domingo, 19 de diciembre de 2021

Grupo Madrid - Crónica 44ª Reunión

 


"CASA PEPE"

Fuenlabrada (Madrid)

Antonio Estepa Romero
18 de diciembre de 2021

Desde el 21 de junio de 2020 no había cogido el coche para asistir a la reunión del Grupo. Manolo Jurado me llamó el viernes para decirme a qué hora tenía que pasarse para recogernos, como lo había hecho en las dos últimas reuniones. Le agradecí de nuevo su ofrecimiento, comentándole que ya me encontraba bien para utilizar el mío.

Cuando Andrea y yo llegamos a Casa Pepe y entramos al bar, no encontramos a nadie. Solo a una chica sentada de espaldas a la puerta. Rápidamente reconocí a Manuela. Pero eso no tiene mérito. El mejor sitio para camuflarse una mujer es una floristería. ¡No hay forma de encontrarla! Recuerdo que una primavera estuve con Andrea visitando El Jardín de los Rosales, me despisté unos segundos y no fui capaz de localizarla hasta que me llamó la atención. La saludamos y enseguida se presentó Manuel. Poco a poco iban entrando como tórtolas al aguaero. Primero los “anfitriones”, Paco y Vale, después, Antonio López y por último Cari, Consuelo y Victoriano. Antonio Porras avisó de que no podía asistir con Pilar.

¡Pronto empezó el cachondeíto! Victoriano se presentó con un apósito en la frente. Rápidamente nos interesamos por él. Nos explicó que le habían quemado una protuberancia cutánea, y que por estética, para no quedarnos impresionados, se había puesto la tirita. ¡Qué tío más coqueto! En mi pueblo a eso le llaman verruga, Si hubiese estado un poquito más al centro lo hubiese confundido con un unicornio. Alguien comentó por lo bajito: “ -mucho ha tardao-” refiriendo a los cuernos cutáneos, lesiones epidérmicas subyacentes. ¡Mala leche hay por ahí suelta!

Entre risas íbamos apurando las bebidas para entrar al comedor. Llegado el momento de sentarnos me vi en la obligación de cederle la “cátedra” a nuestro Comandante en Jefe, Victoriano, que por derecho  estatutario le pertenece.

Rápidamente se sentó por temor a que me arrepintiese. La última vez tuve el atrevimiento de ocupar su sitio y no lo haré nunca más, pues estuve varios días con remordimientos de conciencia. Desde Los Ángeles no había sentido nada parecido. Menos mal que no se me apareció en sueños “el cura-atleta”.

Antes de comenzar la comida, Vale hizo entrega a nuestro chef, M. Jurado, de un precioso delantal que le había decorado y que serviría para futuros encuentros. Con este detalle de Vale, se cumple parcialmente el acuerdo que llegamos a aprobar por unanimidad, con fecha 19 de junio de 2021, en el palacete de Antonio López, de vestir a nuestro chef como se merece.

Ya solo nos queda cubrirlo con el “Toque Blanche” para coronarlo como rey y señor de nuestra mesa.

Enseguida llegó, bolígrafo en ristre, el camarero para tomar nota. Paco y yo no lo dudamos. Casi al unísono pedimos: “Ánfora de sopa”.¡ Cómo nos acordamos de Antonio Porras! Y de Pilar, por supuesto. Ya se encargaron las dos sillas vacías de recordarlo. Mentalmente pensaba cada vez que metía la cuchara: -“Una para ti, otra para mi…”- Salía la sopa como el magma del Cumbre Vieja. ¡Qué pechá, niño! Salí como el de Paco Gandía.

Como siempre, la conversación resultó amena e instructiva. Victoriano abrió de nuevo la sandía, preguntándole a Antonio López por temas que domina completamente. Nosotros nos aprovechamos de las preguntas de aquél y las respuestas de éste. Cada día que pasa está más consolidado el Grupo. Se lo debemos a las chicas, que han sabido interiorizar el espíritu de Los Ángeles.

Después de la comida pedimos café. Manuela se dejó caer con una caja de perrunas de El Viso. ¡Extraordinarias! Seguidamente, Antonio López le dio a cada chica una botellita del primer aceite de la campaña 100% virgen extra Don Lope, cosecha familiar. Las chicas, levantando las botellas, comentaron entre risitas que desayunarían con el Sr. Lope durante unos días. ¡Verás por dónde va a salir el aceite!

En el bar nos tomamos algo y nos hicimos la foto de despedida. Terminamos el encuentro deseándonos todos una Feliz Navidad y un 2022 saturado de salud para todos. Estos sentimientos fueron refrendados por sentidos abrazos y con la esperanza de vernos todos en el próximo encuentro.

Desde esta humilde tribuna me hago portavoz del Grupo de Madrid para desear a todos los compañeros una FELIZ NAVIDAD y un venturoso 2022.



Paz y bien.

sábado, 18 de diciembre de 2021

MERC INCIP FER EXIT ALUMN

22 DECEMBER

MERC INCIP FER EXIT ALUMN

No se por qué, pensando en nosotros, los compañeros de Santa María de los Ángeles, me ha venido al recuerdo ese día 22 de diciembre en el que nos daban las vacaciones de Navidad (así queda reflejado en el Kalendarium de las Ephemerides)
Quizás sea por la reflexión que vengo haciendo sobre lo permanente y aquellas otras cosas que van cambiando a nuestro alrededor e incluso a nuestro grupo.
Permanente, esas tiernas despedidas de “hasta luego y feliz Navidad” que nos dábamos ese día. Las recuerdo perfectamente. Más aún esa Misa y su emotiva canción de despedida. ¡Qué voz la de Rafa Vilas!
Me gustaría pensar que estas fiestas nos sirvan para disfrutar, cada uno según su forma de entender la Navidad, pero también para reflexionar en el paso que dimos en nuestro reencuentro.
Muchas cosas están cambiando en nuestro grupo. Todas ellas, pienso yo, por no saber adaptarnos a los pensamientos de cada uno. Por querer imponer y no dialogar nuestras ideas.
No sólo la COVID nos está alejando. Algo también lo está provocando.
Creo que debemos aceptar lo cambiante y no consentir que ese “EXIT ALUMN” se convierta en algo duradero.
Afortunadamente nos queda tiempo para poder seguir juntos, pero cuidado que cada vez queda menos.
¿Por qué no olvidamos todo lo que nos haya desunido y volvemos de esas “vacaciones” con ganas de formar un grupo de verdad?

            FELICES FIESTAS Y FELIZ REGRESO

Andrés Osado
Córdoba, Navidad de  2021

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Juan Martín - Hermanas Hospitalarias

Sin pretenderlo medité ante aquel Crucifijo en la sala de espera.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar. . . .En todas las generaciones y en cada criatura, me pareció que seguía germinando la eterna trascendencia de Dios.

