domingo, 30 de octubre de 2022

Visita al Seminario de Sta. Mª de Los Ángeles

RETORNO A SANTA MARÍA DE LOS ÁNGELES

Hornachuelos, 26 de octubre de 2022

Afortunadamente tenemos pasado.

¡Que sería de nosotros si no pudiéramos acurrucarnos de vez en cuando en el: a escuchar de sus labios esa canción de cuna que nos hacía dormir sin miedos, o cuando nos susurra al oído momentos dichosos!

El autobús salió a las 9’30 en punto, no del sitio de antaño (calle de la Bodega) sino uno de acorde a los tiempos. Tampoco el día era de los usuales. Eso no importaba, habíamos salido. Cada giro de sus ruedas parecía como si las agujas de nuestro reloj sentimental tomaran un sentido contrario, haciéndonos retroceder en el tiempo. Como si, de pronto, nuestros ojos se hubieran vuelto niños y ávidos de inquietud revolotearan con nueva energía:

Clica sobre la imagen para ver la galería
Villarubia – Almodóvar – Posadas – Estación de Hornachuelos – giro a la derecha… Hornachuelos.

Cuando, como algunos decían, “dejamos la autovía de Hornachuelos”, nos introdujimos verdaderamente en el túnel de nuestro tiempo. Poco importaba el mal estado del camino. Ángel, nuestro agradable y servicial conductor, al mando del excelente autobús, nos llevó formidablemente. Por cierto, nada que ver con aquel Barreiros amarillo que tan bruscamente nos transportaba cuando era menester.

Los ojos bien abiertos y el corazón latiendo a cien por hora. ¡No parábamos de señalar y comentar lugares!

Clica sobre la imagen para ver la galería
Por fin del Campo de Futbol y la Fuente con el Pozo

¡Ya teníamos todos entre 10, 11 o 12 años!

Por fin el último giro a la izquierda, en la explanada del Palo de Banderas y … ¡SANTA MARIA DE LOS ANGELES!

¡Habíamos llegado al comienzo de todo!

Allí nos esperaba José Antonio Moriana, sacerdote responsable de la Residencia San Gabriel, anexa al Seminario. Según nos explicó, está dedicada a reinserción social de personas dependientes (en la actualidad hay catorce personas y una larga lista de espera). Es intención de habilitar habitaciones para Albergue de fines de semana. También en la zona de las cabrerizas de arriba, se va a construir un monasterio para monjes Camaldulenses, de vida contemplativa. Hay dos monjes que, provisionalmente, están utilizando dos habitaciones del Seminario, hasta la finalización del monasterio.

Por lo menos sabemos algo más para lo que está dedicado nuestro antiguo edificio.

Gran parte de la zona baja se había remodelado totalmente. Nuestra mente se puso a recomponer:

Rápidamente, nos vimos corretear por aquellos lugares. Dicho a modo de anécdota y como algo novedoso, con respecto a aquellos tiempos, es que lo primero que hicimos fue identificar ¿Dónde estaban los cuartos de baño? (¡ay la próstata!) Por mucho que retrocedimos en el tiempo, esta situación no logró mejorarse ¡que le vamos a hacer!

Clica sobre la imagen para ver la galería
El patio de alquitrán, las clases, la sala de los pichonchos, la habitación de los sustos o cuarto del Rector. Una vez en el Comedor, empezaron a circular esas lentejas, chorizos, sopas etc. de las que para algunos eran un auténtico suplicio. Para otros afortunadamente eran una auténtica delicia.

La visita a la capilla la realizamos más concienzudamente. Por supuesto en altar mayor, ahora totalmente diáfano, totalmente blanco sólo lucía una imagen de Nuestra Señora de los Ángeles. Nosotros la pusimos rápidamente en su retablo dorado de estilo barroco. Relucía radiante como siempre. También, desde el coro comenzó a oírse esa voz de otro ángel, Rafa Vilas, que tanto nos sobrecogía, sobre todo en las despedidas. Ubicamos los bancos, los cuadros, los confesionarios etc. Creo que no faltó nada. Todo permanecía en el mismo sitio. ¡Que portentosa es nuestra mente!

No pude bajar a la zona que constituye realmente la Residencia San Gabriel. Algunos lo hicieron y de camino visitaron los alrededores, que aún permanecen inalterables. Podréis ver las fotos.

Es curioso pero debido a mi afán por agarrarme a lo mejor del pasado, cuando miraba, por encima de la primera planta, lo veía todo tal cual lo dejamos. Incluso llegué a contemplar esa serpiente, de algodón que, en algunas mañanas de primavera, venía a visitarnos, en su recorrido por el Bembézar. Me embargaba un sentimiento de paz y alegría. Miraba las caras de los allí presentes y apreciaba los mismos reflejos brillantes, emanados de sus interiores.

