Misa funeral, celebrada en la parroquia de Santa Mª Madre de la Iglesia, el martes, 9 de febrero de 2021.
“Méteme Padre mío,
en tu pecho, misterioso hogar;
dormiré allí pues vengo
deshecho del duro bregar”.
Este hermoso final del poema de Unamuno titulado Salmo III y que figura en su sencillo nicho del cementerio de San Carlos Borromeo de Salamanca, nos puede servir para enmarcar la Eucaristía que nos proponemos a celebrar en recuerdo y memoria de nuestro querido Manolo.
Porque la vida del hombre, de cualquier hombre, también tiene su componente de brega, en ocasiones dura, en ocasiones más llevadera, pero siempre anhelante de un descanso, de un sueño finalmente reparador de todo lo pasado.
Un hombre de la talla intelectual de San Agustín ya dijo “Nos hiciste Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti.”
La muerte tiene dos puertas, una de entrada cuando vemos la luz por primera vez y otra de salida cuando la luz se apaga y entramos en el misterio de la eternidad.
El poeta lírico y el más grande de los poetas místicos, San Juan de la Cruz, ya nos prevenía de la oscuridad de la fe, cuando decía “Que bien se yo la fuente que mana y corre, aunque es de noche” -nos dice y repite este estribillo al enumerar las principales verdades del dogma cristiano. Todo puede resultar oscuro, todo, como son las verdades de nuestra fe “Porque es de noche” como concluye el poeta de Fontiveros.
Manolo nos dejó pronto. Voló con la rapidez de un pájaro. La separación, aunque triste y dolorosa nos invita a los creyentes a entender las palabras de Cristo en la Cruz “Hoy estarás conmigo en el Paraíso.” El habrá premiado todas sus buenas obras, desvelos y trabajos realizados en la vida y gozará del privilegio de los que supieron amar y servir a los demás, ya que la muerte es parte de nuestra vida.
Manolo vivió siempre con la sonrisa en sus labios. Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho. Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece. Dura solo un instante y su recuerdo perdurará toda la vida.
Descanse en paz.
Antonio
Pedro Llamas Trujillo
Córdoba, 9
de febrero de 2021
Con estas palabras se dirigió a los presentes, nuestro superior en Santa Mª de los Ángeles y siempre amigo, Antonio Pedro Llamas Trujillo, en el funeral celebrado por nuestro compañero Manuel Rafael Muñoz Medrán Q.E.D.
Quede aquí su testimonio en el manuscrito que nos ha hecho llegar a través del compañero Francisco Moreno Osuna.
Buen trabajo de acople Rafa. 👏✌
ResponderEliminarMuy entrañables letras dirigidas a nuestro querido Manolo. Se dejar notar, aparte de tus sentimientos, el gran aprecio que le tienes. Muchas gracias querido Pedro Antonio. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuisiera yo, como estilografista que me considero, ponderar ahora la caligrafía tan de nuestro tiempo con que nos deleita don Pedro Antonio. Así, de esa manera tan arabesca y pulcra, escribíamos muchos de nosotros en los Ángeles. Forma y fondo dignos de un buen maestro como el que tuvimos, aunque a mi clase nos diera matemáticas. Gracias, don Pedro, por este regalo de despedida a nuestro entrañable Manolo.
ResponderEliminarEntrañables palabras desde la Fe las de D. Pedro, en recuerdo de nuestro compañero Manuel. Nos vemos desde la distancia, todos reunidos alrededor de los mismos fundamentos que durante años nos enseñaron.
ResponderEliminarDescansen en paz todos y todas que nos precedieron en el camino de regreso, y que desde allí nos iluminen, para superar aquí la prueba de esta vida.
Un abrazo
El cariño con el que te recuerdo, prevalecerá por encima de los tiempos. El miedo al confinamiento evitó mi presencia física en tu despedid, querido Manolo. Me uno a las bonitas y no menos profundas palabras de Antonio Pedro Llamas Trujillo
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