Caridad Cristobal y Antonio Crepo |
Móstoles, 28 de
noviembre de 2017
Querido
Antonio:
Cuando
el olor a polvorones se va metiendo por
las rendijas de nuestros hogares; cuando las calles, ataviadas con sus vestidos
luminosos, nos van diciendo que se acerca la Navidad; cuando la gente
enloquecida con el Black Friday preparan con avidez las próximas fiestas…, coges
tú y nos dejas. Así, sin avisar. Como el que no quiere molestar. ¡Con la
sencillez de los grandes!
El
próximo sábado, ya sabes, teníamos la reunión del Grupo. Todos teníamos ilusión
de que llegara para vernos de nuevo y echar un rato. Hemos decidido cancelarla.
Seguro que estarás diciendo: “¡qué va, hombre, de eso nada. Tenéis que seguir
adelante! Y es verdad. Todos tenemos que seguir adelante. Pero ahora mismo no
es fácil.
Perdóname,
pero hoy me cuesta escribir. Y es que has dejado, querido amigo, un hueco muy
grande. No me refiero al espacio en la mesa, que también, sino en nosotros. En
nuestras vidas. Sí, ya sabemos que vas a seguir vivo en nuestro recuerdo, pero
no es igual.
Créeme,
te vamos a echar mucho de menos. Tu amistad sincera y sencilla, tu eterna
sonrisa, tu coraje para luchar la vida, tu entrega por hacer felices a todos
los que te rodeaban, son valores que no olvidaremos nunca.
Sé
que ya estás en el cielo, disfrutando de esa otra vida para siempre; ya estarás
con Andrés, con D. Moisés, con todos los familiares y compañeros que te han
precedido. Ese es el futuro que nos espera a todos, Reunirnos para siempre en
ese lugar maravilloso, junto a nuestro Padre Dios y Ntra. Sra. de los Ángeles,
a la que tantas veces le rezamos.
Bueno,
Antonio, te dejo. Ya no te puedo decir que te vaya bien, porque estás viviendo
para siempre en el mejor sitio posible, después de tu paso por aquí.
Ahora
te toca a ti rezar por nosotros. No te cortes en dar el coñazo, El Señor tiene
mucha paciencia, y nuestra Madre ¡ni te cuento!
Recibe
un abrazo muy, muy fuerte de todos nosotros, tus vicarianos.
Antonio
Estepa
Maravillosa carta amigo Estepa.
ResponderEliminarAntonio era así, sencillo, natural. Todo le parecia bien.
Jamás olvidaré una de nuestras vivencias infantiles antes de entrar en Los Ángeles. Antonio y yo éramos vecinos allí en el pueblo. Nis ju tábamos mucho y una de las veces en que me invitó a subir con él en la burra que tenía,bajábamos por la carretera de Málaga y en plena pendiente, no se me ocurrió otra cosa que pinchar a la burra en el trasero. Yo no había visto nunca a una burra correr tango. Íbamos a salir por orejas y el bueno de Antonio me repetía.....Franciiiiii ¿qué le has hecho a la burraaaaa?.
Fuímos juntos en un coche particular hasta el seminario aquél lluvioso día del 4 de noviembre del 63. Y precisamente en un més de noviembre te vás y nos dejas.
Hasta siempre querido amigo.
Gracias, Paco. Me he tenido que reír con tu anécdota. ¡Si es que los de Fernán Núñez "seis"...! Un abrazo.
ResponderEliminarSentida y sencilla esa carta abierta a un amigo extraordinario.Antonio se ha ido sin avisar para no molestarnos y nos ha dejado rotos de dolor. Tenía prisa por llegar para desde allí ayudarnos a nosotros en nuestro caminar.Ya está en su morada definitiva junto a Andrés y demás compañeros que le precedieron y alli formarán el grupo celeste. Alli, antes o después, nos veremos todos.
ResponderEliminarGracias Antonio por estas sinceras palabras para nuestro amigo, tuvo conmigo detalles que me descubrieron su gran humanidad, ha sido una suerte conocerle y una desgracia perderle de esta manera tan repentina. Lo que se nos da se nos quita.
ResponderEliminarPreciosa carta Antonio. Cuando he abierto el blog y he visto arriba la foto del Seminario, gris, silencioso y ya casi moribundo, he recordado aquellos años en que brillaba su blancura y el ruido de nosotros se oía por todo el Bembezar. Seguro, que como tú dices, se encontrará con Andres y los que ya han partido. Ahora tenemos otro grupo allá junto a Santa María de los Ángeles y tendrán todo el tiempo para reunirse y recordar. Descanse en paz y un abrazo para su familia
ResponderEliminarGracias, Pepe, Paco, César. Es un lujo tener, después de cincuenta años, a un grupo de amigos tan extraordinarios. AMIGOS con mayúscula porque si no fuera así no dolería tanto perderlos. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarAntonio Estepa qué bonita carta has escrito, tan llena de sentimiento y a la vez natural como creo que era Antonio Crespo.
ResponderEliminarGracias por haberla escrito y me uno a ella en su totalidad.
Un abrazo.
Sólo se me ocurre decir que, ha sido y sigue siendo un placer recordar y conocer a estos dos Antonios: el que está en mi pensamiento y el que escribe así de bonito. Gracias a los dos.
ResponderEliminarGracias, Manuel, Andrés, por vuestra amistad. Y felicidades, Osado. Un abrazo.
ResponderEliminarAmigo Antonio, con palabras sencillas pero nacidas de muy dentro, has evocado a nuestro Crespo. Así era él, un hombre BUENO. Ese recuerdo nos deja y un hueco difícil de asimilar y de reponer.
ResponderEliminarGracias por tu carta y por expresar magistralmente los sentimientos compartidos por todos.
Un abrazo.
Gracias a ti, Manuel, por tu amistad. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por decirle a Crespo que lo seguimos queriendo. Seguro que le has sacado una sonrisa.
ResponderEliminarSacarle una sonrisa a Antonio no tiene ningún mérito. La sonrisa la traía ya en el pedido, cuando nació.
ResponderEliminarAntonio Crespo,un compañero que regresa a la casa del Padre Celestial.
ResponderEliminarLa tristeza por la pérdida de quienes lo acompañaron en vida, se hace patente en las muestras de dolor.
Nosotros antiguos seminaristas y compañeros suyos, seguimos recordando las palabras de Esperanza y de Fe, que aprendimos en los Ángeles.
Descanse en paz.
Juan Martín.
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