48ª Reunión Grupo Madrid
22 de octubre de 2022
Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
Los que tuvimos el honor de servir en el Cuartel de Infantería de Lepanto de Córdoba, llevamos impreso en la memoria el artículo sesenta y cinco de las Reales Ordenanzas, que dice:
“El cabo, como jefe más inmediato del soldado, se hará querer y respetar de él; no le disimulará jamás las faltas de subordinación; le infundirá amor al servicio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones; será firme en el mando, graciable en lo que pueda y será comedido en su actitud y palabras aún cuando sancione o reprenda.”
¿Por qué he rescatado las Reales Ordenanzas? Como antiguo militar solo cumplo con mi deber y con mi conciencia antes de que sea demasiado tarde. La experiencia como Cabo de Limpieza me obliga a ello.
Se está detectando en la tropa una cierta inquietud por la pérdida de mando de nuestro Comandante en Jefe. Es verdad que este deterioro es lento pero hay que tomar medidas antes de que llegue la abdicación o derrocamiento como resultado del avance obtenido por parte conyugal. Es un tema que hay que vigilar de cerca para que nuestro Comandante siga contando con la integridad, patriotismo, disciplina, abnegación, lealtad y espíritu de cuerpo de sus subordinados. Perdonad mi inmodestia, pero de esta problemática adquirí cierta experiencia, llegando a abortar ciertos movimientos subversivos en la limpieza soldadesca.
Espero no haber perturbado vuestras límpidas conciencias, pero me veía en la obligación, como he dicho antes, de compartir con vosotros esta anomalía en la cadena de mando.
El cuadragésimo octavo encuentro tuvo el mismo denominador común que los anteriores: puntualidad y sincera alegría por vernos de nuevo. La asistencia rozó la mayoría absoluta. Nos alegramos todos al ver de nuevo con nosotros a Cari, a Pilar y a Antonio Porras.
Siempre con el recuerdo de los ausentes, comenzamos ejercicios de calentamiento con barra fija y levantamiento de vidrio. Rápidamente observé algo raro en la boca de Victoriano: lucía como una mancha oscura. Comenté que sería una calentura labial. Alguien comentó lascivamente que había “bajado al moro”. ¡Esta gente no tiene remedio! Manolo Jurado, como siempre, se ocupó de la mesa de nuestras ninfas para que estuvieran debidamente abastecidas, culinariamente hablando claro.
Con la exactitud y disciplina de un desfile militar, fuimos desfilando hacia el comedor para ocupar nuestra mesa. Todos respetamos escrupulosamente las sillas destinadas a nuestro Jefe y cónyuge.
Antonio Porras y yo repetimos con la ánfora de sopa de pescado. No estuvo mal, pero nunca comparable con las primeras que probamos allá por 2017. ¡Allí había pesca de bajura! Se me olvidó preguntarle a Paco si Casa Pepe ha cambiado de cocinero. El tiempo transcurría veloz entre cuchará y cuchará, aportando cada uno lo mejor de sí mismo. Entre sucedidos, anécdotas y chistes llegamos a los postres. Íbamos a cantar “el cumpleaños feliz” a Victoriano cuando Consuelo abortó el intento, argumentando que lo haríamos en la terraza antes de la invitación. Una vez fuera, Andrea se las ingenió para traer una vela con el número tres, el único que había. Lo metimos en una botella de tónica schweppes, la encendimos, di tono, y cantamos a dos voces y tres gallos la famosa canción. Creo que por pudor los vecinos de mesa no se arrancaron en aplausos, aunque la envidia se asomó tímidamente a sus pupilas.
Tardamos todavía un rato en levantarnos para la despedida. Aunque la tarde estaba fría, era tal el calor que emanábamos que creíamos estar en Copacabana. Aprovechamos el tiempo para asaltar a Antonio López con preguntas y dudas sobre diversos temas que nos preocupaban. Antonio, con la paciencia y pedagogía de un Maestro Escuela, iba contestando con sabiduría cada interpelación, mientras picoteábamos, cuan gallinas de corral, las inseparables pipas de Paco. Tendremos que comprar un dispensador de turno para que nadie se cuele ni monopolice este servicio vip que Antonio López nos ofrece de forma altruista.
Le propusimos a Antonio celebrar en su palacete la última del año, antes de que empiecen las fiestas navideñas. -¡Como si queréis celebrar la Nochebuena!-, fue la contestación. ¿Cómo no lo vamos a querer?
En la calle, foto de grupo, abrazos alegres de despedida y el corazón rebosante puesto en el próximo encuentro. ¡Esto es un no parar!
Antes de terminar, Andrea y yo, queremos agradecer de nuevo a Manuela y Jurado su disponibilidad y espíritu de sacrificio para con nosotros. Y a todo el grupo por esperarnos hasta que estuvimos operativos.
Hasta la próxima,
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero
Antonio, como siempre clara y sintiédonos participantes en la comida.
ResponderEliminarEres todo un crack de la pluma, muchas gracias y un abrazo.
M. Sepúlveda.
Gracias, Sepúlveda,por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarAntonio nos hemos "jartao" de reír con tu crónica, realmente eres único...
ResponderEliminarEstoy contigo, hay que restablecer la cadena de mando, ya sabemos que ellas son el poder ejecutivo...pero a este paso el orden del día lo establecerá la mujer del comandante y tus crónicas las firmará Andrea... la queremos muchísimo pero vamos a quedar para alfombrillas del baño ...😉😉
Recibe un fuerte abrazo.
Gracias, querido Manuel, por tu empatía con esta problemática de vacío de poder que estamos sufriendo. Estoy seguro que nuestra estrecha vigilancia conseguirá que nuestro Comandante no se vea afectado en su mandato. En la situación que se encuentra me recuerda al Sargento Cañete en la película "Recluta con niño". Un abrazo fuerte. Antonio Estepa.
EliminarGracias amigo Antonio. Siempre es un placer y una inmensa alegría escuchar, que a pesar del tiempo transcurrido y la posible decadencia de mando y desánimo en la tropa, se sigue al pié del cañón de la alegría, amistad y amor...
ResponderEliminarVamos palante
Un fuerte abrazo para el grupo
Crónica digna de La Codorniz o El hernmano lobo, muy divertida ycon gran nivel literario.
ResponderEliminarRespecto a la problemática que se suscita, no soy nadie para dar consejos, pero el diálago cuando se puede, y el buen talante siempre, añadiendo una de cal y otra de arena en pro de la igualdad histórica de generos, seguramente tampoco servirá de mucho. Lo mejor, tranquilidad, buenos alimentos y mucho amor del bueno.
Un abrazote, chicos y chicas y haya paz y alegría.