Restaurante Pirata´s
Alcorcón
(Madrid), 29
de abril de 2015
“Con diez
cañones por banda,
viento en popa, a toda
vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.”
En
aquel tiempo, José de Espronceda ya sabía que nos íbamos a reunir en “Pirata´s”. La idea
salió de Antonio Crespo. Nos estábamos mosqueando un poco con “El Granjeño” :
mucha paja y poco grano. Cuando me metí en internet para buscar el restaurante,
la verdad es que me asusté. ¡Joder!, ¿a dónde nos va a meter este tío? Pensé
hasta llevar una faca atada estratégicamente en el muslo izquierdo simulando
paquete, por si las moscas. No hizo falta.
La
cita era de 7,30 a 8,00 de la tarde. Las ansias por vernos nos obligó a ser
puntuales. Uno a uno fuimos apareciendo en la puerta de entrada del
restaurante, después de exhibir todos nuestra destreza aparcando. Bueno, todos
no. Yo me encontré con un hueco que cabía perfectamente una "catalanita" de
treinta plazas y dejé el coche a seis metros del bordillo. Andrea, siempre
atenta a todo, me comentó: ¿No te parece que lo has dejado un poquito “arretirao”?
Sumiso y diligente corregí el error.
Consuelo, V. Castillejo, Andrea, A. Crespo, Cari, Carmen Yagües, Carmen Teresa, Yediel Ligero, Antonio López Arenas, Rafa Vilas y A. Estepa |
Una
vez más la demostración de alegría: abrazos, palmotazos en las espaldas, castos
besos a las damas… Hoy estrenábamos visitante. Se nos unía al grupo, Antonio López
Arenas. Desgrane de vivencias para situarlo en el sitio justo de nuestra mente.
Arduo esfuerzo mental después de 50 años. Pero tenemos cabeza para recordar,
si viniera a cuento, hasta el desembarco
anfibio en las playas de Normandía. Unos tenemos más cabeza que otros. Gorda,
que no grande.
Después
de una larga charla a pie de tajo, por fin decidimos entrar. Lo primero que me
impresionó fue la estudiada luz del local: tenue, íntima, enigmática. ¿Saldrá
algún bucanero dando saltos por aquí? Recorrimos el amplio salón destinado a
barra para adentrarnos en el espacioso comedor, magníficamente decorado ad hoc.
Después de una larga batería de preguntas y respuestas con el novel comenzó el
asalto, cuchillo en mano, a las exquisiteces: croquetas de buey, queso con
miel, medallones de ternera… Entre plato
y plato desgranábamos nuestras vivencias aderezadas con opiniones de alto nivel
sobre política, familia, religión. Es un orgullo tener compañeros, amigos,
hermanos, donde puedes hablar claramente de todo después de cinco decenios
áridos de convivencia. ¡El pequeño milagro del espíritu de Los Angeles!
Como
en un Consejo de Ministros, acordamos tener una reunión preparatoria para el
abordaje a la casa de Antonio López, no el pintor sino “el cañuelo”, que generosamente se ha ofrecido para acogernos en el próximo
mes de junio. Dejé caer sutilmente que las reuniones no se hagan en días
laborables, por temor a la falta de productividad del día siguiente.
¡Profesional que es uno!
“Que es mi barco
mi tesoro,
que es mi dios la
libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar."
Sabemos
lo que fue para Espronceda su tesoro, su dios, su ley y su patria. Si el poeta hubiese
estado en Santa María de los Ángeles, estoy seguro que su escala de valores
hubiese también cambiado en la “Canción del pirata”.
Antonio Estepa Romero
Da gusto leerte hermano. No solo plasmas con exquisita sencillez la convivencia mensual; además siempre aderezas la crónica con "sutil poesía" que hace que uno sonría irremediablemente.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Rafa Vilas
Simplemente GENIAL. Y qué envidia de platos. Aquí seguimos con los bocatas de calamares.
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