lunes, 21 de febrero de 2022

Grupo Madrid - Crónica 45ª reunión

Crónica de la 45ª Reunión Grupo Madrid
19 de febrero de 2022

Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)


Cuando sonó el móvil, apareció en pantalla Manuel Jurado. La llamada me cogió en plena ruta andariega y mañanera. Tuve que aminorar la marcha porque jadeaba como un mulo cargao de melones en una cuesta arriba. El Jurado me llamaba para preguntarme si iba a utilizar mi coche para asistir a la reunión o si se pasaba a recogernos. ¡Siempre tan atento! Cuando terminamos la llamada tuve que esforzarme en coger de nuevo el ritmo. Luego me pasa lo que me pasa, que como me entrego tanto, el cuerpo se niega a tanta fogosidad y enseguida se quejan las lumbares. ¡Para todo soy lo mismo, si no que se lo pregunten a Andrea! Antonio Porras y Pilar nos avisaron el día anterior de que no podían asistir por el cumpleaños de su hijo.

Siempre es emocionante el momento de saludarnos: abrazos sentidos y sinceros después de dos meses sin vernos. Y el mecanismo es siempre el mismo: vamos entrando a Casa Pepe como las tórtolas al coto. En esta ocasión, y como casi siempre, ya nos estaba esperando Manuela y cónyuge. Poco después, Paco y Vale, Antonio López, Cari y nuestro Comandante Victoriano y Consuelo. Las chicas ocuparon una mesa y nosotros nos alineamos en la barra como si fuésemos la mejor defensa del mundo. Rápidamente hicimos un breve resumen de nuestro satisfactorio estado de salud, recordando con cariño a Jesús Yamuza Redondo, el último compañero que nos ha dejado. La lista de clase se va menguando poco a poco. Es ley de vida. Pero nunca se van del todo porque los tenemos siempre en nuestra memoria.

Después de ingurgitar unos aperitivos pasamos al comedor. Victoriano insistió, sin conseguirlo, en dejarme presidir la mesa. Soy consciente del lugar que me corresponde. No quiero tropezar otra vez en la misma piedra y usurparle el escaño que por derecho le corresponde. Creo que, por su amplia sonrisa, me lo agradeció. Cuando observé la distancia existente entre Victoriano y Consuelo, me acordé del “cálido encuentro”, que hace unos días celebraron Putin y Macron en el Kremlin. Sé que el ejemplo no es bueno porque aquéllos tendrían oportunidad de reencontrarse en una noche loca de alcoba, mientras que éstos se conformarían, sobre todo el ruso, con un puñado de cacahuetes… ¡no es feo el tío! Su hábitat natural sería, a mi entender, el gibraltareño.


Después de elegir el menú, nuestro Comandante seguía con la mascarilla puesta a modo de barbuquejo. Le insté al Jurado que le hiciera una instantánea para que constara en acta. Me recordó a la esportilla que llevan los carneros para impedir montar a las cabras.


Una vez más, y haciéndole un homenaje al Porras, Victoriano, Paco y yo pedimos una ánfora de sopa. Tampoco en esta ocasión triunfamos, porque, a pesar de que existía pesca de bajura, se limitaba a langostinos. Aprovechamos la visita del chef a la mesa para pedirle que la próxima vez nos sirviera la sopa de fideos con los langostinos pelados. Una sonrisa giocondina fue la respuesta que obtuvimos. ¡Mi segundo plato fue espectacular! La verdad es que se come muy bien en Casa Pepe. Y las atenciones que recibimos llevan el sello de Paco y Vale, que son los reyes del local. En la sobremesa, Victoriano se ausentó un momento. Pensé que sería cosa de próstata. Otra vez que me equivoqué. Se presentó con un paquete de pastelería. Se trataba de una ensaimada realmente exquisita con la que nos obsequiaba Cari.

El tema de la conversación ocupó gran parte de la comida. En esta ocasión nos centramos en la problemática escandalosa por la que atraviesa la Iglesia en estos momentos. Como siempre, todos expusimos nuestra opinión. Siento repetirme, pero cuando en una reunión de amigos existe respeto y empatía se puede hablar de cualquier tema por espinoso que sea. Tocamos también la problemática de la vacunación, de los negacionistas, etc.

Sin llevarlo en el orden del día, siempre nos acordamos de nuestro antiguo Comandante, el Sr. Vilas y de Carmen, su encantadora esposa. Los echamos mucho de menos en estas reuniones. Son una bicoca para este cronista. ¡Dan mucho juego!

Yo veía que el encuentro se iba acabando y no me daban titulares para la crónica. Pero esto es secundario. Lo importante es la unión y el cariño que aflora en cada encuentro.

Las chicas nos dieron un ultimátum: Si nos levantábamos de la mesa sería para irnos. Así es que los “vasitos largos” fueron consumidos sobre el terreno.

Y esto fue todo. Quedamos, sine die, para la próxima reunión que se celebrará en el palacete de Antonio López. La encargada de instigar el "avispero" recae en Consuelo, siendo Victoriano el ejecutor.

Foto de familia, fuertes abrazos y rompan filas.

Os deseamos a todos,

Paz y bien.

Antonio Estepa Romero

viernes, 18 de febrero de 2022

Despedida a Jesús Yamuza Redondo

 

Ayer, día 17 de febrero de 2022, se nos ha marchado nuestro compañero Jesús. Con él parte a la eternidad un trozo de nuestra infancia, dejando en nuestros corazones un hueco irremplazable.
Que estos versos de Francisco Cesar nos sirvan para homenajear su memoria y unirnos al dolor de Mª Carmen, su esposa y toda su familia y amigos.

Reencuentros

Las notas de una canción alegre;
el sabor que nos devuelve a madre;
los trinos de los pájaros
como briznas de plata.

Un suave, tierno, tacto de piel;
un tenue humo de alhucema quemada;
agua con hierbaluisa y hojas de nogal;
pan recién horneado y aceite de almazara;
olor a tierra mojada en una tarde de verano;
un paseo sorprendido por la lluvia;
el primer libro la poesía;
la sonrisa inesperada
que envuelve ese beso único;
las despedidas,
los reencuentros.

Estas huellas van como hojas en la lluvia.

Francisco Cesar García


JESÚS, UNA SONRISA CONSTANTE

Querido amigo Jesús:

Tu hija Esther nos despertaba hoy con la inesperada noticia de tu fallecimiento. Ni que decir tiene, nos ha dejado a todos doloridos profundamente. Cada vez vais siendo más los que vais dejando un hueco en nuestras reuniones, aunque nunca quedarán huecos en nuestro recuerdo.

Ha sido un placer el haberte conocido. Desde pequeños, allá en Santa María de los Ángeles, vivimos ilusiones que nos dieron saber y educación. Hubo algo más importante aún: fue una amistad y cariño que, luego, a pesar de los años transcurridos sin vernos, volvimos a disfrutar como si del primer día se tratara.

Nos alegramos de haber formado parte de algunos pedazos de tu vida. “Grandes pedazos”

Gracias por esa sonrisa que nos ofrecías cada vez que nos juntábamos allá en Plateros o en algunos de los peroles.

Desde ahora te compartiremos en nuestro recuerdo y siempre estarás presente, ante nosotros, allá donde nos reunamos.

Te hemos querido y aún seguiremos haciéndolo.

Gracias, nuevamente por tu vida.

Un saludo de parte de todos.

A tu familia le transmitimos nuestro más sentido pésame y que de una u otra forma estaremos presente en tu despedida.

Descansa en paz.

Foto tomada por Paco Moreno en su capilla ardiente
Escrito por Andrés Osado Gracia

viernes, 4 de febrero de 2022

Con D. Manuel Cuenca - Andrés Osado


Diego Ruiz Alcubilla, cuidador de D. Manuel, D. Manuel, Paco Sánchez y Andrés Osado

LAS CUATRO ESQUINAS

Entre las bulliciosas y sentimentalmente recordadas cuatro esquinas, formadas por las calles San Fernando, Caldereros y Lucano, que dan la bienvenida a la Cruz del Rastro, vinimos a parar Diego, Paco Sánchez y un servidor de ustedes. Era la tarde del pasado día 2.

Decidimos sentarnos en un de tantos bares, para disfrutar del entorno, de la apetecible tarde de sol, así como de una jovial y desenfadada conversación.

—¿No es ese D. Manuel Cuenca?

Efectivamente, Diego hombre que domina toda la situación, no solo por su gran altura, sino porque parece que con un ojo te mira y con el otro “guarda la moto”, se había percatado que por la calle Lucano, venía D. Manuel.

¿Será, no será? Un momento de duda hasta que el Sr. Sánchez lo llamó. Efectivamente era el. Paco se dirigió a su encuentro e invitarle a nuestra mesa. El gustosamente accedió. a sentarnos con nosotros.

Cuando se sentó con nosotros, su rostro relucía de alegría:

—No os podéis imaginar la alegría tan grande que me habéis dado. Después de tantos años, me seguís recordando. Yo que no era prácticamente nadie en aquellos años— repetía una y otra vez D. Manuel.

Los años han dibujado un hondo rastro en su figura. Pero lo que no han logrado es borrarle esa sonrisa permanente de su rostro.

Un buen e inolvidable rato de tertulia mantuvimos con el. A cada momento repetía la alegría tan grande que le habíamos dado.

Nosotros también estábamos alegres. Volver a ver a esa gran y a la vez humilde persona que se esforzaba en arreglar todos los desperfectos que se producían en aquel gran caserón. Realmente era “un chico para todo”. Incluso el aún recordaba acontecimientos de aquellos tiempos.

Acordamos invitarle un día en Plateros, a lo que se mostró muy gustoso y agradecido por el ofrecimiento. Nos indicó qué deberíamos hacer para recogerlo en la residencia del Seminario.

He pretendido haceos partícipes de este hecho.

De cómo esa gran persona que es D. Manuel Cuenca, nos sigue apreciando y alegrándose de estar con nosotros. Con tiempo suficiente quedaremos para estar con el todos los que podamos.

A ver si el jueves, fin de mes próximo o el día que se establezca podemos reiniciar los encuentros.

Mucha salud y que la felicidad reine en vosotros.

Andrés Osado, 4 de febrero de 2022