Reunión en casa de Antonio López Arenas
Madrid, 3 de marzo de 2018
Desde la Navidad de 2016 no pisábamos la quijotesca urbanización “Nuevo Toboso”, donde se ubica el palacete de Antonio López. Parece que te vas a encontrar con Don Quijote en cualquier esquina: Ronda del Caballero de la Mancha, Calle Aldonza Lorenzo, Ínsula Barataria, Princesa de Micomicona.... Si el traslado lo hubiese hecho a pie habría pasado inadvertido vestido de Sancho Panza.
El día ha amaneció claro oscuro.¡ El cielo ha cogido una llantina y es que no para! Para mí que es por lo del 0,25% y en lugar de reírse se ha puesto a llorar. No sé. Menos mal, porque anoche pensaba: “Mañana, como llueva, cuando llegue al destino y me baje del coche, tendré que agarrarme a un árbol hasta que el líquido endolinfa me permita mantener la verticalidad”. Lo digo por el limpiaparabrisas. No hizo falta.
Con la puntualidad de una retransmisión de Fin de Año, llegamos a casa de Antonio cargados de viandas. El anfitrión no estaba en ese momento en el domicilio. Nos encontramos a dos electricistas arreglando el cuadro eléctrico, y al servicio, como dicen los pijos, con sus labores. Invadimos literalmente el complejo. ¡Para eso estábamos en nuestra casa! Pronto llegó Antonio y nos abalanzamos hacia él para saludarlo. Entre risas y palmotazos empezamos a desembalar los víveres. ¡Qué barbaridad! cada pareja traía comida para quince personas, menos nosotros que se nos fastidió la batidora haciendo salmorejo. Se salvó la primera hornada.
Tenía que empezar el cachondeíto. Con mi bufanda larga, que podía servir de cincha para aparejar un mulo, la utilicé a forma de beca. El Vilas cogió una servilleta blanca y la fijamos con una pinza de la ropa. ¡Ya está! El resultado lo podéis observar en las fotos: ¡latinos sexagenarios! Nos acordamos de todos los ausentes.
En el orden del día aparecía, como primer punto, la degustación de aceite. Antonio nos entregó la documentación necesaria: “Manual formativo catas AOVE”. La mesa emulaba la de un Consejo de Ministros. La exposición fue magistral. El orador expuso de forma clara retazos del mundo del olivo y, por ende, del aceite. Hubo dos fases: una teórica y otra práctica. En esta última nos hizo catar cuatro clases de aceite. Calentar, girar, olfatear y degustar; estos fueron los cuatro pasos que tuvimos que realizar en cada cata. La próxima vez que vaya a Mercadona exigiré al dependiente, antes de comprar, la necesidad de catar el aceite. No sé si colará. Nos lo pasamos muy bien, aunque los estómagos ya estaban rugiendo.
En un momento, la amplia mesa se llenó de exquisiteces caseras. Después de cantarle a Antonio López el “Cumpleaños feliz” por su próxima efemérides, comenzamos la ingesta con alegría, tino y tiento. El tiempo transcurría inexorablemente y las cabezas comenzaban a moverse negativamente ante el ofrecimiento de un nuevo plato. Manolo Jurado y Antonio Rodríguez hicieron de chefs en la plancha, preparando los choricitos, salchichas y carne. ¡Cómo eché de menos a Antonio y a Cari! Victoriano y yo dando el visto bueno a todo.
En los postres, y ante dos magníficas tartas caseras, el Vilas nos ofreció en rigurosa exclusiva la película que ha montado de fotos y encuentros a lo largos de estos años. Magnífico montaje arropado por una música de nuestros años jóvenes, apta para la juntera. No saqué a Andrea a bailar porque no me podía mover, pero algo noté que se movía por los bajos.
Al final la foto de grupo. Me tocó la segunda fila y saqué más pescuezo que un cataor para que se me viera. Si me pongo delante salgo gordo y si me pongo detrás no salgo. ¿No sé qué hacer?
La despedida la hicimos dentro por culpa de la lluvia. Antonio López siempre consigue ofrecer calor de hogar. Gracias Antoñito.
Con la esperanza de vernos en Priego y el corazón lleno hasta los topes, comenzamos el camino de vuelta a casa.
¡A esto le llamo yo beberse la vida a sorbos!
Paz y bien.
Cojonudo, Antonio. Cómo siempre
ResponderEliminarMuy bien y descriptivo tu relato, Antonio.
ResponderEliminarSolo un pero, el cocinero fue Manolo, yo limitaba a animarle y alabar su buen manejo de las viandas en la plancha, aaah, y a servir algún que otro plato al personal.
Antonio, gracias por plasmar con tus letras, el momento tan grato que pasamos.
Gracias
Eres estupendo Antonio. Un placer leer tus crónicas. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarQue grandes son los de Montalbán, Antoñito el primero de ellos.Eres grabde,eso no lo puedes discutir, eres único y, si pudiese, te sacaría a hombros. Un abrazo.
ResponderEliminarAntonio como siempre, eres rapido, conciso, intuitivo, chispeante, poniendo todos los puntos sobre las ies... un auténtico genio.
ResponderEliminarPasamos un día estupendo. Ya sabéis que podéis contar conmigo para la "parrilla". Para comidas más elaboradas tendremos que importar, desde Córdoba, a nuestro amigo Paco Nieto. O acudir al restaurante.
Recibe un abrazo cordial.
Oye, Antonio, será por el cariño, por la presbicia o por la catarata miope, pero te encuentro más flaco, más espigado y más guapo. Ea. De Sancho Panza, nada; quizás de Sancho Gracia. De todas formas, para las fotos tú ponte con las mujeres; ellas te lo agradecen porque así, contigo al lado, se ven más enjutas.
ResponderEliminarUn abrazo para todos.
El Fili
Gracias, por tu sabio consejo, querido Fili, y mirate la vista.Jurado tú siempre tan generoso.César más que grande, ancho. No sabía que fueses costalero.Manuel Rafael, para mi es un placer escucharte.Antonio no me seas humilde. Estuviste como un buen marine junto a tu compañero. Gracias por tu entrega. Nieto gracias por tu amistad.
ResponderEliminarEjemplar uso de la ironía contigo mismo. Yo también te veo más flaco que en otras fotos anteriores.
ResponderEliminarHay un par de alusiones que se me escapan:
1.- La relación (humorística supongo) entre el líquido endolinfa, tu verticalidad y el limpiaparabrisas. Todo ello como fruto del temor a la lluvia. Lo siento, no lo pillo.
2.- No sacaste a Andrea a bailar porque no te podías mover. Imagino que por el atracón de comida. Pero el movimiento de los bajos quiero imaginar que te refieres a los pies. Va a ser que no, ¿verdad?
Mucho arte es lo que tienes, y mi admiración por lo bien que resuelves la crónica, sobre todo en la despedida.
Un abrazo.
Pedro
Querido Pedro, te explico. Cuando vas conduciendo con el limpia funcionado llega el momento que la cabeza va a compás con aquél, izquierda, derecha, izquierda, derecha, lo que te produce, al bajarte del coche, cierto mareo. La endofila es la encargada de mantener el equilibrio. En cuanto a cierto movimiento en los bajos me refiero a que ¡no está todo perdido; todavía el "gusanillo" quiere levantar la cabeza, aunque sea levemente! Os voy a contar un secreto: el negro me hace más enjuto, como dice Fili, sin llegar a un Faber-Castell del nº 5, claro. Gracias por tus elogios. Un abrazo.
ResponderEliminarMagnífico encuentro Antonio, un saludo a todos los participantes.
ResponderEliminarNo es gordura, es lozanía.
Un abrazo.
Juan Martín
Gracias por las explicaciones. Ahora entiendo a la perfección el párrafo.
ResponderEliminarEste mediodía Manuel Jurado me ha comentado tu tendencia al mareo por lo que deduzco que te conoce bien. Yo lo llamo vértigos y creo que me suceden por la vista, (que está relacionada con el hígado según la acupuntura), como en tu caso.
En una ocasión me dieron en la calle y me "sujeté" a una pared. La madre de una alumna mía quiso ayudarme y tuve que tranquilizarla. Poco a poco fui "controlando" mejor y llegué a casa sin ayuda.
No es por consolarte, pero las alegrías a las que te refieres en el otro párrafo, escasean a nuestra edad por doquier. Una verdadera plaga.
Un abrazo. Cuídate.
Pedro
"Amigo Sancho", buen relato habeis contado de los manjares, con los que fuisteis agasajados en esa, vuestra "Insula de Barataria" y de como disfrutasteis en la posterior fiesta, rodeado de ilustres damas y apuestos señores.
ResponderEliminarBien lucisteis con vuestro fajín de rey, de aquellos contornos.
Y recordad las palabras de vuestro señor Don Quijote: "nunca llueve a gusto de todos, amigo Sancho" (si no lo dijo, da igual)
Me alegro por lo reflejado en tu crónica. Fiel señal de tanta alegría.
Un abrazo
Otro abrazo para vosotros, Juna, Andrés. La verdad es que pasamos unas horas extraordinarias, como siempre que se reúnen los amigos. Ansío que llegue la fecha de Priego para poder daros palmotearos los omóplatos.
ResponderEliminarFe de erratas. Donde dice Juna, quise decir Juan; además sobra "daros". Creo que voy teniendo dislexia.
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