Hermanas Hospitalarias
Desde la misma entrada del hospital ya se percibía en el entorno un estilo diferente, sería la mano femenina de las monjas y su devoción Mariana. Nada más traspasar el recibidor se encontraba una gran sala de espera, un kiosquito de revistas y la capilla abierta. Como en otras ocasiones tomé un folleto que comentaba el Evangelio, un curso para jóvenes, y el espíritu misionero de la Iglesia Católica. Los comentarios escritos en aquella hoja, me recordaron los retiros espirituales en los Ángeles y en S. Pelagio.

En recepción indicaron que la endoscopia estaba en el segundo piso, allí pude apreciar el trabajo sostenido y encomiable del personal sanitario. Eran chicos y chicas muy jóvenes y también de otros países, para los asustados pacientes era un bálsamo verlos trabajar con aquella organización y determinación.
Sin embargo, la serenidad del personal sanitario, contrastaba con una sociedad ciega ante el futuro, por culpa de la corrosiva actividad humana. En el móvil las últimas noticias del volcán canario hablaban de evacuar la zona, la lava parecía un toque de atención para navegantes igual que las homilías de aquellos retiros en los Ángeles, en donde uno de los temas preferidos de nuestro rector eran los diez Mandamientos.

Tocaba esperar ante la sala de exploraciones, la revisión endoscópica no era una cosa grave, pero cuando te duermen para mirar por dentro, a saber, lo que puede pasar. En realidad, era miedo mal disimulado ante mi mujer, que estaba a mi lado mirando el móvil, y que yo por no ser menos hice lo mismo. En aquellos momentos de nervios, traté de mitigar la espera leyendo el folleto de la capilla y las noticias del día. En la salita de espera me sentí como un seminarista setentón, que hacía ejercicios espirituales en diferido con D. Gaspar.

Recuerdo que nuestro rector nos decía: Los Valores espirituales y morales nos hacen mejores ante los ojos de Dios, y nos elevan por encima del materialismo humano.

Yo desde la inseguridad de aquel asiento me atreví a añadir, que la mercantilización de la vida nos ha llevado hasta este presente. El crecimiento ha de estar situado entre un equilibrio de valores y el trabajo, y no al revés.
Progresar a costa del deterioro del clima, de la pobreza de la gente, y de los recursos del Planeta, la formación de la juventud, o de la inseguridad en el empleo, es un error.
El Mundo hoy ha de actuar como una civilización global, los problemas se han resolver en bloque.
El deterioro del clima deshace en los polos la nieve, altera la presión y el peso en la corteza terrestre, derrite la tundra que libera virus, se inundan las ciudades, y se desertizan los campos.
Está claro que la responsabilidad humana es la que está fallando, y la actual generación que vive en el Planeta, ya paga el coste de tal despilfarro contra la Naturaleza.

En aquellos retiros nos decían: Nada tiene sentido en la vida sin la bendición de Dios.
Hoy el futuro de la sociedad lo dictan los mercados, y no la moral o la equidad. El ser humano es muy pequeño, olvidamos que el Planeta es una bola de piedras y tierra bajo los pies, con cuatro mares de agua flotando sobre una esfera de magma sin salidas de emergencia. Nos dijeron en el seminario que la oración era un acto de humildad, por el que nuestra frágil condición humana se podía conectar con la inmensa bondad de Dios. En Google encontré los Diez Mandamientos, y los comparé con el presente.


Los diez Mandamientos del Sinaí, y aprendidos en el catecismo
*Éxodo. 20:2-3 Yo soy Yahvé tu Dios... No tendrás otro Dios frente a mí (Amar a Dios sobre todas las cosas).
*Éxodo. 20:4-5 No harás escultura alguna ni imagen de lo que hay en el Cielo o aquí abajo en la tierra….No te postrarás ante ella....¡Soy un Dios celoso, y castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera o cuarta generación!...
*Ex. 20-7 No tomarás el nombre de Yahvé en vano, porque Yahvé no dejará sin el castigo a quien tome su nombre en vano.

(No tomar el nombre de Dios en vano).
*Éxodo. 20-8 Acuérdate del día del sábado para santificarlo. No trabajarás ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tus siervos, ni el ganado, ni el extranjero que viva contigo.
(Santificar las fiestas).
*Éxodo. 20-12 Honrar al padre y a la madre para que tus días se alarguen sobre la tierra, que el Señor tu Dios te da. (Honrar al padre y a la madre).
*Éxodo. 20-13 No matarás. (No Matarás)
*Éxodo 20-14 No cometerás adulterio (No cometerás actos impuros)
*Éxodo. 20-15 No robarás (No hurtarás).
*Éxodo.20-16 No darás falso testimonio contra tu prójimo. (No dirás falso testimonio ni mentirás)
*El mandamiento del catecismo: (No consentir pensamientos ni deseos impuros) es muy similar al décimo del Sinaí, y no salía en las tablas de la Ley.
*Éxodo. 20-17 No desearás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que a él le pertenezca. (No codiciarás los bienes ajenos). Parece ser, que el pueblo de Israel salió de Egipto cuando gobernaba el faraón Tutmosis III (1.479/25 a/C), en aquel entonces la mujer estaba sometida al varón. Los preceptos siempre iban dirigidos a los jefes de familia, porque ellos tenían la autoridad para exigir su cumplimiento a la mujer, los hijos o los siervos.

En Google pude simplificar algo la historia.
Hablamos de lo humano y lo Divino sin valorar nuestra dimensión en el Cosmos, somos muy pequeños. Google dio sobre el Mundo todo un resumen de datos: La invención del fuego, la rueda, la cultura helena, el Hinduismo, el Budismo, Alejandro Magno, Julio César, Cristo, la Edad Media, Napoleón, las Guerras Mundiales, la modernidad, Internet y las naves espaciales. Repasé desde el Paleolítico al Curiosity, el corona virus, y la lava del volcán en la Palma, y deduje: Que la inspiración divina siempre guió a la ignorante cultura humana ante el desafío que supuso, sembrar de vida orgánica la Tierra.

Jesucristo predicó las Bienaventuranzas hace 2000 años. Era una guía espiritual ante la suprema mirada de Dios, que buscaba la orientación dentro de la corta y frágil vida de cada persona, para rentabilizar el mérito de existir como personas sobre la Tierra.

El presente en este punto de la historia, parece que precisa más que nunca del consuelo espiritual de Cristo. A los desastres naturales se suman la pobreza moral en las ciudades deshumanizadas y llenas de indiferencia, con el desapego social y la mala gestión. El futuro mal orientado de una sociedad robotizada, que solo adjudica el papel de consumidores a la gente, ocasiona frustración moral. De ahí que hoy sea necesario recuperar el sentido real de la Fe, y de la Esperanza perdida.

* Las Bienaventuranzas: S. Mateo 5:3-12. y S. Lucas 6:20-22
Bienaventurados sean los pobres en el espíritu, los que son mansos, los que lloran y sufren los avatares de la vida, los que tienen hambre de la justicia de Dios. Bienaventurados los misericordiosos con sus iguales, las personas limpias de corazón, y quienes llevan la paz a los demás.
Bienaventurados los que son perseguidas por actuar en justicia, y aquellas personas que son ultrajadas por defender su Fe en Dios.
Jesús prometía el Cielo como premio, por superar las angustias de este mundo desde la aceptación de la Fe, y el cumplimiento de la Voluntad de Dios en la vida de cada una de sus criaturas: Mujeres u hombres, ancianas o ancianos, niñas o niños.

