Reunión del Grupo Madrid
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
20 de septiembre de 2018
Se dice que las cosas que no se programan, a veces, son las que mejor salen. Ayer se cumplió esta máxima en el encuentro que tuvimos en Casa Pepe.
Tuve que dar más vueltas que un tiovivo para llegar al punto de encuentro. Cambié la ruta y parecía un coche Z de la policía: no me dejé ni una calle de la zona por recorrer. Tiré de mis conocimientos agrícolas y me orienté con la precisión de las aves migratorias. Ya estaban todos en el abrevadero. Efusivos saludos entre todos. Con la sed de un cowboy por el desierto del Colorado me apalanque en la barra para saciarla. Teníamos dudas de la asistencia de Cari que se disiparon cuando la vimos entrar acompañada de su bella nuera, que declinó una invitación por motivos laborales.
Enseguida pasamos al comedor. Petición de platos y ¡al lío! Repaso exhaustivo del estado de la nación. ¡Cómo me gusta escuchar los distintos puntos de vista! Sin acritud, con libertad, tolerancia y respeto. A fin de cuentas la amistad está muy por encima de las ideas o creencias. Dejamos la política y pasamos, ¡cómo no! al Seminario. De nuevo Manolito Jurado hizo gala de su portentosa memoria y nos iba explicando de forma pedagógica y certera todas las dudas que surgían. Él, con humildad franciscana, se quitó mérito diciendo que todo eso está en las ephemerides, pero lo cierto es que puede competir con nuestro lejano y añorado Vilas.
Como buenos jubilados no dejamos en el cajón el capítulo de dolencias, pastillas, etc. Y hablando de pastillas, Victoriano puso encima de la mesa el tema de la Viagra. Nos dijo que tenía un amigo farmacéutico, llamado Arsenio, o Artemio, que le asesoraba y que le iba de maravilla. Miramos a Consuelo que asentía con la cabeza las palabras de su esposo. La exposición de Castillejo, con esa forma tan peculiar y campechana de contar sus cosas, produjo en los comensales momentos inolvidables. Llevaba tiempo que no me reía tanto. Resumiendo, la veinteañera Viagra le ha devuelto la autoestima a muchos hombres con disfunción eréctil. A los 50 minutos de tomarla, el medicamento alcanza su máximo potencial de erección: cuando la Viagra llega a su mayor concentración en sangre. La vida media es de aproximadamente cuatro horas. Y por último, la pastilla surgió inicialmente para tratar la angina de pecho.
Tengo que confesaros que me he felicitado por no necesitar, de momento, añadir una pastilla más a mi pastillero. El pájaro sigue en la jaula y comienza a cantar en cuanto le acaricias la cabeza. ¡Todo no va a ser negativo!
Seguimos la agradable tertulia hablando de los viajes del Imserso. Alguien sacó a colación los cruceros y enseguida se estableció una mesa redonda para tratar la posibilidad de hacer uno en grupo. No sé si saldrá adelante la idea pero mereció la pena soñar un rato entre amigos.
A las cinco de la tarde, después de tres horas, nos levantamos de la mesa, detalle que agradecieron tácitamente los camareros. Pasamos a la terraza para alargar el encuentro. Una hora más tarde llegó la despedida. Estos encuentros producen más placer que la Viagra y además sus efectos tienen mucha más duración.
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero