El
espíritu que auspicia este encuentro
y que
aúna nuestros corazones
solo hay
que encontrarlo en las ilusiones
de niños
grandes y hermosos recuerdos:
Un
Seminario, un río, un pueblo,
un
hermoso paisaje, unos olores,
música y juegos;
y unos profesores
que
modelaron nuestro intelecto.
Hoy nos
fundimos en un fuerte abrazo
y hasta
el cielo alzamos nuestras copas
para
brindar con nuestro mejor vino:
¡Por los
compañeros que se marcharon
y cuantos
desde arriba nos apoyan!
¡Por nuestra
lealtad! ¡Por nuestro cariño!
Francisco Solano Raya
Marqués
Córdoba 25 de
septiembre de 2014
Gracias amigo Francisco Solano. Un soneto que sintetiza nuestro ser y nuestros sueños.
ResponderEliminarUn abrazo, compañero.
Gracías, Don Francisco por convertir en sublime las cosas sencilla. Gracias.
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