49ª Reunión del Grupo Vicariano de Madrid
Fuenlabrada (Madrid)
Casa Pepe
“Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;..”
He tenido la osadía de “usurpar”, nada menos que a Lope de Vega, estos dos versos para comenzar la crónica de la reunión celebrada anteayer en Casa Pepe. Encuentro en el que no pudimos asistir.
Le comenté A Jurado que, tanto él como Vilas, están perfectamente capacitados, por su maravilloso verbo, para contar lo acaecido en el evento, pero no entró al trapo. ¿Se comprende ahora el comienzo?
La razón por la que no pudimos asistir fue por una llamada que recibimos de nuestro hijo para decirnos que habían sufrido un accidente de tráfico, ocasionado por un conductor que se dio a la fuga, y necesitaban que fuésemos a auxiliarles. Accidente que, gracias a Dios, no fue nada grave. Enseguida se personó la Guardia Civil y detuvieron al infractor que estaba en busca y captura.
Según mis “archivos” la última reunión que estuvieron Carmen y Rafa Vilas fue en la 32ª, celebrada el día 15 de diciembre de 2018 en el palacete de Antonio López. ¡Cómo pasa el tiempo!
Me imagino los abrazos que se llevaría el Vilas después de tanto tiempo, y con el recuerdo de Carmen pululando por la mesa. ¡Ha tenido que ser duro! Pero Rafa tiene mecanismos de defensa para poder superar poco a poco esta pérdida tan grande. Los que se van no lo hacen definitivamente mientras los tengamos en nuestro recuerdo y en nuestro corazón.
Me imagino a todos en el abrevadero ingurgitando los líquidos junto a unos entrantes de paella, salchichitas, etc. y dándose novedades para ponerse al día.
Me imagino un ramillete de flores alrededor de la mesa, conversando alegremente por el encuentro, y al Jurado atento siempre para que no les faltara ni gloria.
Me imagino a Victoriano, ejerciendo de Comandante en Jefe ante el antiguo Mando. Le pregunté si le había cedido protocolariamente la vara de mando a Vilas y me contestó que tururú. ¡No comprendo cómo el poder puede atar tanto! O quizás sea el desmedido amor al servicio que posee y que le impide delegar su responsabilidad a nadie. Como tampoco le cedió la silla. Victoriano tiene las ideas claras: él es el jefe y mientras no haya una sustitución oficial ejerce como tal. Eso le pasa también a los prelados cuando toman posesión de sus cátedras diocesanas.
Me imagino la conversación entre cuchará y cuchará: repaso al valdemécum sanitario, cuarto y mitad de Los Ángeles, los interminables chistes de Vilas, exhibición memorística del Jurado acerca de las ephemérides, sucedidos de Porras que siempre terminan en un ataque de hilaridad…
Me imagino el cazo entrando y saliendo, como pozo petrolero, de la ánfora repleta de pesca de bajura. Por las fotos se ve que ha habido buena pesca. Siempre me pierdo la mejor.
Me imagino, en fin, el último “cacharritoª en la terraza picoteando las pipas de Paco y los abrazos de despedida.
Solo os puedo decir que, a pesar de la contrariedad que hemos vivido, nos hemos acordado mucho de vosotros.
Con la esperanza de vernos pronto, Andrea y yo os deseamos una feliz Navidad y que el 2023 sea generoso en salud para todos nosotros. ¡Cuidaros mucho, amigos!
Hasta que nos veamos de nuevo, ¡FELICES PASCUAS A TODOS!,
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero