domingo, 15 de diciembre de 2019

Comida navideña del Grupo cordobés

NAVIDAD CORDOBESA: 
CRÓNICA DE UNA COMIDA VICARIANA

Decía nuestro entrañable Gongora:
“Caído se le ha un Claver 
Hoy, a la Aurora, del seno…” 

Ese sentimiento me embargó ayer en la comida navideña, que a duras penas lograron organizar nuestros compañeros Francisco Sánchez, Carlitos y Antonio Martínez, bajo la supervisión del incomparable Manolo Sepu. 

Efectivamente, hablaba de sentimiento y más concretamente de amistad y alegría, el que revoloteó en el Restaurante “La Cope” 


A las 14:15, en punto, Antonio Martínez dio orden de que comenzasen a traen las oportunas viandas. Plazo de cortesía para que todos estuviéramos en los lugares de salida. Digo salida, porque ya desde pequeños nos enseñaron que, a la voz de “Deo gracias” en el comedor, todo el mundo se ponía manos a la obra. Ahí de aquel que se despistara en unos segundos: ¡si los manjares eran buenos, volaban en un visto y no visto! Pues ahora, ya de mayorcitos y con la lección aprendida, nos pasa igual. ¡Es que el rescoldo queda aún encendido! 

Primeramente, brindamos por los ausentes, por los allí reunidos y por el cumpleaños del señor de la fargo, Miguel.

En un momento de la comida, observé detenidamente a las personas que allí nos encontrábamos y aprecié la alegría en todos los rostros. Cuánta satisfacción sentí en ese instante. Estábamos felices. Alegres conversaciones. Sin oír claramente, intuía el motivo de tanta animación, Por un momento olvidamos los problemas de nuestra vida y nos sentimos como si el tiempo hubiera retrocedido. ¿Quién dice que no existe la máquina del tiempo? 

Aunque por un lado se colocaron las mujeres y por otro los hombres, sé a ciencia cierta, que lo prefirieron así y se lo pasaron de lo lindo. Por un momento, descansaron de oír nuestras interminables historietas. 

El Claver de Santa María de los Ángeles 
Se derramó sobre nosotros 

Excelente y bien servida, fue la comida que nos ofrecieron en el restaurante. 

Hubo impaciencia por terminar, ya que estábamos viendo el tomo de folios que nuestro querido Paco Moli, nos tenía preparados. Eran, como no, un manojo de notas musicales, dispuestas e impacientes por resonar entre aquellas paredes. ¡Que grande es Moli! 

Convertido en Director, a la vez que Solista, el simpar Vilas tomó la batuta y comenzó a ordenar el canto. Digo ordenar no porque siguiéramos la numeración que había indicado Moli, sino porque seguíamos la orden que se antojaba a cada persona de las allí reunidas. Una mano levantada, al igual que sus señorías hacen en el Congreso de los Diputados, indicaba la página sugerida-impuesta. ¡Que obedientes somos! Tanto se siguió la disposición establecida que, hasta se cantaron canciones que no estaban entre aquellos papeles. 

Tan disciplinados obedientes fuimos que, incluso la sugerencia de: 

“O cantáis EL CRISTO DE SCALA COELI o me marcho para Priego” —¿no es verdad Carmen? 

Se convirtió en una orden. Gracias a los móviles, pudimos seguir perfectamente la letra (para que luego digan que los móviles son el diablo) Así Carmen no tuvo que marcharse para Priego. ¡Bien por Carmen! 

Poco a poco, fuimos desgranando páginas, no sólo para deleite nuestro, sino también para el de algunas comensales de las mesas de al lado. Verdaderamente sonó bien. 

Tanta relevancia alcanzaron nuestros cantos que, hasta Carmen y Sole, se lanzaron a acompañarlos con unos excelentes bailes. ¡Es que no se puede aguantar tanto arte! ¡Bravo por ellas! 

El éxito fue rotundo. Hasta el punto de que algunas comensales de al lado, pidieron, autografiado por Moli, un librito de canciones. 

También sonó el Himno de rigor: "AMIGOS PARA SIEMPRE" 

Esta vez Carlitos inmortalizó el acto con sus fotos de costumbre. Como siempre el redactor-jefe Vilas las incluirá en su apartado correspondiente. 