La Iglesia Católica, continuadora de los Apóstoles mediante los obispos y presbíteros ordenados, enseñaba el mensaje de Cristo guiando a los fieles con unas normas.

Los sacramentos: El Bautismo, la Confirmación, Penitencia (confesión), la Eucaristía, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

Mandamientos de la Iglesia Católica: Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar. Confesar los pecados una vez al año, en peligro de muerte, y antes de comulgar. Comulgar por Pascua de Resurrección. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la santa Madre Iglesia. Y ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

Hay gente marginada que prefiere rezar a solas, antes que ir a la Iglesia
Jesucristo hablaba de austeridad, y de amor al prójimo, de igualdad entre los hombres y mujeres ante el desafío de la vida. Y de vivir la Fe al margen de los poderes políticos, o los intereses materiales.

Muchas personas hoy rezan en casa el Padre Nuestro enseñado por Jesús, quizás sea por la tendencia observada cuando se mezclaron los poderes económicos y políticos, con una Fe demasiado burocratizada.
La juventud convertida en objetivo comercial, vive al margen de la Iglesia. Sin poder independizarse de los padres, dan la espalda a los valores espirituales y sociales. Se refugian en una vida festiva, saturada de medios informáticos y de redes perdiendo los mejores años de su vida, y avocados al fracaso, la soledad, el alcohol, o las drogas.

Sacaron una camilla con un paciente dormido y enseguida tras la puerta entreabierta una voz dijo mi nombre, le di a la esposa el móvil, el anillo de casados y el reloj. Y luego entré con el volante de la cita en la mano hasta un pequeño despacho, en donde una enfermera constató los datos y me pidió que le firmara una autorización sanitaria.

Después me condujo hasta un cuartito allí me dijo que debía desnudarme excepto los calcetines, ponerme una bata y unas pantuflas verdes en los pies. Y luego debía volver para acompañarla ante la doctora, yo hice todo aquello de una manera mecánica, la bata no quedaba sujeta por detrás así que la agarré con una mano, llevándola como si fuera el capote de un torero.
En la camilla la doctora me comentó que me ponían una vía, hablaba sobre mi peso y la altura, pero apenas si me dio tiempo a oír las últimas frases. Enseguida desaparecieron de mi mente las caras de la doctora y de la anestesista, diluyéndose mis pensamientos en la nada más absoluta. Mi mujer dijo luego que tardaron alrededor de una hora y media, pero yo no fui consciente del tiempo transcurrido.

En la salida del hospital con la mascarilla puesta y las gafas empañadas, nos cogimos de la mano de forma precavida, pues aun se notaba algo la anestesia. No obstante el día me parecía luminoso, sentí en mi interior la necesidad de dar gracias a Dios a pesar de todos los pesares, por poder seguir caminando por aquella calle llena de sol, de ruido y tráfico, en este tramo final del año 2021.
Junto a nosotros en el césped de la zona de acceso, se veían algunas palomas ajenas a nuestra presencia picoteando los brotes. Mientras que varias personas que esperaban su turno en la puerta, hablaban entre ellas o miraban el teléfono distraídamente.

Juan Martín Santiago

domingo, 17 de octubre de 2021

Crónica de la 43ª Reunión Grupo Madrid

CASA PEPE
Fuenlabrada (Madrid)


Crónica de la 43ª Reunión Grupo Madrid

Con la misma precisión de una tortuga marina, que se orienta por el campo magnético de la Tierra para volver a su “casa”, así llegamos todos a Casa Pepe, después de veinte meses de ausencia. Manuel y Manuela nos recogieron para ir juntos. De nuevo Manuela me cedió el asiento de copiloto a sabiendas que atrás se marea un poco. ¡A ver si no es para comérsela!

Llegamos los primeros. Enseguida nos dimos cuenta de la cantidad de clientes que ocupaban las mesas de la amplia terraza. Se nota que estamos volviendo a la “normalidad”. La gente tiene ganas de abrazarse y disfrutar juntos, después de pasar estos meses tan duros.

Enseguida llegaron los demás. Por orden de aparición, como en las películas del cine español,: Antonio, Consuelo, Victoriano, Vale y Paco. Antonio Porras y Pilar no pudieron asistir por encontrarse en Villafranca.

Abrazos sentidos y sinceros. Según Veturián Arana, terapeuta holístico, “los abrazos liberan serotonina y dopamina, generando una gran sensación de bienestar y felicidad”. ¡Ahora me explico por qué me siento tan feliz cuando os veo!

Después de los primeros intercambios a pie de barra, las chicas estaban con sus cosas en una mesa, pasamos al comedor donde nos esperaba impaciente una larga y pulcra mesa. En esta ocasión tuve el atrevimiento de ocupar la silla de nuestro Comandante con el objeto de escuchar mejor la conversación, que ya voy teniendo el empleo auditivo de “teniente”.

Un inciso: como podéis observar a través de las crónicas, siempre uso la misma escaleta del evento para no perderme en la narración. Por cierto, expuse a los comensales la posibilidad de que el Jurado cogiera el testigo de cronista, y el intento resultó fallido. Más adelante lo intentaré de nuevo.

La comida, excelente, como siempre. Nos pusieron de segundo un solomillo que solo faltó hacerle la ola. ¡Extraordinario! Nos dijo Paco que lo habían comprado expresamente para nosotros. ¡Qué bien sabe la comida cuando se está en buena compañía!

En esta ocasión, la charla derivó sobre las nuevas tecnologías. Aquí debo reconocer que hago aguas. ¡No me entero ni papa! Me dedico a escuchar y aprender. El cuerpo humano es casi perfecto. Tenemos, entre otras cosas, dos orejas y una boca. Eso quiere decir que tenemos que escuchar el doble de lo que hablamos. Antonio López puso encima la “mesa de despacho” y de forma sencilla y pedagógica contestó a las múltiples preguntas que le hicimos sobre temas bancarios, tributarios, hereditarios…Me uno al filósofo griego Platón cuando se dejó caer con esta frase: “Solo sé que no sé nada”. Hace tiempo que me di cuenta de lo completo que es este Grupo. Dominamos, rozando la excelencia, distintas disciplinas. Tenemos cocineros, juristas, personas con dotes para el mando, meloneros, etc.

Llegó un momento que cambiamos de tercio. Manuel Jurado le hizo una pregunta capciosa a Victoriano sobre la medicación que le suministraba su amigo farmacéutico, Artemio. No estuvo fino el Jurado. Hay que acercarse a la presa como hacen las leonas, sigilosamente, sin que el grácil cervatillo se dé cuenta del peligro. ¿Qué pasó? ¡Pues lo que tenía que pasar! Que el cervus elaphus se escapó del acoso del félido. Vamos, que no entró al trapo. Creo sinceramente que el tema farmacéutico se ha jubilado como el gran Artemio.

