QUE SUS SEÑORIAS LO COMAN BIEN…
Unas “bulerías y sevillanas vicarianas”:
irrepetibles, porque salieron de lo más furtivo y espontaneo, dieron paso al punto y final
(como suele decirse como colofón de un acto) a la reunión del jueves, último de
mes, del día 27 de febrero de 2015.
Así dicho,
sería justo y equitativo, que me tirarais al primer contenedor de basura, que tuvierais
más a mano, pero tranquilos: ha sido una licencia literaria para centrar la
atención (por lo menos eso trato de cumplir con las enseñanzas de mi profesora
Matilde Cabello).
Ahora si vamos
al principio:
Con la
imposición del “solideo obispal-vicarialino”,
dentro de una clamorosa y sincera aclamación popular, realizada a todos los
vicarios presentes y ausentes: estos últimos “in pectore” y a los cuales se presumía su
aceptación porque no les quedaba otro remedio, se levantó la juerga, ya que
reunión lo que se dice reunión, no puede ser catalogada como tal, lo que allí realizaron sus señorías. Quedando
así consolidado el nuevo “Colegio Obispal-Vicarialino”
Eso de
“póntelo… pónselo…” llegó a motivar a los colegiados, hasta el punto de enervar
los ánimos, no sólo por el suave tacto de su seda, sino por el líquido espirituoso,
que ya iba haciendo efecto en los
“corazones”.
Así, entre
solideo y copita, el “Colegio” empezó a notar que en las mesas y en los
estómagos de tan ilustres personajes, algo no figuraba en el orden del día.
Tras cortísima deliberación y previa consulta al anfitrión, se observó la falta del alimento corporal
(porque no sólo de vino podía continuarse tan importante reunión) Aceptada
por aclamación, se avino con el
anfitrión para que nos agasajara con unos “bocata di cardinale” vulgarmente
llamados “bocaillos de caramales”.
-¡“QUE BIEN ME
COME EL COLEGIO OBISPO-VICARIALINO”! -sonó
una voz alta, clara y potente, del recién investido y actual Jefe de
Estudios, Excmo. e Ilmo. D. Diego Ruiz y
Alcubilla.
Y no le
faltaba razón: ¡Que bueno estaba!, ¡Que faltita nos hacía que algo llenara lo
que tenía que llenar! Quizas hubieran
cabido dos o tres más…(no digamos para ciertas Señorías, que debido a su ”gran… capacidad y relevancia”
hubieran requerido un par de ellos más) Pero la sobriedad debida al acto fue
hecha saber, a los comensales, por el Excmo. e Ilmo. Sr Prefecto D. Francisco
Moreno “Pacomo”.
¡Qué
gozos de añoranzas antiguas(no lo digo por el
peazo pan con chocolate)!, ¡Qué perfiles de sus señorías!
Se cumplió
rigurosamente con una de las máximas de nuestra Vicaria: ¡Si hay que ir se va, pero ir pa ná…!
Este
punto, que no estaba en el orden del día… ¿cómo se diría con el matiz más
expresivo?... ¿Tal vez.. digerido? Pues sí,
parece el más explicativo, fue digerido
en un visto y no visto.
Otra cosa
sería lo de aprobar los puntos que sí figuraban en el Orden del día: fueron
propuestos por nuestro hermano de la “Diáspora
Madridense” el muy Entrañable, Insigne y Grandioso D. Rafael Vilas (hago un
paréntesis para decir, que en honor a la verdad, asume todos los cargos para poder poner firme a toda
esta pandilla de…) Pero… no quisiera desviarme del tema, asi que continuo:
Decía que, los
demás puntos, no había forma humana de
llevarlos a votación. Vamos, es que ni siquiera se podían enunciar. ¡Qué ímpetu
y bríos dieron esos bocatas!
Parece ser que cuando se escucharon las palabras de “no se podría beber”… el
silencio se hizo presente entre todos ellos y las miradas se dirigieron como un
resorte, hacia el ya nombrado y algo desgañitado Jefe de Estudios.
-
Digo: que si, ¿a la reunión anual en Montilla,
vais a querer ir en autocar o en coche particular?. Esto último, supondría para sus señorías, no poder beber por aquello
de “ si bebes…"
Como era de
esperar, por unanimidad y sin ninguna
dilación, se consideró oportuno ir en el autocar.
Ya no dio
lugar para más puntos. Nuevamente se volvió a resolver los problemas que desde
hace cincuenta años quedaban por resolver.
Poco a poco se
fue reduciendo el tono de las conversaciones, no porque sus señorías se dieran
cuenta de los elevados decibelios que allí se generaban, sino porque algunos de
los colegiados fueron tomando las de Villadiego, no sin antes cumplir con el
preceptivo protocolo.
Pero hubo un
momento en que sus señorías guardaron el más riguroso silencio (igual que
cuando D. Antonio Jiménez Carrillo nos echaba una de esas miradas que, a pesar
de las gafas ahumadas, te penetraban hasta lo más profundo de nuestro ser hasta
dejarnos helados) y fue, cuando el
anfitrión del Bar “Los 3 Califas”, Tomás
Sánchez, se dejó llevar por unos cantes, puramente improvisados en cuanto a
la letra, elevando la situación, al paroxismo de los allí presentes. Allí se
produjo ese “duende irrepetible” que se deja percibir en
algunos especiales momentos. Ese fue uno de ellos.
Después de
aquello, empezaron las despedidas: venga
abrazos, besitos… más abrazos… y más y más (como la canción) En esto casi otra
media hora más. El caso es que, algunas señorías, (no más de seis) continuaron con
la labor de conseguir la aprobación de algún punto del Orden del día (por eso
de la honrilla) pero “que si quieres arroz catalina” vuelta a empezar, con los
recuerdos... Ya se dejó de mirar el reloj y… No recuerdo a la hora que nos
fuimos, pero eso sí, le echamos valor y por fin nos fuimos sin aprobar punto
alguno; con el gozo en el corazón, de
haber compartido intensa y ruidosamente una tarde, noche y velada.
¡Que sus
señorías lo vuelvan a comer bien!
Andrés Osado
(febrero 2015)