Casa Pepe
Fuenlabrada (Madrid)
21 de septiembre de 2019
Crónica de la 37ª Reunión Grupo Madrid
“La noche de la tormenta, mare, ¡cómo llovía!”. Podría empezar la crónica con estas sevillanas de Chiquetete, para describir el tormentazo que cayó en Madrid el viernes por la noche. Me acordé de las inundaciones recientes, donde familias enteras lo han perdido todo. Egoistamente me preocupaba de la comida programada para el sábado en Casa Pepe. Tuvimos suerte y ayer amaneció con cielo claro, aunque a media mañana se puso color “panza burra”.
La primera alegría del sábado fue cuando nos bajamos Andrea y yo del coche y vimos en la terraza del restaurante a Cari con nuestro Intendente Mayor, Victoriano y su morenaza Consuelo. Cari no asistía a un encuentro desde el 7 de julio de 2018 en Alcalá de Henares. Todos sabemos que tiene que hacer un gran esfuerzo, pero ella es fuerte y poquito a poco va superando la separación. Antonio seguirá siempre entre nosotros porque un amigo como él no se olvida nunca.
Enseguida llegaron Manuela con nuestro bibliotecario Manuel, Antonio Porras, Pilar, José María, Charo, Paco, Vale y por último Antonio López. Total: catorce comensales dispuestos a pasar un día de convivencia y de paso degustar las exquisiteces de Casa Pepe.
Primeros ejercicios de barra antes de entrar al “gimnasio”. Aprovechamos el tiempo para ponernos al día de cómo nos iba la vida. Lo podría resumir con una palabra: “extraordinariamente”. Entre cerveza y cerveza, me quedé fijando en los tórax y, salvo tres, aquello parecía un melonar . ¡¡Qué sandías, chacho!! Trabajo le doy a los galenos como tengan que palpar nuestros diafragmas. Victoriano, con esa agudeza visual que posee, se dio cuenta de mi delgadez. Lo demostré cuando exhibí, como si fuese un trofeo de caza mayor, mi cinturón donde se apreciaba claramente que le había ganado un agujero. Calculé en unos 600 gr. el resultado de mi gesta.
La comida transcurrió de forma alegre y apacible. Entre Antonio Porras, Manuel y yo nos comimos dos cantaritas de sopa de mariscos. Tocamos diversos temas de la actualidad, pero sin calentarnos mucho la cabeza. Algún chiste que otro y sobre todo, “sucedidos”. Antonio Porras, con esa gracia natural que Dios reparte a quien le da la gana, nos contó anécdotas para enmarcarlas. Como alumnos desmemoriados, preguntábamos a Manolín por compañeros del Seminario y éste, con la paciencia y sabiduría de un docente, se bajaba de una imaginable tarima para instruirnos. Victoriano, ante las preguntas que le hicimos sobre su amigo Artemio, nos informó que el stock no peligra y la libido alcanza cotas insospechadas. ¡Enhorabuena… tigre!
Terminada la larga sobremesa pasamos a la terraza donde dimos cuenta de algún que otro “cacharrito”. Nos acordamos de nuestra “amazona” Carmen cuando vimos el cochecito. Antonio López insinuó la posibilidad de pensar en hacer un viaje de pocos días. Nos comprometimos a estudiar el tema para ir dándole forma. Sería muy interesante hacer un viaje juntos todo el grupo. Queda en cartera.
Tras la foto de despedida, abrazos y besos sentidos. ¡Qué pronto pasa el tiempo cuando estás con gente a la que quieres!
Paz y bien.
Antonio Estepa Romero
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Magnifica crónica y muy guapos todos. Besos y abrazos.
ResponderEliminarA. Toro
Extraordinaria crónica, una alegría ver a los viejos compañeros. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarComo siempre brillante crónica, yo me apunto a lo del viaje, que no es la primera vez que se propone.
ResponderEliminarGracias Bronco, siempre tan salao, ojalá hubiese estado ahí con vosotros. Un abrazo. Una buena idea sería que os vinieseis para Donosti, por intentarlo que no quede. Un abrazo
ResponderEliminarEstepita estupenda crónica te has marcado. Cada vez eres más rápido disparando el primero, como tiene que ser...Has reflejado perfectamente las buenas horas que pasamos juntos y lo haces con maestría como ya nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo, como tú dices, en dos tiempos ...
Gracias, amigos, por vuestros comentarios que demuestran más el afecto que la realidad. Un abrazo.
ResponderEliminarLo del tórax me tiene preocupado. Mi meloncete lo crío en el abdomen, en el tórax ando regenerando los pulmones tras dos años de severo ayuno de fumeteo.
ResponderEliminarAparte de la tonta puntualización, mi reconocimiento a tu fluidez y buen humor, amigo Antonio, al relatar los encuentros.
Da gusto observar lo bien que os lleváis y el simpático grupo que habéis formado.
Un abrazo a todos/as.
Gracias, Pedro. La verdad es que tenemos un grupo muy bueno. Las chicas se han compenetrado muy bie y lo pasamos muy bien cada vez que nos juntamos. Un abrazo.
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