Crónica de la 58ª Reunión Grupo Madrid
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
18 de febrero de 2025
Primera reunión del 2025. Seguimos comiendo en Casa Pepe.
Digo yo que este hombre podría agasajarnos algún día con una comida, aunque fuese de menú sencillo, como premio a la fidelidad, ¿no? Sería cuestión de dejárselo caer al estilo del gran Gila.
Llegamos al restaurante con puntualidad, excepto nuestro comandante y su generala. Para mí que han sumido el rol de los altos cargos y se presentan cuando están seguros de que no falta nadie para recibirlos.
Nos encontrábamos en la puerta del restaurante, delante de un amplio espacio vacío para aparcar, cuando, con estudiada majestuosidad, como el Rolls-Royce de los Reyes en actos solemnes, asomó el automóvil su morro para tomar la calle Remanso. ¡Ya están aquí! Eché de menos un cornetín de órdenes. De pronto, el Jurado empezó a emular al Sargento de Guardia, y con voz estentórea, carente de marcialidad castrense, se dirigió a una imaginaria guardia de honor con gritos de “Atenta la Guardia” y cosas por el estilo, ante la mirada atónita de algunos asustados clientes apostados en la terraza. Mientras tanto, Antonio López parecía un experto práctico portuario, que, con indicaciones precisas, ayudaba a “atracar” con dubitativo éxito el coche de Victoriano. Solo nos faltó alinearnos, para recibir el saludo protocolario, después de finalizada la maniobra.
No tardamos en entrar al local. Como siempre, nuestras ninfas ocuparon una mesa mientras que Manuel las atendía con el esmero de un botones de hotel. Nosotros nos atrincheramos en la barra a resguardo del “enemigo” mientras saboreábamos unos deliciosos torreznos que nos ofreció generosamente Pilar.
Observé, cuando estábamos más distendidos, que la barra parecía un melonar de Montalbán de Córdoba. Exceptuando a Manuel, Paco y Antonio López, el resto, con un disfraz adecuado, podríamos haber pasado por tres tiernas embarazadas. Antonio Porras, Victoriano y yo tendríamos que hacer un esfuerzo para bajar el perímetro abdominal y poder alcanzar de nuevo nuestras irresistibles figuras de antaño. Aunque tengo que confesar que el mecanismo de defensa que he usado siempre para tener alejadas a las chicas, ha sido precisamente el exceso de tara.
Antes de sentarnos, le comenté al Jurado que hiciese un gesto para que yo ocupara la silla asignada a nuestro comandante. Noté en éste un cierto malestar por el intrusismo, que solucioné con rapidez, rogándole que ocupara su escaño.
La comida estuvo como siempre, …comible. Antonio Porras y yo pedimos de primero sopa de fideos, y enseguida se nos apuntó Victoriano. No es lo mismo un ánfora para dos que para tres y se nos quedó un poco corta. De fideos bien, pero cada día echamos de menos la pesca de bajura. En estas pequeñas cosas es donde se nota la inflación.
La primera parte del ágape discurrió sobre temas informativos. Aprovechamos la asistencia de Antonio López para que abriera su virtual despacho y nos informase sobre asuntos jurídico-administrativos de interés para todos. Como siempre, parecíamos periodistas ávidos de algún titular, le hicimos diversas preguntas, que Antonio contestó con paciencia, profesionalidad y sabiduría.
La segunda parte la dedicamos a temas densos, importantes, trascendentales. Por ejemplo, el sentido de nuestra existencia, relaciones Iglesia-Estado, donde alguno no se bajó del burro al comentar que dichas relaciones obedecen simplemente un simple postureo, el Big Bang , como comienzo del universo, agnosticismo, ateísmo, monoteísmo, etc. La interesante charla nos dejó mentalmente exhaustos, impidiéndonos pasar al “cachondeito”.
La sobremesa fue larga y algo más distendida. Informé de la presentación del último libro del Fili: “Los muchachos del latín”, celebrada en Palenciana. Hubo interés en adquirirlo por parte del Grupo. Este Fili es un escritor de categoría y merece la pena leerlo. Pasamos, finalmente, a la terraza para tomarnos unas frías tónicas acompañadas de las inseparables pipas de Paco.
Estaba bajando la temperatura y optamos por levantar el campamento. La foto despedida cambió de formato: las chicas detrás y nosotros agachados por delante ¡Parecíamos la delantera del Real Madrid! Yo encontré apoyo en Paco y pude conseguir la verticalidad con cierto decoro y dignidad. Al Porras le oí chirriar las bielas. ¡Con la vejez ya no está pá ná, el pobre! El astuto López se libró del esfuerzo, quizás para evitarnos complejos.
Antes de terminar, queremos agradecer a Manuela y Manuel su disponibilidad y entrega hacia nosotros. Y a todo el Grupo nuestro más sincero agradecimiento por hacernos pasar otro encuentro maravilloso.
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero