En Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
14 de diciembre de 2019
Acabamos de llegar a casa después de haber pasado una agradable comida, una más, en Casa Pepe. Casa Pepe es al Grupo lo que Agropopular a la Cope: todo un clásico.
Antonio López, al encontrarse unos días fuera de Madrid, nuestro Intendente nos consultó, con gran acierto, que para eso es el Jefe, la posibilidad de cambiar el encuentro a Fuenlabrada, y así desactivar la total entrega y disponibilidad con la que Antonio nos tiene acostumbrados. Cuando se le comunicó a Paco, enseguida lo arregló todo. Paco y Vale tienen más cartel en Casa Pepe que Miguel Ángel Perera en las Ventas.
Cuando nosotros llegamos ya estaban casi todos en el abrevadero. Enseguida Antonio Rodríguez nos ofreció unos extraordinarios torreznos que había preparado para el evento. Antonio López se retrasó un poco por causas ajenas a su voluntad. Besos y abrazos sinceros y sentidos entre todos. Nos alegró enormemente ver a Cari entre nosotros.
Después de un largo aperitivo, donde se realizó un reconocimiento facial, después de cincuenta años, entre Antonio Rodríguez y Antonio Porras, sólo faltó olerse el culo, pasamos al comedor donde las féminas ya estaban sentadas.
Ocupamos la amplia mesa presidida en esta ocasión por Manuel Jurado y su encantadora esposa Manuela. ¡La mesa no podía estar más bonita adornada con ocho flores!: Manuela, Pilar, Vale, Charo, Paqui, Andrea, Cari y Consuelo. En el otro extremo, ocho cardos borriqueros: Antonio Rodríguez, José María, Victoriano, Antonio López, Manuel, Antonio Porras, Antonio Estepa y Paco. La comida exquisita, como siempre. Eché de menos una cosa: Paco se olvidó de la pipa tostada GIGANTE AGUA-SAL de Hacendado. ¡Es que no se puede estar en todo!
La conversación transcurrió por los cauces habituales: un poquito de ephemérides, cuarto y mitad de política, medio kilo de estudio sociológico (Priego y sus aldeas) y el resto lo dedicamos a reírnos de todo. Cuando terminamos de comer, al Porras y a mí se nos había puesto las barriguitas como al niño de los garbanzos de Paco Gandía. La suerte de Antonio es que estaba en plena convalecencia de un terrible resfriado y solamente se comió dos platos de sopa, que si no…! ¡Qué bien preparaos estamos para afrontar el último tramo del camino!
Después del café y los chupitos, Antonio Rodríguez nos hizo cantar dos clásicos: “ Soy Cordobés” y “Serenata a la Mezquita”. Nuestras varoniles y afinadas voces se pasearon, con el garbo que da la tierra, por el amplio comedor. Fue tan grande y meritoria nuestra actuación que todos los comensales se quedaron boquiabiertos incapaces de aplaudir. Temimos que hubiesen sufrido un ictus, dada su quietud. Respiramos tranquilos al observar que poco a poco comenzaban a moverse. ¡Qué susto!
Con languidez y parsimonia nos íbamos levantando de la mesa para trasladarnos al bar. Rematamos con unas tónicas para ayudar a nuestros pobres estómagos a superar la ingesta.
Después de desearnos unas felices navidades y un 2020 lleno de esperanza, nos despedimos con besos y forzados abrazos (el que mucho abarca, poco aprieta).
El Grupo de Madrid envía al Grupo Hornachuelos 63-65 una felices navidades y que el 2020 sea generoso con todos nosotros.
¡Brindo por todos para que nunca nos falte las ganas de comer!
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero
Espléndida crónica, nuestra felicitación a todos los del grupo Madrileño y fuerte abrazo de Elena y mío.
ResponderEliminarTal cual. Así fue y así lo ha contado.
ResponderEliminarPor cierto...muy bien contado.
Un fuerte abrazo a todos
Muy bien Antonio, como siempre en plan "Maestro", no se te escapa ningún detalle...
ResponderEliminarSe ve que al amigo Antonio Porras los resfriados no le quitan las ganas de comer ni las fuerzas...joer!!!...como me quiere el tío!!!...
Felices Fiestas para todos y un abrazo en "dos tiempos" para ti .
Excelente. Me alegro mucho por lo bien que lo pasasteis.
ResponderEliminarGracias por vuestros buenos deseos, yo os lo devuelvo corregidos y aumentados. Un abrazo Antonio y a todos los de madrisssss
Gracias, amigos, por vuestros generosos comentarios. Un abrazo.
ResponderEliminarSe agradece tu felicitación, pero el brindis más que atrevido me resulta inquietante si pienso en las terribles consecuencias de la carencia de apetito.
ResponderEliminar¿Qué sería de nosotros sin ganas de comer? Seguramente, tal pérdida conllevaría aparejada la falta de ganas de cantar, abrazar, etc.
Además, los alimentos perderían su gracia.
¡A comer, a comer, que el mundo se acaba!
¡Feliz año nuevo!
(Tengo el secreto y dudoso propósito para el 2020 de morigerarme. ¡A ver si rebajo un poco este generoso corpachón! Pero, perder el apetito...¡antes morir que perder la vida!)