lunes, 11 de noviembre de 2019

38º Encuentro en Madrid

Crónica de la 38ª Reunión Grupo Madrid 
9 de noviembre de 2019 

Casa de Córdoba en Madrid

Cuando el invierno está llamando a la puerta con su cara de resfriado, y los cansados españoles acuden de nuevo a las urnas para decirles a los políticos ¡que ya está bien!, procedo a levantar acta del encuentro que tuvimos ayer en la Casa de Córdoba, en Madrid. 

La verdad es que la Casa me decepcionó. Eché de menos la alegría del sur. Cuatro cuadros colgados de Julio Romero de Torres; fotografías aéreas de la Mezquita-Catedral; un patio con macetas colgadas y en la segunda planta un comedor con una cabeza de Séneca que me pareció oírle decir: -¡Qué pasa, tío! Para rematar, el camarero que nos sirvió no era de San Basilio, ni de la Viñuela, ni del Parque Cruz Conde ni tampoco del Campo de la Verdad. Era marroquí. No tengo nada en contra de nadie, pero ¡joer!, ¿no hay ningún cordobés en Madrid que sepa de qué va esto? 

A la hora convenida fuimos llegando. Los compañeros del 61 tardaron en hacerlo unos cincuenta minutos porque habían estado visitando la ciudad. Saludos y presentaciones de rigor y subida al amplio comedor. Victoriano, nuestro Comandante en Jefe, presidió la mesa con la dignidad del titular de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Creo que fue un acierto el nombramiento. A ver si aprenden estos políticos de chichinabo. 

La comida no estuvo para tirar cohetes: ensalada, huevos revueltos y berenjenas con miel ¿?, para cada cuatro comensales, y de segundos entrecot y merluza a la romana. Entre bocado y bocado íbamos contando nuestras experiencias en el Seminario. Manuel Jurado, como siempre, era el encargado de aclarar y encauzar nuestra conversación para que las fechas y lugares no nos volvieran locos. Victoriano me miraba moviendo la cabeza, como diciéndome: -¡Y ahora qué! Fue laborioso el trabajo de Jurado porque existía cierta diferencia de edad entre nosotros, pero una vez más demostró el dominio de las ephemérides. Todo discurrió entre risas y bromas. 

De pronto, Fernando Prior se levantó y nos regaló a lo largo de unos minutos poesía de la buena. ¡Poesía de su cosecha! Nos recitó su “Romance a Córdoba”, mucho mejor que el de Pepe Marchena, décimas, sonetos… Tenemos un verdadero poeta en nuestras filas. A continuación, Fernando Horcas y Antonio Porras sacaron sus instrumentos, musicales claro. Aunque Fernando se tiró media velada con la portañuela abierta. Estuve observando y no ví ningún movimiento de entrada o salida. ¡Como si no viviera nadie en casa! Porras me transportó con su vieja bandurria a aquellos años donde la rondalla, con su director Manuel Cuenca a la cabeza, nos amenizaba los actos culturales y festivos del Seminario. Todavía guarda mucho arte y sensibilidad musical a pesar de tener los dedos gordos como morcillas de Burgos. Fernando Horcas, con finura y oficio, nos deleitó con su violín. Nos tocaron algunas obras de la tierra: “Cordobesita”, “Soy cordobés”, “Himno a San Juan de Ávila” etc., que nosotros intentamos cantar con más voluntad que acierto. Horcas, al final, nos deleitó con el “Concierto de Aranjuez” lleno de embrujo. 

Andrea y yo tuvimos que irnos antes de tiempo porque teníamos que festejar el cumpleaños de nuestra nieta. Se vinieron con nosotros Manuel y Manuela. Nos fuimos con ganas de haber estado más tiempo con el grupo. 

En resumen: una buena tarde de convivencia amenizada por el arte, la cultura y la amistad. 

Paz y bien. 

Antonio Estepa Romero

9 comentarios:

  1. Estepa como siempre.
    Tienes una pluma que muchos escritores quisieran.
    Gracias por tan buena crónica.

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  2. Amigo Antonio muy bien por tu crónica. Tenías que haber sido Notario pues eres totalmente fidedigno en tus comentarios, incluso demasiado prudente ...
    A algunos compañeros que llegaron a las doce y media se les hizo larga la espera en la sosa barra cordobesa. Y qué decir del medio huevo por cabeza..?
    Recibe un fuerte abrazo Maestro.

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  3. Gracias Manuel Miguel por tu comentario. Efectivamente, me he mordido un poco la lengua. Cuando el mercadeo se instala es capaz de destruir el alma de las cosas. El sábado no sentí nuestra tierra por ningún lado. Un abrazo.

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  4. ¡Córdoba, sí estuvo allí!
    Aunque en sus muros no se reflejara su presencia, vosotros la hicisteis real, con vuestras canciones, el Romance de Fernando y esas sonrisas placenteras.
    ¡No se puede pedir más!
    Bueno, quizás un plato de salmorejo y un excelente vino de la tierra.
    Gracias por tu comentario, Maestro.
    Un abrazo

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  5. Gracias, Andrés. Llevas razón. Dónde está un cordobés allí está Córdoba. Se echó de menos nuestra gastronomía...aunque «no solo de pan vive el hombre». Un abrazo muy fuerte.

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  6. Gracias, Andrés. Llevas razón. ¡Dónde está un cordobés allí está Córdoba!Echamos de menos nuestra excelente gastronomía, pero... «no solo de pan vive el hombre». Recibe un fuerte abrazo.

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  7. Preciosa crónica con una entrada magistral.
    Aunque Córdoba se os quedó algo lejana, como se aprecia en los comentarios, os portásteis como auténticos cordobeses y evocásteis vuestra querida tierra con todo el arte que ella os dio. (Yo también soy un poco cordobés, que conste).
    Respecto a los políticos, una mafia más, poco se puede esperar. De los votantes de Vox prefiero no hablar. Imagino que más de uno/a, hartos de los políticos ineptos, ha decidido votar a los peores por ver qué pasa. Como dice El Roto: los he votado para darme un susto. De mi ex-religión hay una expresión que me viene al pelo: ¡Qué Dios nos coja confesados!
    Lo que vale la pena no está en las urnas. Las pobrecitas sólo recogen un testimonio de nuestra secular locura.
    Perdonad que se me vaya el tema de las manos.
    Bien por Antonio y el resto de la cuadrilla, con un saludo especial para Manuel Jurado que ha sobrevivido con un par a un durísimo peregrinaje con su hija Ana por el Camino de Santiago.

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  8. Gracias Pedrito por tu comentario. Con amigos como tú, las pequeñas gestas del día a día se transforman en épicas batallas...
    Un abrazo fuerte para Mónica y para ti.

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