Casa de Antonio López Arenas
Madrid
6 de julio de 2019
Cuando aún revolotean dentro de mí, como libélulas desbocadas, las vivencias de ayer y en Pamplona se ha celebrado el primer encierro sanferminero, me pongo ante el teclado, cuan pianista, para intentar transmitiros lo que ayer ocurrió en el palacete de Antonio López.
Sólo faltaban por llegar José María García y Charo cuando Antonio nos abría la cancela. Con la puntualidad de una Jura de Bandera, Andrea y yo accedíamos al palacete. ¡Qué alegría ver de nuevo a Rafa Raya y a Elena, llena de alegría y de vida! Besos y palmotazos sinceros se oían en el porche, donde una alargada mesa aguardaba impaciente como una novia, el comienzo de la fiesta.
Antonio, como siempre, atento a todo y a todos para que nada faltara. ¡Y nada faltó! Manuel Jurado, metido de lleno en su rol de chef, comenzaba a sorprendernos con los primeros choricitos, así como panceta, secreto ibérico y filetes de ternera. Antonio Gutiérrez se encargó de los melones y sandías que me transportaron a mi querido pueblo de Montalbán. José María nos ofreció un excelente vino valenciano que maridaba perfectamente con los magníficos langostinos de Victoriano. Con el mimo de una enfermera y la paciencia de un cirujano plástico, Manolito iba dándole el punto exacto a los preciados manjares. Algo más de tres horas ininterrumpidas se pasó el tío ante la plancha. ¡Digno sucesor de nuestro querido y recordado Antonio Crespo!
Mientras tanto, algunas de nuestras ninfas se bañaban en la piscina, dándole un toque juvenil al ambiente. Primeras fotos para dejar constancia del encuentro. Poco a poco nos íbamos acomodando para dar buena cuenta de los víveres. Entre bocado y bocado se le dio repaso a casi todo: religión, deportes, estado de la nación… La mesa era una tribuna donde cada uno se expresaba con total libertad. Cuando la tolerancia y el respeto hacen acto de presencia en una convivencia nada hay que temer. Tuvimos tiempo para recordar acontecimientos de nuestro paso por el Seminario, pero sin acritud. Todos estuvimos de acuerdo que mereció la pena; la prueba es que seguimos unidos después de cincuenta años.
A Victoriano le prometí dejar el tema de Artemio, su distribuidor particular. El farmacéutico ha demostrado, con atinado asesoramiento sexual, su valía para llevar placer a tantos hogares. ¡Enhorabuena, …seductor!
Victoriano expuso un tema sumamente delicado: la posible degradación de nuestro Intendente Mayor, Rafa Vilas. Manifestó que la dejadez en el cargo era evidente, así como las ausencias reiteradas del Grupo. A la mayoría se nos está borrando su faz de la memoria. No sabríamos distinguirlo entre Paquirrin, Juanito “el Golosinas” o Falete. Hay que añadir el vacío de poder que ha generado su ausencia y lo que es absolutamente imperdonable: se ha entregado como una mala mujer en los brazos del programa “El Paseíllo” de Radio Priego 107.0 FM, con notable éxito, por cierto. ¡Intolerable, esta infidelidad!
Por estas razones, y después de una votación, se decidió por unanimidad destituirlo del rango y nombrar a Victoriano Castillejo nuevo Intendente Mayor. El nombramiento quedó cerrado con un magnífico sorbete ofrecido por el anfitrión.
Antes de abandonar la reunión Antonio Gutiérrez y Paqui, cantamos “Soy Cordobés”, y “Serenata a la Mezquita”. ¡Hasta las aves dejaron de cantar, muertas de envidia! Todavía están en forma nuestras varoniles voces. Quizás sea lo último que tenemos ya servible. Poco después, Paco y Vale se tuvieron que ir también para atender a las obligaciones familiares.
Caía la noche cuando el incansable Jurado comenzó a ofrecernos de nuevo los secretos ibéricos. Yo estaba para cantar lo del villancico: “ya no puedo más, ya no puedo más…” Victoriano y yo prometimos no cenar esta noche. Yo cumplí.
Llegó la hora de la retirada. Quiero agradecer a Antonio López, en nombre de todos, la acogida que como siempre nos ofrece. Siempre consigue que nos sintamos como en nuestra propia casa. No es una frase, es una realidad. ¡Con la sencillez de los grandes no te ofrece lo que tiene, se ofrece por completo! Y esa entrega te llega al corazón. Gracias, Antonio, por tu amistad.
Después de los abrazos, cogimos los coches con los corazones llenos de felicidad por el encuentro tan magnífico que habíamos pasado. El nuevo Intendente tiene la responsabilidad de fijar fecha y lugar para el próximo encuentro. Pero esa es otra historia.
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero