sensibilidad musical a pesar de tener los dedos gordos como morcillas de Burgos. Fernando Horcas, con finura y oficio, nos deleitó con su violín. Nos tocaron algunas obras de la tierra: “Cordobesita”, “Soy cordobés”, “Himno a San Juan de Ávila” etc., que nosotros intentamos cantar con más voluntad que acierto. Horcas, al final, nos deleitó con el “Concierto de Aranjuez” lleno de embrujo. 

Andrea y yo tuvimos que irnos antes de tiempo porque teníamos que festejar el cumpleaños de nuestra nieta. Se vinieron con nosotros Manuel y Manuela. Nos fuimos con ganas de haber estado más tiempo con el grupo. 

En resumen: una buena tarde de convivencia amenizada por el arte, la cultura y la amistad. 

Paz y bien. 

Antonio Estepa Romero