martes, 20 de agosto de 2024

José María Lucena Aguilar-Tablada "In Memoriam"













JOSE MARIA LUCENA, “BOLSILLITOS”






Excelente Profesor, estimable Superior, sonriente “Bolsillitos” y querido Amigo:


En alguna ocasión, cuando nuestros compromisos eran los de construir la vida junto a una familia, tuvimos la suerte de hablar de aquellos momentos de San Pelagio. Tú como formador, yo como seminarista.

Hoy, he de hacerlo desde estas letras. No importa, sé perfectamente que lo estás percibiendo como otras veces.

Perdona lo de bolsillitos, ya lo sabías. Nunca te lo decíamos personalmente. Sólo cuando hablábamos de ti, entre los compañeros, te nombrábamos con ese alias…”Bolsillitos”

Tengo presente tu figura: alto, muy bien peinado, de sotana impecable, con una sonrisa que te iluminaba toda la cara y con alguno de los dedos de ambas manos, metidos en los bolsillos pequeños que llevaba tu sotana, a la altura de la cintura. De ahí ese sobrenombre. Por supuesto, no aparentabas temor, como la de algún otro.

Te venía como anillo al dedo. En el fondo, denotaba nuestro aprecio por el cariño que derrochabas hacia nosotros.

Cuando tenías que reprendernos, nunca lo hacías de malos modos. Debías hacerlo y lo aceptábamos.

Recuerdo un día, en clase de Latín. En la pizarra, alguien se equivocó al traducir una frase, escribiendo algo sin sentido. Se me escapó un pitido que, imprudentemente, resonó en toda la clase. Tú, me dijiste, con toda naturalidad, que me saliera de la clase. Comprendí que me lo merecía. Luego te pedí disculpas y una palmadita tuya en mi hombro, constituyó toda una charla sobre cómo debía comportarme en clase. Así eras tú.

Eras quien nos enseñabas todas las canciones que debíamos cantar en los actos litúrgicos. Tu voz era una delicia oírla. Tuve la suerte, junto con Andrés Luna, Antonio Rodríguez y Manolo Gutiérrez de recibir consejos tuyos sobre como debíamos cantar y tocar en el conjunto que habíamos formado. Muchas veces, en tu cuarto, ensayábamos contigo. Ante esa canción de Adamo “…ayer dibujé, sobre la arena…” que tocábamos en el conjunto, nos aconsejaste, que no nos detuviéramos a pensar en lo que cantábamos. No lo consideramos como reproche, era la educación que debíamos recibir, la de la mentalidad de aquellos años de seminario.

Te recordaremos siempre, amigo José María.

Córdoba, 20 de agosto de 2024

Andrés Osado Gracia