Clica sobre la imagen para ver la galería

Los más niños y posibilitados físicamente, aunque menos traviesos que en otros tiempos, se atrevieron a visitar La Cruz. Otros, en la sombrita, permanecimos sentados en ese poyete que como “el otro día” nos servía de descanso y charla.

No quedó más remedio, pero llegó la hora de abandonar el lugar. Sólo físicamente, porque en nuestro interior seguirá erguido, haciéndonos compañía.

No volvimos con tristeza. Todo lo contrario. Nuevamente nos dispusimos a hacer un repaso de todo lo que nuestra mente tenía impresa y que ese momento nos hacía refrescar.

Clica en la imagen para ver la galería
Ángel nos había reservado un restaurante en el pueblo, el bar “Melojo” Esta vez no nos esperaban los chavales del pueblo para tirarnos piedras, llamándonos “alúas” Se trataba del antiguo Casino del pueblo. Un lugar acogedor y que denotaba entre sus paredes, la huella de su señorial pasado. Si el lugar era exquisito, dentro de su sencillez. La comida también resultó ser formidable. La atención inmejorable.

¿Creéis que faltó aquello que siempre decimos?

No, no faltó. Hubo, como siempre, “caramales”, acompañados de boquerones, tortillitas de camarones y merluza. ¡Toma ya!

Además, tuvimos chorizo frito, ensalada de tomate con atún y una buena paella. ¡Genial!

Tuvimos una amena tertulia. Esta vez no tomamos acuerdos. No era el momento. Aún nos queda la comida de Navidad. Por cierto, hay que animarse para que seamos muchos.

¡Ah! Brindamos, como siempre por todos. Digo todos, porque todas y todos estabamos allí.

Sigamos queriéndonos.

Andrés Osado, 29-10-22

viernes, 28 de octubre de 2022

Crónica de la Reunión del Grupo Madrid

48ª Reunión Grupo Madrid
22 de octubre de 2022

Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)


Los que tuvimos el honor de servir en el Cuartel de Infantería de Lepanto de Córdoba, llevamos impreso en la memoria el artículo sesenta y cinco de las Reales Ordenanzas, que dice:

“El cabo, como jefe más inmediato del soldado, se hará querer y respetar de él; no le disimulará jamás las faltas de subordinación; le infundirá amor al servicio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda y será comedido en su actitud y palabras aún cuando sancione o reprenda.”

¿Por qué he rescatado las Reales Ordenanzas? Como antiguo militar solo cumplo con mi deber y con mi conciencia antes de que sea demasiado tarde. La experiencia como Cabo de Limpieza me obliga a ello.

Se está detectando en la tropa una cierta inquietud por la pérdida de mando de nuestro Comandante en Jefe. Es verdad que este deterioro es lento pero hay que tomar medidas antes de que llegue la abdicación o derrocamiento como resultado del avance obtenido por parte conyugal. Es un tema que hay que vigilar de cerca para que nuestro Comandante siga contando con la integridad, patriotismo, disciplina, abnegación, lealtad y espíritu de cuerpo de sus subordinados. Perdonad mi inmodestia, pero de esta problemática adquirí cierta experiencia, llegando a abortar ciertos movimientos subversivos en la limpieza soldadesca.

Espero no haber perturbado vuestras límpidas conciencias, pero me veía en la obligación, como he dicho antes, de compartir con vosotros esta anomalía en la cadena de mando.

El cuadragésimo octavo encuentro tuvo el mismo denominador común que los anteriores: puntualidad y sincera alegría por vernos de nuevo. La asistencia rozó la mayoría absoluta. Nos alegramos todos al ver de nuevo con nosotros a Cari, a Pilar y a Antonio Porras.

Siempre con el recuerdo de los ausentes, comenzamos ejercicios de calentamiento con barra fija y levantamiento de vidrio. Rápidamente observé algo raro en la boca de Victoriano: lucía como una mancha oscura. Comenté que sería una calentura labial. Alguien comentó lascivamente que había “bajado al moro”. ¡Esta gente no tiene remedio! Manolo Jurado, como siempre, se ocupó de la mesa de nuestras ninfas para que estuvieran debidamente abastecidas, culinariamente hablando claro.

Con la exactitud y disciplina de un desfile militar, fuimos desfilando hacia el comedor para ocupar nuestra mesa. Todos respetamos escrupulosamente las sillas destinadas a nuestro Jefe y cónyuge.

Antonio Porras y yo repetimos con la ánfora de sopa de pescado. No estuvo mal, pero nunca comparable con las primeras que probamos allá por 2017. ¡Allí había pesca de bajura! Se me olvidó preguntarle a Paco si Casa Pepe ha cambiado de cocinero. El tiempo transcurría veloz entre cuchará y cuchará, aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Entre sucedidos, anécdotas y chistes llegamos a los postres. Íbamos a cantar “el cumpleaños feliz” a Victoriano cuando Consuelo abortó el intento, argumentando que lo haríamos en la terraza antes de la invitación. Una vez fuera, Andrea se las ingenió para traer una vela con el número tres, el único que había. Lo metimos en una botella de tónica schweppes, la encendimos, di tono, y cantamos a dos voces y tres gallos la famosa canción. Creo que por pudor los vecinos de mesa no se arrancaron en aplausos, aunque la envidia se asomó tímidamente a sus pupilas.

