Cronica de los vicarianos de Madrid
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
¡Chicos, qué encuentro!
Hacía dos meses que no nos veíamos. Desde la quedada de Priego, exactamente. La verdad es que ya teníamos ganas de palmotearnos. La puntualidad, inoculada en nuestros jóvenes y vigorosos cuerpos hace cincuenta años en Los Ángeles, seguía intacta en nosotros. Victoriano nos adelantaba por whatsapp que recogería a Cari. ¡Magnífica noticia! Antonio López no pudo asistir por obligaciones familiares.
Saludos y apretones sinceros y sentidos, especialmente con Cari. ¡Dios, cuánto seguimos echando de menos a Crespo!
Sin perder un minuto los chicos no acercamos al abrevadero. Vilas se quedó solo con las chicas en la terraza. Al cabo de un ratillo lo vimos acercarse a la barra con visibles toques de femineidad. Unos minutos más y hubiese sido irrecuperable. Cañitas para regar la plaza y al comedor en fila india. Cuando entraron las chicas ya estábamos acomodados. Primer problema: desacuerdo de Carmen por no poder situarse más cerca de la salida. ¡Cualquiera nos movía de la silla una vez sentados! ¡Vamos, ni Gruas Aguado!
Comienza el festín y se nos presenta el segundo problema. Paco, siempre atento, comenzó a servir un Ribera del Duero. Al dejar la botella en la mesa existía un pequeño desnivel y el líquido manchó el vestido de mi Carmelilla. Agustina de Aragón era una Oblata Expiadora comparada con Carmen. La comida, excelente como siempre, fue amenizada por Manolo Jurado y Rafa Vilas. Se tiraron toda la comida hablando de la visita a Los Ángeles. Cuartos, aulas, duchas, estudio, piscina, cocina, comedor…no se dejaron nada atrás. - ¿Pero no te acuerdas…? –Pues no, Manolo, no me acuerdo. Lo siento. ¡Qué cabezas!
Acabada la comida nos trasladamos a la terraza. Llevaba tiempo que no me reía con tantas ganas. Victoriano y el Vilas se pusieron a contar chistes mano a mano, y yo ya no podía más. ¡Estaban sembraos! Eran chistes graciosos y cortos. Ahí Rafa ha mejorado bastante. Me dolía el diafragma y la “tableta de chocolate” de mi tórax, de tanto reírme. ¡Qué rato más bueno!
Pero nada es eterno y se iba acercando la hora. Tocaba las fotos de despedida. Carmen, con la agilidad de una gacela moribunda, saltó al vetusto cochecito eléctrico, quedando encajada en él. La elasticidad del cuerpo femenino es admirable. Parecía una amazona montando, a horcajadas, un brioso corcel. Nosotros nos pusimos detrás, como… arropándola. Después les tocó a las mujeres. Como por arte de magia, el viejo cochecito de transformó en un magnífico florero donde exhibía orgulloso aquel ramillete de flores. ¡ No se podía aguantar tanta belleza sin quedar deslumbrado!
Nos hemos comprometido a no tardar tanto tiempo en reunirnos otra vez. El caudillo Vilas se va a Priego y aquí no se mueve nadie. Menos mal que Castillejo alza la voz de manijero y nos ponemos todos a trotar.
Una despedida llena de cariño y buenos deseos sirvió de colofón a este vigésimo octavo encuentro. Yo me fui para Móstoles completamente henchido e hinchado.
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero
Móstoles, 7 de junio de 2018
Fenomenal, como siempre, amigo Antonio. Quién sabe, sabe, y si no, para cronista. Dejando bromas aparte, se agradecen estas crónicas porque vemos cómo lo pasamos unos y otros
ResponderEliminarMagnífico relato Estepa! Gracias por compartir las vivencias madrileñas con todos los compañeros
ResponderEliminarAmigo Antonio, eres grande... estupenda crónica que refleja fielmente las buenas horas que pasamos juntos.
ResponderEliminarMuy emocionante y agradable la presencia de Cari entre nosotros. Ojalá siga con ánimos y asista a todos los encuentros.
Echamos en falta las ausencias de Antonio López a última hora y las ya anunciadas de Agustín y Antonio Porras. Este Madrid es muy grande y las distancias son un problema. Tenemos que hacer un encuentro cerca de ellos, en el Corredor del Henares y darles más posibilidades de asistir.
Gracias por hacernos sonreír y disfrutar leyéndote.
Un abrazo.
Gracias, compis por ser tan amables.
ResponderEliminarAntonio, coño, bienvenido a la escribanía. Te he echado de menos, tanto en tu corporeidad generosa y abundosa como en la graciosa espiritualidad de tu pluma (me estoy refiriendo a la de escribir).
ResponderEliminarY ahora te voy a dar una poquita dosis de envidia: el viernes próximo voy a comer con Miguel Estepa y con Inés en su casa de Montalbán. ¡Toma ya!
Un abrazo para toda la comunidad madrileña de curillas.
La fiesta dió para mucho. Incluso para ir a la feria y montaros en los cochecitos.
ResponderEliminarMe alegro. Un abrazo y besitos
Como siempre sr. Estepa, ha estado Vd. sembrao.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Gracias, Andrés, Pacomo, siempre ten amables. José María, la verdad es que me has dado envidia. ¡Cuánto me gustaría estar en Montalbán para vaciarme con vosotros! Aunque mi colega Miguel e Inés dejarán, como siempre el pabellón montalbeño muy alto. Son extraordinarias personas. Disfrutad todo lo que podáis y brindad por la amistad y para que no perdamos la gas de comer. Un abrazo.
ResponderEliminarCrónica simpática y fluida. Como no estoy en el ajo me pierdo algún detalle, pero no lo principal: la diversión sana alrededor de la amistad prodiga la hermosura por doquier.
ResponderEliminarTema aparte: he estado viendo y revisando las fotos de Hornachuelos unas cuantas veces. Mucho arte fotográfico derrochado por cada fotógrafo. Podría dar mis favoritos pero sólo daré una pista: tenían las cámaras fotográficas más gordas.
También ha habido fotógrafos más modestos exhibiendo encuadres y tomas originales.
Una curiosidad: hay más fotos, en conjunto, del Bembézar que del Seminario.
Y finalmente hago público mi agradecimiento al maestro Manuel Casimiro Gómez, que es una máquina pintando y un derroche regalando. Tengo sus dos cuadros instalados en la casa y su pinacoteca en un archivo de mi ordenador. Muchas gracias.
Pedro
Antonio, tu arte para evocar, tu frescura, tu fácil peloteo y tus desenfadados comentarios a los que no falta el humor en ningún instante, me han provocado una gran sonrisa y se llevan mi aplauso desde el coro.
ResponderEliminarFelicidades a todos los que participasteis en tan amistoso encuentro.
Pedro