Entre risas y bromas se iba pasando la tarde. De pronto, recibo una videollamada. Eran Antonio Porras y Pilar que no se conformaban con no estar en el evento, ¡Fue un puntazo! Le comenté que nos estábamos acordando de ellos, como de todos los ausentes, y el móvil pasó de mano en mano, como la falsa monea, para saludarlos. Le comenté al Porras que no tenían ánforas, pero nos metimos un solomillo extraordinariamente bueno. Ayer dejé la dieta aparcada un rato y “roí bien la soga”. Después del café y licores nos dirigimos a la terraza exterior. Al salir, otra grata sorpresa: Cari con su preciosa hija Gema. Abrazos incontenidos por la emoción y alegría. El día rayaba lo completo.

Después de una larga sobremesa, acordamos que la despedida del año fuese en el palacete de Antonio López. Éste, con la entrega de siempre, aceptó la idea. Antonio y Victoriano se pondrán de acuerdo para preparar el cenáculo. Antes de levantarnos, Victoriano nos recordó nuestra senectud al comunicarnos que por la noche se irían a una sala con su grupo de baile. ¡Este tío me tiene mosqueao con tanta pastillita! Última foto grupal, nuevos palmotazos y besos…y para casa. A Móstoles llegamos a las siete de la tarde. Después de agradecerles a Manuel y Manuela su disponibilidad hacia nosotros, llegamos a casa tatareando aquello de :”tengo el corazón contento, el corazón contento…”

Hacedme el favor de ser felices.

Paz y bien.

Antonio Estepa Romero
Móstoles, 16 de octubre de 2021

lunes, 13 de septiembre de 2021

UNO MÁS - Pedro Calle Ballesteros

UNO MÁS
Nuestra prisión era un reino

INTRODUCCIÓN
Recojo el guante que me lanza Juan Martín y regreso con mi frente marchita a aquellos años señeros como seminarista cordobés (1965-1971).

Mi forma de relatar es concisa y ajustada, a la medida de mi devastada memoria.

¿Qué añadir a lo ya narrado?

Poca cosa, impresiones, algún detalle lastrado por las dudas y nimias opiniones personales, que a nadie van a sorprender.

Pido disculpas y misericordia por recurrir a varias anécdotas ya conocidas, aunque recauchutadas de otra guisa.

ANTES DE INGRESAR AL SEMINARIO
Antes de viajar con mi padre a Montoro, yo había convivido durante cuatro veranos y un invierno con mi tío Emiliano y con mi adusta abuela Antonina, cuya entereza y espíritu abnegado sólo pudieron socavarlos la terrible soledad de una aldeíta perdida en la inmensa llanura castellana y la escasez de recursos materiales y culturales de aquellos lejanos años cincuenta y primeros de los sesenta. (A mi abuela y a tío Emiliano los encontré en 1965 en Montoro viviendo ya con tía Rosario y tío Constantino instalados unos cuantos meses antes de mi llegada).

El carácter jovial de mi acuariano tío le permitía sobrellevar admirablemente su solitario destino castellano atendiendo sus tres parroquias, cuidando el huerto y cazando, (a veces), palomas a estacazos en una nave destartalada situada entre el recinto eclesial y el cementerio nuevo.

Le ayudé en varias ocasiones a cazar las palomas de la nave vacía, jugándonos el tipo en aquella plataforma de vigas y tablones en estado precario, polvoriento y destartalado que constituía el piso de arriba.

El verano que Eduardo y yo veraneamos juntos en Barahona (1963), también él participó con entusiasmo en la poco ejemplar masacre de palomas, cuyo destino no era otro que rellenar la olla familiar con algo de "chicha".

Tío Emiliano escuchaba todos los días la radio para conocer las novedades del mundo exterior y recibía algún que otro periódico que le hacían llegar de uvas a peras, (El Adelantado de Segovia).

Yo ejercía de monaguillo habitual y exclusivo de mi tío en las parroquias de Barahona de Fresno (a diario), Sequera y Aldeanueva (los domingos).

Nuestra relación era excelente y sólo me regañó una vez y me dio un cachete por distraerle mientras decía misa. Pues, aunque me pidió que dejara de dar volteretas sobre la alfombra del altar, no le hice caso. En la iglesia sólo estábamos en aquel momento tío Emiliano y yo.

Por otra parte se podría decir que mi relación con el estamento católico era buena gracias a él, un alter padre para mí. Estando con él no recordaba los dos tortazos que me propinó el cura de la parroquia de San Frutos, en nuestro barrio segoviano de Valdevilla.

Los brutales tortazos a dos colegas del cole y a mí, (apenas teníamos 7 años), nos los ganamos cuchicheando durante una misa en la que nuestros maestros nos llevaron a todos los escolares a la mentada iglesia.

No recuerdo en absoluto por qué asistimos a aquella misa pero sí recuerdo que desde allí nos marchamos todos a casa sin volver a la escuela. En la sacristía, el hijoputa del cura nos ajustó las cuentas a los tres parlanchines y se aseguró nuestro respeto de por vida, aplicándonos su dura ley, (dura lex sed lex).

Aquellos dos tortazos me dejaron cierta impronta negativa en el cuerpo y en el alma hacia los intermediarios de la divinidad. ¿Para qué maltratarnos si con una somera regañina sobraba?

DESARRAIGO FAMILIAR
Mi padre me acompañó hasta Montoro en el tren. Recuerdo que me mareé un poco y mi padre me compró una tónica en el vagón bar. Bebérmela y potar fue instantáneo.

Mi padre se marchó enseguida tras saludar a su madre y hermanos, pues no le debieron conceder en su trabajo de guardia en la prisión de Segovia más permiso que el preciso. Ni siquiera se quedó a dormir.

En el dormitorio de mis tíos, tío Emiliano me cedió su cama para que no durmiera solo. Un par de días después me situaron definitivamente en el dormitorio de paso hacia el de mi tía y abuela.

Aquella primera noche en el dormitorio donde dormía mi tío Constantino, sentí la pérdida irrecuperable de mi maravillosa vida familiar. La tristeza me desató las lágrimas, que procuré ahogar para que no las escuchara mi tío.

Seguramente logré dormir algo, después de desahogarme largamente en silencio, pues por la mañana me incorporé a la vida de mi nueva familia sin morriñas ni preocupaciones.

La noche siguiente, nada más acostarme, volví a sentir autocompasión y comencé a llorar de nuevo. Pero me dije que no podía estar lamentándome eternamente y que debía sobreponerme y vivir la vida que se me ofrecía sin pensar en mi querida familia.

¿Lo conseguí? No del todo, pues D. Moisés, amigo de tío Constantino a juzgar por una foto conjunta en Villaharta, me preguntó en la entrevista como padre espiritual si echaba de menos a mis padres y hermanos.

No pude evitarlo y lloré a moco tendido sin poder contenerme.

Ahora, cuando mi hermano más cercano, compañero en colegios, trabajos, magisterio… se ha desencarnado inesperadamente y en circunstancias dolorosas y tristes, la vieja herida emocional del desarraigo ha vuelto a sangrar a la hora convenida de intentar dormirme. Ya no me desahogo con lágrimas como entonces pero el ataque de autocompasión es mucho peor.

Mi mujer y mi amigo Francisco me han dedicado una sesión de imposición de manos sanadora con la intervención de seres espirituales de luz invocados por Francisco, que ha revitalizado mi tercer chacra (plexo solar) y descongestionado la opresión que sentía. Me han devuelto la normalidad que había perdido a raíz del deceso fulminante de Eduardo. Muchas gracias a ellos y a cuantos han deseado y propiciado mi recuperación.

En realidad no perdemos nada, pero el EGO lo quiere controlar todo y nos provoca desequilibrios con pensamientos de apego o miedos relacionados con la muerte.

Mi debilidad emocional me acompañará siempre pero debo convertirla en maestra de vida y no en simple sufrimiento inútil propiciado por pensamientos de impotencia.

EL SEMINARIO
Al poco tiempo de recalar en Montoro con todo arreglado para mi ingreso en el Seminario, tío Constantino me llevó en su Seat 600 a Córdoba. Me dejó instalado en el autobús de los seminaristas y se despidió de mí sin mediar más ceremonia. Tras el “pórtate bien y estudia mucho” no quedaba nada que decir.

Luché contra el mareo desatándome los zapatos, canturreando y tratando de distraerme con las vistas de la ventanilla del autobús. Pero al llegar al Llano del pozo bajamos del vehículo y eché la pota. El mareo me impidió establecer contacto con mis futuros colegas y apenas fijarme en las cordiales relaciones de amistad que existían ya entre algunos de ellos.

Mi actitud durante los tres cursos, 1º,3º y 4º en Los Ángeles fue de discreción y prudencia, salvo algún desliz como el de achisparnos un compañero y yo con el vinagre de la comida y salir del comedor alegremente cogidos por los hombros llamando involuntariamente la atención de D. Gaspar, estando ya en 4º.

Me caía mal D. José Delgado porque vigilaba el silencio en las filas, tanto si íbamos al estudio como si nos dirigíamos al comedor, acechando escondido en lugares encubiertos. Me recordaba un poco al cura facha que nos abofeteó y que nos vigilaba desde el altar con miradas amenazadoras.

Aunque a Manuel Jurado le amargó la vida D. José durante unos meses, a mí nunca me regañó o llamó la atención.

Mis simpatías estaban del lado de D. Manuel, D. Francisco Javier y D. Moisés, más amables y de actitud menos severa.

D. Antonio Jiménez y D. Gaspar me imponían mucho respeto, aunque siempre me trataron bien.

El primer curso fracasé en el intento de lograr una plaza en el coro de D. Manuel, pero me lucí recitando poesías, que memorizaba sin gran esfuerzo, en la clase de lenguaje de D. Francisco Javier.

Aunque estaba en 1º, llegué al Seminario con segundo curso aprobado en el colegio de “Los misioneros” de Segovia. Repetí para no ir desfasado en latín y música en los siguientes cursos.

Para mi inclinación deportiva y lúdica encontré tantos competidores feroces que desistí de realizarme en el fulbito o el voleibol del patio y, aunque me esforcé bastante en el pichoncho y el ping-pong, no tardé en comprobar que se perdía todo el tiempo del recreo esperando un segundo turno.

Por todo ello me habitué a pasear, jugar con la pitera, charlar con algún otro compañero sin ansias deportivas, leer novelas, hacer manuales y esparraguear en el momento primaveral oportuno.

Aunque dé una imagen de solitario y poco participativo en mis escritos, tuve buenos amigos y disfrutaba mucho con todas las actividades que no eran rutinarias, como la piscina, el concurso de Cesta y Puntos y las maravillosas excursiones al río, la presa, etc., que no voy a repasar aquí pues habéis disfrutado todos vosotros.

Debo reseñar que deambular libremente los domingos y días festivos por los alrededores y zonas sin edificios del Seminario me resultaba sumamente grato, de igual manera que luego lo sería recorrer Córdoba de punta a rabo con mis buenos amigos y compañeros.

A través de fotos y comentarios de otras crónicas del blog he descubierto que me perdí varias movidas a lugares próximos al Seminario muy particulares e interesantes. Creo que estaba poco atento a lo que pasaba y me dejaba llevar sin preocuparme de nada, ni arrimarme a ningún cura, (vade retro, Satanás).

Volver a visitar el Seminario lo deseo sobre todo por recorrer los alrededores antes que por descubrir la ruina de los edificios.

A excepción de algunos recintos que aún perviven en mi memoria, como el comedor, la sala de estudio o la clase que tenía un acceso a una pequeña terraza, el resto de las edificaciones tiene escaso interés para mí.

Con el paso del tiempo el grupo de mis amigos se fue estabilizando y la vida de seminarista en Los Ángeles se me hizo más que llevadera, como en la novela “Nuestra prisión es un reino”.

El día de los padres me parecía simpático y ajeno, y me permitía soltarme un poco en el ping-pong y el pichoncho.

Sin embargo, mis padres, eso me dijeron, consiguieron hacerme llegar media docena de pasteles inesperadamente durante aquel primer curso.

A través del péndulo he podido concretar que mi tío Constantino hizo llegar el dinero a D. Moisés, quien se encargó de comprar los pasteles y dármelos en el comedor. Repartí cinco forzado por la situación y me comí uno.

Estando en Preu mi padre me visitó en San Pelagio, llevándose una lamentable impresión de mi indumentaria ya avejentada y desfasada a causa de mi crecimiento.

Su indignación recayó sobre mi tía, que sin decirme ni media palabra me llevó en las vacaciones de Semana Santa a un sastre de Montoro para que me confeccionara un traje en condiciones.

Y ya en el colmo de todos los excesos me compró una gabardina en una tienda de Córdoba durante el tercer trimestre. Se la podía haber ahorrado pues apenas la usé y, por supuesto, tampoco se la pedí.

Creo que fue en 4º curso cuando se nos despertó a Argan (Antonio Roldán) y a mí la pasión por la lengua francesa. Argan se las apañó para lograr que D. Pedro Antonio Llamas Trujillo nos autorizara a entrar libremente en su despacho para escuchar en su radiocasete las cintas de francés.

Argan debía tener cierta amistad con D. Pedro Antonio que yo no compartí. Éste no apareció nunca por su cuarto durante nuestras incursiones francófonas.

Un detalle ominoso por mi parte fue comer agritos tiernos con un compañero en una zona próxima a la piscina, arrancándolos a puñados. Aquellos tréboles componían una especie de césped menudo que, por lo visto, consideramos comestible. Sólo “pasturamos” en una ocasión, que conste.

En el Llano del pozo, además de las actividades no deportivas ya narradas, como hacer presas en los regatos tras las lluvias, apedrear encinas para mejorar nuestra dieta con bellotas, jugar a golpear un palito, inclinado sobre una piedra, tras hacerle saltar en el aire con un toque sobre la punta que sobresalía, observar insectos de agua en los charcos más profundos que dejaban las lluvias… también realizábamos a veces ejercicios gimnásticos como el pino, el puente, bajar y subir sobre una pierna flexionada y la otra estirada sin tocar el suelo, volteretas… y paseos a nuestro aire. Todo menos desfogarnos con el fútbol arrebatador al que por fin fuimos invitados al llegar a San Pelagio.

Allí, intenté entrar en el equipo de baloncesto, siendo rechazado. El gimnasio, la huerta y la biblioteca del San Pelagio fueron mis lugares favoritos durante mis tres últimos cursos como seminarista.

Por rematar la época de Los Ángeles recordaré las procesiones cantarinas de mayo por la carretera, en las inmediaciones del Seminario: “…con flores a Marí..ia, que madre nuestra es”, y mi empacho de biblia (me la leí entera durante la meditación de la mañana, estando ya en 4º curso).

DESPEDIDA
Voy a dejar aquí el artículo para no hacerme cansino. Más adelante es posible que os castigue con una segunda parte, pero relajaos…, si acaso, más adelante.

La religiosidad, la fe y el latín no eran mi fuerte, sin embargo los valores humanos emanados de la convivencia y la disciplina, atemperados por la naturaleza, alimentaron y fortalecieron mi espíritu hacia la autonomía y la confianza en mí mismo.

Mucho tengo que agradecer a cuantos me acompañasteis en aquella experiencia, que evidentemente nos abrió el camino de los estudios a la mayoría de nosotros y nos inició en el compañerismo y la amistad, estando inmersos en plena adolescencia.

Dejo aquí también un recuerdo afectuoso a nuestros curas del Seminario y a las monjas que nos hacían la comida, (y la limpieza de la ropa a unos pocos de nosotros).

Recuerdo recoger mi ropa lavadita y bien doblada en la cocina de Los Ángeles semanalmente, mientras las monjas se desenvolvían en sus ocupaciones culinarias diligentemente.

De San Pelagio recuerdo más los zumos, en plan particular, que nos elaboraban amablemente las monjas con las naranjas que les llevábamos recogidas en la huerta algún colega avispado y yo.

Un abrazo cordial a todos los compañeros y compañeras del blog, esperando haber aportado algún entretenimiento con mi participación, tal como me pedía nuestro buen hermano Juan Martín.

Lástima que la ansiada visita a Los Ángeles sea cada vez más complicada. Como todos vosotros, confío en que nos sea posible realizarla, si no este año sí el próximo 2022. 

¡Hasta siempre, amigos!
¡Hasta siempre, querido Seminario!

Pedro Calle Ballesteros

jueves, 9 de septiembre de 2021

Elia, in memóriam


Elia Rodríguez Álvarez de Lara


Desde aquí, en la medida de nuestras posibilidades, rendimos un pequeño homenaje a Elia; la querida hija de nuestros amigos Paqui y Antonio.

Yo llegué a saber de ella cuando Antonio, su padre y entrañable amigo, nos dijo en una ocasión:

—"Si queréis ver a Elia, sale los domingos como co-Presentadora en el programa cultural "Libros con Uasabi" en La 2 de RTVE en un programa de Sánchez Dragó."

Se trataba de un espacio donde se profundizaba por varias contertulias y contertulios, entre ellas Elia, sobre el contenido de un libro de actualidad.

El día señalado acudí con avidez, a ver el programa, no podía hacer caso omiso a ese orgullo de padre que se dejaba entrever en esa recomendación de Antonio. Noté, rápidamente, la valía de nuestra Elia. Su léxico fácil, acompañado de una voz dulce y suave. El programa, junto a Dragó, lo supo llevar a la perfección. Verdaderamente me agradó su saber estar y profesionalidad.

Ya queda esa voz y su linda imagen, impregnadas para siempre entre de los archivos documentales de la televisión.

Pero su recuerdo permanecerá continuamente vivo en nuestros corazones.

Aquí, esta pequeña aportación, pero acompañada de un inmenso agradecimiento a su paso por nuestras vidas.

¡HA SIDO UN PLACER ELIA!

SIEMPRE TE RECORDAREMOS

Andrés Osado
Córdoba, 8 de septiembre de 2021

jueves, 8 de julio de 2021

La campana de los Ángeles - Juan Martín

Recuerdos, silogismos y mascarillas: Desde el Seminario a la COVID-19
Aquella campana agrietada de los Ángeles fue la primera profesora

La actividad diaria en los Ángeles estaba regulada por los toques de una campana afónica. Habituados en los pueblos al alegre repique en la parroquia, oír cada hora aquel ruido cascado retumbar en las laderas, producía un bajonazo de ánimo, que a más de uno le costó un tiempo el superarlo.

La mañana empezaba con el primer toque: primero era el aseo, hacer la cama en silencio, y antes del último repique dado por el regulador, todos debíamos entrar en la capilla para la meditación y luego oír misa.

Dominus Vobiscum: Desde su fundación, la Iglesia en los oficios religiosos usó el latín y la indumentaria de la nobleza romana.

Después del desayuno íbamos a recoger la camarilla, una hora de estudio y a empezar las clases. Una rutina metódica, que esculpía en nuestro talante provinciano un hábito de trabajo muy útil en el estudio, convirtiendo a aquellos chicos de pueblo en unos alumnos muy eficientes.

Aquel tipo de formación también nos preparó de cara al futuro, disciplinando nuestra mente para superar las dificultades de la vida. El estudio reglado fortalecía la voluntad, el cuerpo y el espíritu, aunque no todos respondíamos igual. Los profesores a veces nos mostraban las torpezas de los exámenes: (El César nunca tuvo aves que saludaran antes de morir). Los fallos comentados en público, nos obligaban a trabajar más.

El Concilio Vaticano II
(Curso: 1966/67) En aquellos años nos tocó vivir la novedad del cambio que supuso el Concilio. Significó la renovación de todo el esquema ministerial de la Iglesia Católica. La doctrina aun se impartía bajo los parámetros del Concilio de Trento que se celebró de 1545 a 1563, notándose un claro desfase con el siglo XX.

Introibo ad altare Dei: En el seminario por el curso 1967/68, creo que se dejó de oficiar la misa en latín de espaldas a los fieles, para hacerlo en castellano de cara a la comunidad.

Se notó un cambio de mentalidad en la actitud docente de los profesores, ya no eran tan ásperos en su trato, pero aquella campana seguía siendo la misma.

El Concilio Vaticano II (1962/1965) básicamente buscaba: Promover el desarrollo de la Fe, regular el papel de las órdenes religiosas en la sociedad del siglo XX, abrirse a los problemas sociales del mundo, implantar en su seno una gestión colegiada, mejorar la función de la mujer en el seno de la Iglesia, renovar la liturgia utilizando las lenguas locales, y el diálogo con los otros Credos o Religiones. También reforzar el ministerio de la Iglesia Católica ante los fieles y la familia, potenciar la paz entre las naciones, y dinamizar la labor social y misionera de la Iglesia por todo el mundo.

Globalmente el Concilio Vaticano II, trató de situar a la Iglesia Católica en sintonía con un mundo más culto, más avanzado, y más activo socialmente.