Antes de despedirnos, nuestro hermano mayor, Ildefonso, con su característica paciente y sonriente voz, nos deseó unas felices fiestas y que la salud nos acompañara siempre. 

Justo a las 18:30, esta vez a la orden del jefe del restaurante, abandonamos el lugar. Después de tres avisos. 

Pero en la puerta, como resistiéndonos a la despedida, continuamos la amena conversación. 

Luego… colorín, colorado… 

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Andrés Osado Gracia


Crónica de la 39ª Reunión Grupo Madrid

En Casa Pepe 
Fuenlabrada (Madrid)
 
14 de diciembre de 2019

Acabamos de llegar a casa después de haber pasado una agradable comida, una más, en Casa Pepe. Casa Pepe es al Grupo lo que Agropopular a la Cope: todo un clásico. 

Antonio López, al encontrarse unos días fuera de Madrid, nuestro Intendente nos consultó, con gran acierto, que para eso es el Jefe, la posibilidad de cambiar el encuentro a Fuenlabrada, y así desactivar la total entrega y disponibilidad con la que Antonio nos tiene acostumbrados. Cuando se le comunicó a Paco, enseguida lo arregló todo. Paco y Vale tienen más cartel en Casa Pepe que Miguel Ángel Perera en las Ventas. 

Cuando nosotros llegamos ya estaban casi todos en el abrevadero. Enseguida Antonio Rodríguez nos ofreció unos extraordinarios torreznos que había preparado para el evento. Antonio López se retrasó un poco por causas ajenas a su voluntad. Besos y abrazos sinceros y sentidos entre todos. Nos alegró enormemente ver a Cari entre nosotros. 

Después de un largo aperitivo, donde se realizó un reconocimiento facial, después de cincuenta años, entre Antonio Rodríguez y Antonio Porras, sólo faltó olerse el culo, pasamos al comedor donde las féminas ya estaban sentadas. 

Ocupamos la amplia mesa presidida en esta ocasión por Manuel Jurado y su encantadora esposa Manuela. ¡La mesa no podía estar más bonita adornada con ocho flores!: Manuela, Pilar, Vale, Charo, Paqui, Andrea, Cari y Consuelo. En el otro extremo, ocho cardos borriqueros: Antonio Rodríguez, José María, Victoriano, Antonio López, Manuel, Antonio Porras, Antonio Estepa y Paco. La comida exquisita, como siempre. Eché de menos una cosa: Paco se olvidó de la pipa tostada GIGANTE AGUA-SAL de Hacendado. ¡Es que no se puede estar en todo! 

La conversación transcurrió por los cauces habituales: un poquito de ephemérides, cuarto y mitad de política, medio kilo de estudio sociológico (Priego y sus aldeas) y el resto lo dedicamos a reírnos de todo. Cuando terminamos de comer, al Porras y a mí se nos había puesto las barriguitas como al niño de los garbanzos de Paco Gandía. La suerte de Antonio es que estaba en plena convalecencia de un terrible resfriado y solamente se comió dos platos de sopa, que si no…! ¡Qué bien preparaos estamos para afrontar el último tramo del camino! 

Después del café y los chupitos, Antonio Rodríguez nos hizo cantar dos clásicos: “ Soy Cordobés” y “Serenata a la Mezquita”. Nuestras varoniles y afinadas voces se pasearon, con el garbo que da la tierra, por el amplio comedor. Fue tan grande y meritoria nuestra actuación que todos los comensales se quedaron boquiabiertos incapaces de aplaudir. Temimos que hubiesen sufrido un ictus, dada su quietud. Respiramos tranquilos al observar que poco a poco comenzaban a moverse. ¡Qué susto! 

Con languidez y parsimonia nos íbamos levantando de la mesa para trasladarnos al bar. Rematamos con unas tónicas para ayudar a nuestros pobres estómagos a superar la ingesta. 

Después de desearnos unas felices navidades y un 2020 lleno de esperanza, nos despedimos con besos y forzados abrazos (el que mucho abarca, poco aprieta). 

El Grupo de Madrid envía al Grupo Hornachuelos 63-65 una felices navidades y que el 2020 sea generoso con todos nosotros. 

¡Brindo por todos para que nunca nos falte las ganas de comer! 

Paz y bien.
Antonio Estepa Romero