Tardamos todavía un rato en levantarnos para la despedida. Aunque la tarde estaba fría, era tal el calor que emanábamos que creíamos estar en Copacabana. Aprovechamos el tiempo para asaltar a Antonio López con preguntas y dudas sobre diversos temas que nos preocupaban. Antonio, con la paciencia y pedagogía de un Maestro Escuela, iba contestando con sabiduría cada interpelación, mientras picoteábamos, cuan gallinas de corral, las inseparables pipas de Paco. Tendremos que comprar un dispensador de turno para que nadie se cuele ni monopolice este servicio vip que Antonio López nos ofrece de forma altruista.

Le propusimos a Antonio celebrar en su palacete la última del año, antes de que empiecen las fiestas navideñas. -¡Como si queréis celebrar la Nochebuena!-, fue la contestación. ¿Cómo no lo vamos a querer?

En la calle, foto de grupo, abrazos alegres de despedida y el corazón rebosante puesto en el próximo encuentro. ¡Esto es un no parar!

Antes de terminar, Andrea y yo, queremos agradecer de nuevo a Manuela y Jurado su disponibilidad y espíritu de sacrificio para con nosotros. Y a todo el grupo por esperarnos hasta que estuvimos operativos.

Hasta la próxima,

Paz y bien.

Antonio Estepa Romero

jueves, 6 de octubre de 2022

Ana Belén Calero en nuestros corazones

              HASTA SIEMPRE ANA BELÉN

Querida Ana Belén:

              Larga se nos hizo la empinada cuesta de la Herrería. Más aún, con la pesadumbre que invadía nuestros cuerpos. Al final, llegamos a la rojiza Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Según nos comentó su párroco Juan Vicente “rojiza  por el oxido de su piedra molinaza”­  De todo esto, Ana Belén, tú sabrás también bastante.

              Muchos de nosotros no hemos tenido la suerte de haberte tratado personalmente. Pero no importa. Con el profundo conocimiento que tenemos de tu padre Mateo (no tanto de tu madre Mariana) has debido aprender de ellos a derrochar amor y ternura por todas partes. Tu presencia nunca habrá pasado inadvertida, pues tu alegría, como fragancia fresca, inundaría todo tu alrededor.

              A tu Padre se le llenaba la boca de alegría cuando pronunciaba tu nombre, contándonos algún aspecto tuyo. No se guardaba nada para sí mismo. Lo mismo que de tu hermano.

              Ahora te tendremos más cerca. Vas a permanecer incrustada en nuestra mente, como un bello recuerdo.

              No te preocupes por tu marido Francisco y tu pequeñín Hugo, ayer vimos la gran familia que está en torno a ellos.

              Que sepas que tu Madre y tu Padre, nos tienen también a nosotros para lo que necesiten. Ya habrías oído hablar de la unión que existe entre nosotros.

              Quiero ahora recordar esas palabras llenas de sencillez, amor, esperanza y fe, que te dedicó nuestro querido compañero sacerdote, Manolo Vida.  El, junto a tu párroco Juan Vicente oficiaron la Eucaristía en tu nombre:

“…Te damos gracias, Señor, por esta mujer, Ana Belén, que nos fue tan cercana y que de repente ha sido arrancada de nuestro mundo.

Te damos gracias por el amor, la paz y la amistad que regaló y repartió a su alrededor.

Te pedimos, Padre, que nada de su vida se pierda. Que los que vienen detrás de ella, sus familiares, amigos, vecinos puedan respetar lo que para ella era sagrado. Que sus buenas obras nos sirvan de ejemplo ahora que ya no está.

Te pedimos, Señor, que los que estuvimos unidos a ella lo estemos aún más, ahora que la muerte nos la ha arrebatado y que en esta unión podamos apreciar que tú Dios, siempre nos serás fiel hasta la muerte”

              Ana Belén, estarás de acuerdo con nosotros que nuestro compañero Manolo derramó sobre ti y todos los allí reunidos un sublime canto de amor y fe. Bellos sentimientos de un corazón noble, hacia una no menos noble persona como tu.

              Por eso me ha parecido oportuno reflejarlas aquí, en un folio que comenzó estando en blanco y que ahora se ha llenado con tu nombre, Ana Belén.

              Luego nos fuimos bajando algo más aliviados, no sólo porque no había cuesta arriba, sino porque te sentíamos más cerca. Hubo quien dijo: “se nos ha hecho más corto el camino”

              Que sigas recorriendo lugares preciosos como el de la foto y que el sol te sea leve.


Andrés Osado