Gloria in excelsis Deo (1968/69/70)
Las razones teológicas dadas para definir a Dios, nos parecían de un nivel metafísico incuestionable. Sin embargo, a muchos nos cambió la forma de ver y de interiorizar el Evangelio en aquellos cursos finales en Córdoba. Visitamos algunas parroquias y pudimos observar, una gran soledad institucional, distancia social, y falta de conexión con la vida real de la gente.

Cuando la Fe, vista desde el Evangelio, era algo compartido y en familia.

La comunidad cristiana y el clero con un celibato impuesto, vivían separados. Solo se veían al celebrar los bautizos, misas, bodas o los entierros.

En nuestro caso los superiores desde el principio, presentaron la oración como el soporte de nuestra vida interior, y la mejor forma de acercarnos a Dios a partir de la frágil individualidad humana.

Conscientes de nuestra pequeñez ante la inmensidad del Mundo, buscábamos el amparo de Dios en la oración. Dios era para nosotros el origen de todo, e igual que los hijos llaman a los padres esperando sus cuidados. Nosotros en la oración hacíamos propósito de enmienda, y usábamos el rezo para buscar la orientación ante la incógnita de cada día, y el amparo de Dios frente al interrogante del futuro inmediato.

Patrem omnipoténtem,  factórem caeli et terrae:
Los superiores ayudaron a entender que somos parte de un Todo Universal, en el que mediante la Compasión y la Fe nos podíamos acercar a la benevolencia de Dios Padre y ser escuchados. Aquellas clases de filosofía, matemáticas, latín, lengua, literatura o historia, también nos hicieron ver más de cerca la realidad del mundo que pisábamos, asumiendo la responsabilidad individual sin la tutela de la institución eclesiástica.

Sol, agua, tierra, bacterias, plantas, los animales, y las personas.
Esas eran las premisas de salida, cada hombre o mujer es diferente, según sea su capacidad, los medios disponibles, la personalidad, y el destino por el que deba transitar en la vida.

La Historia del mundo parecía escrita como una enciclopedia. Cada capítulo, letra, o frase, tenía su vida propia a lo largo del tiempo con un principio y con una función reproductora. Todo era un gran cuerpo vivo en cuya cúspide, destacaba la inteligencia humana. Estamos hechos de átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno producidos en las estrellas, que a su vez formaron los planetas, en donde han aparecido proteínas, bacterias y virus.

De ese barro brotó la vida entre ejércitos de células, que se juntaron para formar huesos, músculos y órganos, con un estado mayor llamado cerebro. Proteínas, grasas, vitaminas, minerales y carbohidratos, un combustible autosostenible que modelaba los organismos según vivieran en el agua, el aire o en la tierra. Algunas criaturas consiguieron hablar y deducir, reír, llorar, amar, odiar, y vivir en poblados creando una cultura.

Alea jacta est (Años 1980/90)
Con el corto bagaje de unos seminaristas bachilleres, muchos atravesamos el Rubicón de la vida en aquellos años de juventud, para cumplir con la obligación de crecer y ejercer como adultos en sociedad, a lo largo de nuestras vidas.

Pude observar que fue larga la batalla: el trabajo, la familia, y la convivencia exigían de prudencia, suerte y de gran temple. Durante años hubo aciertos y errores, aquel trabajo conllevaba un riesgo aparejado, en más de una ocasión pasó muy cerca la afilada hoja de Caronte cercenando el aire: El destino seguramente no había dictado la hora.

La calle también enseñaba un Evangelio (Años 2000)
Sentado en la primera fila de la vida, recuperé la mentalidad del seminario: Eficiencia, trabajo, respeto, y tener siempre la conciencia tranquila. La campana afónica que yo recordaba, seguía sonando cada día: El aseo, la ropa, el correo, contactar con la jefatura, anotar las instrucciones, desayunar, planificar la ruta, y trabajar con dignidad.

Por la noche debía hablar con la esposa y los hijos, cenar, cerrar la hoja de actividad diaria, y meditar todo lo hecho en el silencio de la habitación: "Domine, no sum dignus ut intres sub tectum meum, sed tantum dic verbo, et sanabitur anima mea".

Nuestras vidas jalonaban los años del calendario
Algunos compañeros y compañeras se quedaron por el camino, sin que nadie pudiera hacer nada por evitarlo. El destino indiferente a los anhelos, señalaba por su cuenta nuestro tiempo: "En un instante les saltó por los aires el presente y el espacio, sin aviso y sin poder despedirse de los suyos, se encontraron de improviso situados en otro nivel de la existencia. Los demás nos quedamos abatidos para siempre con el interrogante de la vida, enganchado en los jirones del recuerdo". Aquel dolor engrosó la pena en el latido diario de nuestra existencia, exigiéndonos más resignación a cada paso.

Unos hechos que dejaron una huella indeleble en nuestra mente. Pasaron los años, y otros anhelos de vidas y de futuro nacieron, abrigando la huérfana desnudez de nuestras almas con el aroma de la esperanza.

¡Ave Caesar, morituri te salutant! (Ante la incógnita del virus)
La vida y el mundo seguían su curso ofreciendo otros desafíos, llegar a Marte y más allá parecía algo rutinario. Sin pararnos a valorar que aquí en la Tierra mucha gente sin futuro ni presente: Mujeres, niños y hombres buscando un hogar para ellos, un puesto de trabajo, o la dignidad y el respeto a la existencia que merecen las personas, por nacer en un mundo global, se lanzan al mar desafiando la muerte.

¡Kýrie, eléison! Vivimos hipnotizados por quemar las etapas de este corto bienestar cuadriculado, sin ver que a nuestro lado hay gente desvalida que no tiene para comer, ancianos que viven y mueren solos, así como infinidad de jóvenes que son desahuciados de los avances y del futuro, de forma gratuita y absoluta.

Después de millones de años para llegar a esta civilización, el actual presente parece una carrera hacia el abismo. Aun sabiendo que para los Dioses el tiempo no existe, esta breve experiencia de vida terrenal llena de errores, solo puede servir al Creador para ver en cabeza ajena, los efectos de la avaricia, el odio, la bondad o la maldad.

¡Kýrie, eléison! Desde hace 10.000 años al salir de las cavernas, el ser humano ya se condenó por el virus de la ambición, luego llegaron los lujos en exclusiva de una vida cómoda, y el otro virus de las ideas retorcidas a conciencia para aprovechar las ajenas debilidades. Un desafío al liderazgo desde el amor/odio establecido en la genética, que obligaba a la sociedad humana a usar la violencia, el hambre, la envidia, la guerra, o el desapego, para tutelar el avance hacia la madurez social.

De la célula hasta la inteligencia y los valores espirituales, todo un recorrido a partir del átomo, para educar la raíz que nos dio forma en el origen de los tiempos. La mente después de experimentar la vida, deduce y sedimenta las lecciones de generación en generación, usando la evolución para alcanzar su meta.

¡Kýrie, eléison! Ahora los futuros pastores del rebaño parece que serán las pandemias que nos asedian, y la gran contaminación de todo el Planeta, que nos irá infectando este presente para corregir con su penitencia todos los excesos del derroche. Hasta que la sociedad, el campo, las criaturas, el aire y el agua, recuperen su estado natural. La muerte implanta la justicia universal a todos los seres vivos, por encima de poderes, egos, y ambiciones.

