Reunión del Grupo de Córdoba en 3 Califas
21 de mayo de 2015
Un día más, tuvimos la Reunión mensual del jueves, esta el correspondiente al mes de mayo, en los "3 Califas”, Afortunadamente no fue
como cualquier otro. Tuvo su aquel…
Pero ojo, como quien manda... mandó
que se retrasara una horita el encuentro. Tampoco pasa na por eso, ni sa va cabar er mundo. Como a lo mejor
diría d. Quijote a su inseparable Sancho Panza:
–Amigo Sancho, con la jerarquía hemos dado en topar; menester será
cumplir los mandatos de Maese Rector, no fuera ser que nos mandase un castigo
del cielo. (No pongo comillas ya que afortunadamente este pego no lo dijo D.
Quijote)
Dicho o no, por quien fuere, allí estábamos todos, menos el Jefe
de Estudios... que siempre llega "tarde" pero tiene su explicación: es
por si algún morlaco viene rezagado por el camino y ha de darle instrucciones
de ligereza. Si no, mírese el libro de urbanidad, que ahora tiene en su poder,
en aquello referente a la diligencia en no llegar tarde a las reuniones o citas.
–Nunca más sacaré una foto.
Allí estaba otra vez, con su cámara en ristre, sacando fotos a
diestro y siniestro. ¡Tiene un corazón más grande que él!
A la voz de ya, empezamos nuestra amena conversación. Tan vigorosa
y sentida, que unos GUIRIS, sentados muy cerca de nosotros, tuvieron que irse al último rincón,
para disfrutar de un sosegado silencio:¡Somos tan vehementes!
Lo somos, hasta en el planteamiento de una Tesis que fue
presentada: “sobre el plato de los
pistachos”, de si ha de estar unos centímetros a la derecha o a la
izquierda de dos puntos, en este caso manos. Los ponentes, el Sr. Rector y el
padre Prefecto, dejaron perfectamente aclaradas las posiciones, con gran
admiración de los presentes: más por el acaloramiento en la defensa del aquí o
allá, que por la importancia en sí misma. Menos mal que al final los opositores consideraron más importante la teoría de que "más vale unir que separar.
¡Lo fundamental es que seguimos con la ilusión del principio! Con
tesis o sin ella. No paramos de pensar en
la manera de seguir contactando con más compañeros que se unan a este grupo que,
poco a poco, va creciendo. La nueva incorporación de Antonio Martínez Rangel y
Antonio Hidalgo Naz, nos han dado bríos para seguir adelante.
Pasado un tiempo, nos trasladamos a la otra sede: la de "los pepes
sonrisas"; lugar donde esos dos camareros, que más de dependientes de un
bar, parecen que rigen una funeraria. No
le sacas una sonrisa ni aunque le sueltes 50€ de propina y para colmo son muy altos,
vamos... dignos de protagonizar una película de terror. Da yuyu cuando se te
plantan a tu lado para ver qué quieres tomar:
‑Que va a tomar –dice con esa voz que te seca la sangre.
Yo… (mi primer deseo, es reponerme unos segundos del susto) le
digo… con una voz que apenas es un susurro:
-Una copa de vino, por favor.
Cuando se marcha, me entra un alivio… Lo malo es que al ratito
vuelve… y otra vez, me da por pensar: “¿le habrá echado alguna pócima?”. Yo por
si las moscas bebo el último y así compruebo que no ha sido así (como ese hijo
de su “buena madre” Nerón)
Pero la sorpresa fue morrocotuda, cuando nos pusieron el "bocaillo de caramales": nos
mirábamos unos a otros y luego al plato y vuelta a mirarnos y a mirar al plato.
A nuestro Paco Sánchez se le caían unos lagrimones que daba pena verlo. ¡Nos
habían puesto ¡“minibocaillos de
caramales”! ¡Y ahora quien tiene narices de decirle a la momia andante que
con eso no teníamos ni para empezar! Menos mal que el hambre da valentía para
superar cualquier contrariedad y el susodicho compañero, que ya había dado
cuenta de tan apreciado manjar, en dos bocados, se armó de valor y requirió la
presencia del camarero. Casi sin atreverse a mirarlo le dijo:
-¿No los tendría más grandes? (se refería a los bocadillos)
-No, ese tipo de pan es el que nos queda, -contestó cariacontecido
eso hombre que parecía un faquir con la espada aún dentro del cuerpo.
-Pues vuelva a traer uno más para cada uno, si hace el favor.
Sin decir una sola palabra, se marchó lentamente y al rato se
plantó ante nosotros, casi con una sonrisa, (de esas que pone Drácula en sus
películas cuando va a pegar, a la protagonista, ese vacadito subsionador en el
cuello…) que tenía para todos, menos para uno.
Entonces nuestro amigo Antonio Martínez, que no le tiene miedo a
las alturas, contestó rápidamente:
-Traigame uno de atún con tomate,
Nuevamente se manchó por donde vino y al rato nos trajo unos
bocatas para cada uno. La verdad es que nos hubiéramos comido otro, pero
preferimos dejarlo así con tal de no ver esa cara que parecía recién salida del
museo de los horrores.
Así, tranquilamente, fue pasando la noche y llegamos a sentirnos
tan agustito, que nos pusimos a hablar de política. ¿De política?... Si, si, de
política… y sin acaloramientos. Cada uno expusimos nuestros puntos de vista, “sin
acritud”, y con una profunda seriedad fueron escuchados atentamente por todos.
¡ Es que la calma que dan esos “bocadillos de caramales"… ¡
Y con esa misma serenidad, nos despedimos hasta la siguiente.
¡Hasta luego!