….Pasan los años,
la vida ya no es más que un sonámbulo, que se va adentrando en la noche y la
noche está sin ti...
No es mío, ¡que más
quisiera!, es una letra de Luís Eduardo Aute, y además es una canción de amor o
desamor, pero no sé porqué, cuando me puse a escribir esta crónica, se me vino
a la cabeza y tras un momento de duda, acerca de la conveniencia o no de la
cita, pensé... -y qué sino amor, es lo que se siente cuando se comparten
alegrías y penas, risas y lágrimas, silencios y charlas, sí, definitivamente me
apropio, con el permiso tácito de Don Luís, de la primera estrofa de su canción
-Sin ti-, para hablar de Andrés, porque él, es el leitmotiv de esta
convivencia.
Convivencia que
poco antes de las ocho de la tarde comenzó en los aledaños de la iglesia de San
Francisco, unos sentados en Los Tres Califas, otros a la puerta de la iglesia.
Llegamos de diferentes lugares, los de aquí tenemos menos mérito, los de fuera
sí que lo tienen.
A las ocho comenzó
la misa, en el altar mayor de la iglesia, concelebrada por el párroco y por
otro sacerdote muy unido a Andrés por el tema del “teleclub”.
En la primera
bancada Jenny, Andrés y familiares y apoyando nosotros, sus amigos, los del “teleclub”
y los del grupo de “los curillas”
En la homilía, el
sacerdote condensó los aspectos de la vida de Andrés, que nos hacían partícipes
de ese amor que citaba al principio, y en torno a él nos reunimos a recordar el
año transcurrido desde que Andrés se fue.
Al final, antes del
“ite misa est”, Manolo Muñoz Medrán, leyó unas elegías escritas por Andrés
Osado Gracia y por mi, luego, fuimos abandonando el templo
y continuaron los saludos en el exterior del templo.
Haciendo gala de
esos dichos, que recomiendan beber vino en estas circunstancias, nos
encaminamos a Plateros, nuestra sede oficial, para brindar “in memoriam” de
nuestro amigo Andrés, al que imagino sentado a mi lado y seguro que reiría
cuando yo dijese... -Andrés, vamos a brindar a la salud del difunto...-
De la convivencia
en Plateros poco puedo decir, porque tuve que ausentarme pronto, solo que
estábamos sus amigos, los que pudimos hacerlo, otros no pudieron por diversas
circunstancias, pero que estaban allí, con nosotros..., como Andrés, tautológicamente, of course.
Antonio Martínez Rangel
Córdoba, 8 de mayo de 2018
Gracias Antonio.
ResponderEliminarEnhorabuena por la crónica Antonio.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo.
Tautológicamente perfecto, amigo margarito Antonio. ¡Qué más se puede pedir! Con estas sencillas, pero grandilocuentes letras, has dado un profundo sentido de sensibilidad al acto de recuerdo de Andrés. Me ha alegrado, un montón de montones, el haberte leído. Gracias por haberme puesto al corriente.
ResponderEliminarGracias, Antonio por informarnos de tan hermoso acto de amor. Cada día me demuestras que tienes un gran corazón y que eres sobre todo eso, un gran amigo. A mi me lo has demostrado PACO RAYA.
ResponderEliminarMagnífica descripción de un acto solemne de amistad y de respeto, en recuerdo de nuestro compañero Andrés.
ResponderEliminarUn relato sentido por parte de Antonio, que nos une fraternalmente en la distancia a quienes estamos lejos, con los compañeros asistentes a la Misa de Réquiem.
Un abrazo.
Juan Martín