Las preguntas que nos hacemos son: ¿Cuál es el objetivo de todo este espectáculo de la vida sobre un Planeta? ¿A quién beneficia, y con qué objeto se necesitan aprender los valores de respeto, bondad, justicia, y compasión, a partir de experimentar el dolor, las desgracias y las enfermedades? ¿Y para que es necesaria la inteligencia humana?

Ayer éramos niños y jóvenes estudiantes llenos de ilusiones, luego fuimos adultos en familia sosteniendo pacientemente con nuestro trabajo la sociedad actual, y hoy solo somos unos jubilados que observamos en los medios las demandas de más libertad para salir de fiesta y diversión, a pesar del acoso de la pandemia.

El único galardón que nos llevaremos cada uno puesto cuando Caronte pase con su barca, parece que solo será el de la eficiencia, la dignidad, el respeto hacia los demás, y el de tener la conciencia tranquila por haber intentado cumplir con nuestro cometido de personas, en el mundo que hemos encontrado.

De todo lo demás ya se encargarán los Dioses, como han venido haciendo hasta ahora desde hace 540 millones de años, cuando el Planeta se llenó de oxígeno y se transformó en un Mundo habitable bajo millones de formas de vida.

Juan Martín

miércoles, 23 de junio de 2021

42ª Reunión del Grupo Madrid

Crónica de la 42ª Reunión Grupo Madrid

Madrid, 19 de junio de 2021

Casa de Antonio López Arenas

Con la misma majestuosidad de un AVE entrando en la estación de Atocha, se acercaba el coche de Manuel Jurado para recogernos en la cabecera de nuestra calle. Doce en punto de la mañana. Más puntualidad es difícil de alcanzar, como no sea para recoger una herencia.

Los dos primeros abrazos para ir haciendo boca. Manuela me dejó generosamente su asiento de copiloto y se fue atrás con Andrea. Me vino a la mente la última vez que lo ocupé. Fue un 3 de octubre de 2014, en el viaje de vuelta de El Escorial, después de celebrar la 2ª reunión en la casa-museo de César García. El Vilas, en aquella ocasión, tuvo la habilidad, con su conducción, de dejarme todos los poros del cuerpo abiertos por el mareo. Sudoroso y medio deshidratado pude llegar a casa. Me dirigí inmediatamente hacia el grifo para recuperar lo perdido. Parecía un mulo bebiendo agua en el pilón del pueblo.

Esta vez fue muy diferente. Jurado pilotaba el coche con la seguridad de un práctico portuario. Él, sin saberlo, había conseguido quitarme el ”trauma de la rotonda”. Desde entonces, cada vez que veo una me acuerdo de mi querido Rafa. De nuevo llegamos al palacete de Antonio López, que es lo mismo que llegar a casa. No quiero ser cansino ni repetitivo, pero esto es lo que sentimos cada vez que venimos y es de justicia decirlo.

Dos días de diferencia, la última visita fue el 21 de junio de 2020, para cumplir un año sin vernos. Por eso los abrazos fueron especiales e intensos. Queríamos transmitir con ellos la profunda alegría de vernos de nuevo, después de este difícil año que hemos pasado. A Cari no la veíamos desde el 14 de diciembre de 2019. El tiempo se ha aliado con nuestras ninfas y están todas para cubrir alguna baja en la “Pasarela Cibeles”. Quiero agradecer a Cari, Consuelo, Manuela, Pilar y Vale las muestras de admiración que me regalaron por mi actual estado físico, después de perder más de 17 kilos. Me ruboricé como un estudiante de 1º de la ESO. Este apoyo moral me servirá, sin duda, para poder alcanzar los objetivos nutricionales. Con la ayuda de Andrea, mi enfermera-cocinera, estoy seguro que lo conseguiremos.

Enseguida llegó la arriada de mascarillas. El momento y lugar cumplía sobradamente con la normativa vigente. Como doncellas de un harén, iban mostrando su belleza. Nosotros las contemplábamos bobaliconamente extasiados. Como siempre, echamos de menos a los ausentes.

Ante una larga mesa, preparada ad hoc, comenzó el desfile de viandas. La intendencia estuvo a cargo, como siempre, de Victoriano y Manuel. Langostinos, choricitos, secretos ibéricos, aceitunas extraordinariamente aderezadas por la hermana de Antonio, sorbetes… Nuestro chef, Manolito Jurado, estuvo a pie de plancha hasta que nos sació a todos. Hemos acordado por unanimidad que en la próxima reunión estrenará uniforme de cocinero: gorro de cocina, o “Toque Blanche”, para protegerlo de los rayos solares y reconocerle la dignidad que merece y, por supuesto, el delantal. Victoriano, como comandante en jefe, se la tendrá que envainar durante la comida, porque es de dominio público que el mando pasa directamente al chef. Se acabó decir: “Esto le falta sal”, “parece que está un poco crudo…” y otras zarandajas.

En este encuentro, la conversación giró fundamentalmente sobre la pandemia. Parecíamos personal sanitario del Hospital de Emergencias “Enfermera Isabel Zendal”. Llegó un momento que alguien, con buen criterio, instó a los comensales a cambiar de tema. Yo pensé, relamiéndome cuan perrilla ratera, ¡-esta es la mía”. Rápidamente, con estudiada candidez, le pregunté a Victoriano cómo se apañaba sin Artemio, su farmacéutico de cabecera. Enseguida entró al trapo como el mejor de los vitorinos y nos informó ampliamente sobre el tema, con la aquiescencia de Consuelo. ¡Da juego el temilla! Terminada la comida, Manuela y Andrea se levantaron para tirarse un baile a los sones de una música salsera. Sus movimientos parecían dos barquitas moviéndose con viento de poniente en la bahía de Cádiz. Mientras tanto, Consuelo disfrutaba de un baño en el agua transparente de la piscina. Daba gusto ver a las chicas sentadas en el cuidado césped, al lado del frondoso olivo. Parecían alumnas de Eramus en un descanso de clase. Larga sobremesa, acompañada de café y algunas copas. Antonio Porras y Pilar se marcharon antes. Fue una verdadera gozada compartir con ellos este día. Nosotros nos quedamos a ver la primera parte del España-Polonia. Hicimos una merienda-cena con lo que nos sobró en la comida. En el descanso recogimos la mesa y nos preparamos para la despedida. Solo nos faltó la foto final.

Nuevamente tenemos que agradecer a Antonio López su total entrega hacia nosotros y a todos, a todas y a todes, que han contribuido para que pasáramos un día inolvidable.

Damos las gracias a Manuel y Manuela porque sin su ayuda no podríamos haber estado en el encuentro.

Quedamos a la espera de que Victoriano, nuestro comandante en jefe, nos informe de la próxima reunión. Hasta entonces os deseo a todos,

Paz y bien.

Antonio Estepa Romero
Móstoles, 20 de junio de 2021