18
de septiembre de 2015
Restaurante
La Villa
El
Escorial (Madrid)
Consuelo, Victoriano, Francisco, Luís, Andréa, Antonio Crespo, Caridad, Carmen, Rafael y Antonio Estepa |
El
pasado día 5 de septiembre cumplíamos el primer aniversario de nuestros
encuentros. Con la reunión de ayer afrontamos, con alegría y optimismo, un
nuevo año de convivencia.
Esta
vez no fue lo mismo. Todavía me estoy recuperando del mareo y el sudor de la
primera visita a El Escorial, el 3 de octubre de 2014, y no estaba dispuesto a
deshidratarme de nuevo. Llamé al Vilas para comunicarle mi decisión irrevocable
de coger el coche. Él, con la comprensión de un confesor dominico, entendió
perfectamente mi fobia.
En
las últimas reuniones estoy llegando al punto G, no seáis maliciosos, quiero
decir al punto de encuentro, con mucha antelación. Ayer aparqué delante del
restaurante una hora antes. Una hora antes que Rafa, que salió de Móstoles a las
19,09. Esta precisión es fruto de la lectura que tengo entre manos: La Casa de
la Seda, de Anthony Horowitz. Estoy aprendiendo mucho de Sherlock Holmes.
Después de asegurarme que estaba en el sitio
correcto, me metí de nuevo en el coche a la espera de la llegada de los demás.
Esa espera, y la conversación con Andrea, estaba causando en mí una relajación hasta el
punto de que el esfínter anal se abrió generosamente para dar salida a dos
sonoras flatulencias. La queja fue instantánea por parte de Andrea. Me obligó a
bajarme y abrir las puertas del vehículo al mismo tiempo que se lamentaba-
“¿qué quieres, que devuelva aquí?”. Después de un sincero acto de contrición
aireé el coche para poder seguir conviviendo en su interior.
Nos
estábamos preocupando por la tardanza cuando recibimos la llamada de Francisco.
Nos dijo que nos acercáramos para su casa y así lo hicimos. Allí nos
encontramos a su tío Luis con un aspecto magnífico, después de su operación.
Son dos anfitriones encantadores. Luis estaba sentado en el jardín y nos invitó
a acompañarle. Tengo que confesar que me encanta este hombre. Su forma de ser,
de hablar, su cercanía…¡es admirable!.
Por
fin empezaron a llegar. Primero Rafa y Carmen; después, Antonio con Cari y
Victoriano con Consuelo. Antonio López no pudo asistir porque se encontraba en
Córdoba. Yediel y su familia tampoco pudieron venir. Después de agasajarnos con
un espléndido cava de bienvenida, Francisco hizo una visita guiada para que las
señoras conocieran la casa. Transcurrido un tiempo prudencial nos dirigimos
hacia el cercano restaurante.
Una
vez distribuidos los sitios, las mujeres en un extremo, los hombres en el
opuesto, para facilitar la conversación, empezamos a hablar a borbotones. Francisco
encontró un fuerte parlamentario en Rafa, pero creo que aquél le ganó la
partida porque se encontraba como flotando, decía. César nos hizo una
exhibición de memoria al recordarnos a todos el plano del Seminario. ¡Lo sabía
todo! Por un momento pensé ¿lo mismo César fue el que diseñó el edificio? Pero
no puede ser porque era muy chico. Iba pasando
el tiempo recordando aquel tiempo. Creo que le dimos repaso a todo. Entre el magnífico peloteo verbal de César y
Vilas, íbamos dando buena cuenta de las viandas: mejillones al vapor, exquisito
pulpo gallego, frituría variada,
suculentos postres y copitas de licor. Todo un canto a la gastronomía y una alegría para nuestros
desnutridos cuerpos.
Todas
las cosas terminan, aunque quieras detenerlas. Y tocó la levantá al estilo de
los mejores pasos de Semana Santa. De nuevo llenamos nuestras alforjas de
amistad y compañerismo para poder seguir andando hasta la próxima parada.
¡Paz
y bien!
Como siempre, magnífica crónica. Me ha parecido encontrarme presente. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegró mucho de que hayáis disfrutado en vuestro encuentro, engordado en esta ocasión con el compañero Paco César y el tío Luis.
ResponderEliminarMe alegró mucho de que hayáis disfrutado en vuestro encuentro, engordado en esta ocasión con el compañero Paco César y el tío Luis.
ResponderEliminarEstepa, esos dos parlamentarios me han recordado a dos parientes de mi pueblo camino de La Rambla, andando.
ResponderEliminarEstepa, esos dos parlamentarios me han recordado a dos parientes de mi pueblo camino de La Rambla, andando.
ResponderEliminarfacil pluma, como andres dice presente a pesar de la distancia
ResponderEliminarPerfecto, mejor no se puede mostrar el cariño y adminiración con la que nos has descrito la reunión en
ResponderEliminar"El Ëscaorial" o casa mejor dicho en la casa de Francisco Cesar y Luís.
Gracias a todos. Un abrazo muy fuerte.
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