Crónica de la 57ª Reunión del Grupo Madrid
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
14 de diciembre de 2024
¡Hacía un frío pelaba! Cuando el Jurado me echó el teléfono, ya estábamos, Andrea y yo, como pequeñas lagartijas al sol, esperándolos. No tardaron nada en llegar. O a Manuel se le abren todos los semáforos sabiendo éstos que a bordo del coche va una reina, o se los salta en rojo. Me inclino por lo primero.
Cuando llegamos a Casa Pepe, quise bajarme del coche sin quitarme el cinturón y por poco me ahorco. ¡La memoria es fundamental en estas edades! Entramos con la preocupación de que Antonio Rodríguez y Paqui estarían somnolientos con la espera. Llegamos los primeros a dos minutos de aquéllos. Paco y Vale se presentaron muy pronto también, procedentes de Zamoranos, ¡menuda paliza! Por último, Victoriano y Consuelo, que se habían pasado a recoger a Cari. Antonio Porras y Pilar, así como Antonio López, no pudieron asistir por causas justificadas. Nos estuvimos acordando mucho de ellos. Tanto, que hicimos una videollamada para hablar con la pareja.
Brindo por todos vosotros,
antes de empezar a beber,
para que nunca nos falte
nuestras ganas de comer.
¡Daba alegría vernos tan contentos y unidos! He dicho en varias ocasiones que la argamasa de estas reuniones corresponde a nuestras ninfas. ¡Si no, de qué!
La conversación, como siempre: a veces atropellada, otras más calmada. Paco puso su móvil encima de la mesa para ver de soslayo el partido entre el Levante y el Córdoba (2-2). No quise sacar tarjeta amarilla, pero la próxima vez me veré obligado a hacerlo, porque en mi opinión resta atención a la tertulia. Una de las cosas que tengo que destacar de la misma es el chiste con el que se dejó caer Antonio Rodríguez. Es muy difícil contar un chiste largo con gracia, y Antonio lo bordó. Llevaba tiempo que no se me saltaban las lágrimas de risa. ¡Fue muy bueno! Victoriano también arrimó el hombro con otros chascarrillos para amenizar el encuentro. Manuel Jurado nos dejó asombrados a todos, una vez más, ante la exhibición memorística cuando se le pregunta cosas del Seminario. Si pudiéramos juntar su memoria con mi cabeza seguro que machacábamos a la Inteligencia Artificial. ¡Qué tío!
Tuvimos cierto problema con el menú. Victoriano y yo pedimos de primero arroz con cordero y lo único que nos faltó fue escuchar un balido. Él lo dejó a un lado y se enganchó al ánfora de fideos que pidieron Manuel y Paco. Yo sin embargo, debido a mi “boca de cabra”, herencia de mi padre, soy capaz de comerme a un cura con pupas. Por eso aquello de que” …para que no perdamos las ganas de comer”.
Después de los postres, Cari se dejó caer con una ensaimada que no podía estar más deliciosa. No nos detuvimos, como en otras ocasiones, para tomar unas tónicas porque los “segovianos” tenían que irse.
Asaltamos amablemente a una transeúnte para la foto de grupo y enseguida llegaron los abrazos junto con los deseos de una feliz navidad y un 2025 por lo menos igual que el que está agonizando.
Como siempre, Andrea y yo queremos agradecer a Manuel y Manuela su disponibilidad para con nosotros. Y gracias a todos por hacernos pasar otro encuentro inolvidable. Os deseamos a todos,
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero