14 de octubre de 2023
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
“El Ebro guarda silencio
al pasar por el Pilar;
la Virgen está dormida,
no la quiere despertar”.
Todavía resuenan en mi interior una amalgama de sentimientos patriótico-religiosos que me ensanchan el alma: Día de la Hispanidad, Desfile de las Fuerzas Armadas en Madrid, Día del Pilar, en Zaragoza…No en vano fui Mando en la mili (Cabo colorao). Escucho un cornetín de órdenes y me pongo como una avispa. ¡Con deciros que en pleno éxtasis castrense llego a medir unos cinco centímetros más, dada mi marcialidad...!
Llegamos, como siempre, puntuales a la cita. Es una verdadera gozada ver de nuevo a toda la gente. Cari no pudo venir en esta ocasión. Primera puesta al día a pie de barra y las chicas sentadas en una mesa, atendidas por el Jurado para que no les faltara ni gloria. Les comenté a ellos que tenía una lumbalgia desde hace ocho días y que lo único que me faltaba era que echara detrás de mí un homorromántico. ¡Pero he aguantado el evento como un infante!
Pronto pasamos al comedor porque el personal temía una bajada de tensión. Victoriano ocupó su “cátedra” y los demás, arbitrariamente las sillas. Después de elegir el menú, brindamos todos por nuestra vieja amistad, por nuestras ninfas para no se queden en estado, y por todos nosotros, para que nunca perdamos las ganas de comer.
La comida transcurrió como siempre: ora distendida, ora espesa, dada la profundidad de los temas. Por ejemplo, yo parecía un escolar de Primaria escuchando a Antonio López hablar sobre la problemática de Oriente Próximo, a Victoriano exponiendo sus ideas sobre las creencias religiosas, o al Jurado disertando sobre Concilios y Papas. Yo pude exponer tímidamente el único tema que domino: los melones: desde la preparación de la tierra hasta la recolección. Salí airoso cuando Victoriano me preguntó cómo sabía si un melón estaba bueno. Ante esta pregunta capciosa, le contesté con autoridad que la única forma de saberlo era abriéndolo. ¡A mí me va a coger éste, por muy Comandante que sea, no te digo!
Después de los cafés, licores y pipas de Paco nos salimos a la terraza. Pilar nos quería invitar por su Santo. Antonio Porras, con su gracia, naturalidad y nobleza (es más noble que un mulo blanco), se encontraba hinchado y henchido de alegría, como todos nosotros, por el encuentro.
Antes de terminar, estuvimos hablando sobre la próxima reunión navideña y un viaje que vamos a intentar hacer juntos dentro de pocas semanas. Seguimos con las ilusiones intactas. Cada día que pasa el Grupo está más unido porque el espíritu de Los Ángeles ha entrado de lleno en nuestras ninfas.
Foto de grupo en la puerta, abrazos y besos entre todos, y la alegría de haber pasado juntos otro encuentro maravilloso. ¡Y ya van 52!
A todos os deseo,
Paz y bien
Antonio Estepa Romero