domingo, 21 de diciembre de 2014

Crónica de la 5ª Reunión GRUPO MADRID

Restaurante La Muralla de Leganés
19 de diciembre de 2014

Consuelo, Carmen, Yediel Ligero, Rafael Vilas, Carmen, Antonio Estepa
Andrea, Victoriano Castillejo, Antonio Crespo y Cari.
Caía un relente cuando el sufrido coche de Vilas nos recogió. Una vez dentro le exigí a Rafa, quizás con ostentación, siguiera mis precisas indicaciones para llegar al restaurante. Con la seguridad y eficacia de un motorista de la Casa Real llegamos al punto convenido.
Nada más bajarnos del coche, el Vilas se puso un sombrero. ¡Nunca me podría imaginar que le cayera tan bien un tocado!¡Parecía el príncipe de todos los patriarcas gitanos! Si en lugar de estar en Leganés aterrizamos en la Cañada Real, esta noche comemos de balde.
Ante mi sincera admiración me retó: “ A que no tienes coj…de entrar con él puesto”. – ¡como que no!- le contesté. Y sin dudarlo cumplí con mi palabra. Pero no era igual porque a mi espalda escuché: ¡mira, mira, un sombrero andando solo!
Cuando pasamos al salón ya estaba Victoriano y Consuelo, Antonio y Cari y la grata sorpresa de la noche: Carmen y Yediel. Besos, abrazos, presentaciones… Se palpaba la alegría de un nuevo encuentro. Después de dar más vueltas que un perro para echarse, nos sentamos a la mesa. Las mujeres ocuparon el fondo norte y nosotros el fondo sur.
Ante unas suculentas viandas compartimos generosamente nuestra amistad y cariño. ¡Qué pronto se pasa el tiempo cuando se está a gusto! Carmen y Yediel tuvieron que irse un poco antes prometiendo asistir a futuros encuentros. Como siempre echamos de menos a César García.
Nosotros, henchidos de satisfacción y deseándonos lo mejor en estas fechas, nos despedimos.
Quizás por el efecto de la cerveza sin alcohol no estuve tan fino para indicarle a Rafa, y nos volvimos a Móstoles, como los Reyes Magos, por otro camino.

Antonio Estepa Romero

Móstoles,  21 de diciembre de 2014

sábado, 13 de diciembre de 2014

LAS COMPLICIDADES

Encuentro en Baena

Edificio Casa del Monte (1774) en la plaza Mayor de Baena
Tenía noticias de que Victoriano Castillejo y Consuelo aprovecharían el puente de la Constitución para acercarse a Baena a saludar a Antonio Bazuelo y a Josefina. Ya, cuando Bazuelo vino a Madrid acompañando a su hijo David y nos acercamos a verlo Antonio Crespo y yo, Castillejo se quedó con ganas de darle un abrazo.
Por otra parte, mi mujer y yo hacía un año justo que no pasábamos unos días en Priego y era este puente, con lunes festivo, una fecha ideal para ello. Por suerte Paco Moreno e Isabel podian acompañarnos ese fin de semana en mi pueblo.
Siendo Baena un punto con buena comunicación entre la Campiña Cordobesa, era fácil “apuntarse” a la cita de Bazuelo y Castillejo y así fue. Paco y yo decidimos unirnos a la cita y ya puestos, Bazuelo llamó a Pedro Urbano y a Rafa Montes y yo hice lo mismo con Pepe Montes Cubero, que efectivamente me confirmó que en esos días viajaría de Almería, su residencia habitual, hasta su patria chica, Doña Mencía.
Rafa Montes tenía ya un compromiso con su cofradía para viajar a la “pérfida Albión”, país de herejes, como es bien sabido y de costumbres licenciosas. ¿Qué pretendían con su visita los muy pios egabrenses en las islas del estaño? Será cosa de que el adelantado Montes Santiago y por nombre el del Arcángel nos lo aclare en futuro capítulo.
Y ahí nos tenéis un frío y soleado domingo, en la cúspide de la vertical Baena, frente a su ilustre ayuntamiento, a estos locos del 63 con el brillo en los ojos y el pálpito en la piel, abarcándonos en hermanado abrazo, bajo la bondadosa mirada de nuestras cómplices esposas. Una experiencia que por vivida no deja de ser novedosamente emocionante.
- No has cambiado nada es estos cincuenta años, Pedro - digo yo mirando a Urbano.
- Pues yo a ti no te reconocería ni por asomo. ¡Madre mía eras tan flaquillo! - me dice Pedro.
- El que sigue igual es Castillejo, acordamos los dos. Si no fuera por el pelo blanco, diríase que es el mismo que correteaba por los Ángeles. Todo esto bajo la bonachona mirada de Bazuelo y Moreno Osuna, que por su estatura y ser “de los mayores” siguen siendo los compañeros protectores de los más pequeñillos de nosotros.
Nuestras esposa, mientras tanto, departen como amigas y conocidas de toda la vida; bien es cierto que Santa Mª de los Ángeles en Hornachuelos ha sido una referencia constante desde que nos ennoviamos hasta hoy  y eso ayuda mucho en estos locos encuentros del “decíamos ayer” del fraile de León. Pero que paciencia la de ellas ¡Dios mio!, y que placer verlas tan cómplices.

Carmen, Cenci, Bazuelo, Josefina, Castillejo, Isabel, Consuelo,
Rafa Vilas, Paco Moreno y Pedro Urbano
Antonio Bazuelo y Josefina, como buenos anfitriones, nos presentan al personal del restaurante Mesón Casa del Monte, donde tenemos un salón preparado para nuestro encuentro. Previamente nos hacemos la foto de familia; Pedro y Cenci tenían ya que estar en Málaga y han retrocedido de Cabra a Baena solo para darnos un abrazo. Nos despedimos de ellos y pasamos al comedor.
Aún no habíamos terminado los primeros platos y nuevamente se abre la caja del tiempo al aparecer la menuda y vital figura de Pepe Montes Cubero. Mirada inquisitiva, sonrisa abierta y sincera; abrazos de hermanos y nuevamente el tiempo se pliega y volvemos a ser aquellos que siempre hemos estado juntos y ahora además nos sentimos más juntos que nunca.
Rafa Vilas, Josefina, Isabel, Paco Moreno, Pepe Montes, Victoriano Castillejo
Carmen, Bazuelo y Consuelo
Ya la sobremesa comienza a alargarse cuando decidimos tomar un café en La Hacienda Minerva, un recóndito y maravilloso lugar a los pies de Zuheros, donde el mar de olivos dorado de atardecer rompe contra las peñas de la Subbética. Un café, una charla entre amigos va llevándonos a la irremediable despedida. Castillejo y Consuelo acercarán a Montes Cubero a Doña Mencía, de camino a Lucena y de allí continuarán por Córdoba a Aldea de Cuenca. Bazuelo y Josefina volverán a Baena, mañana les espera otra vez la faena, que las gentes de la aceituna no conocen de fiestas. Paco Moreno, Isabel, Carmen y yo volveremos a Priego, esta vez por Cabra, que hay menos curvas. Todos a nuestros quehaceres pero más reconfortados por las presencias de los otros, al saber que ahora esta despedida no será sino un breve paréntesis.
El destino hoy ha sido cómplice de estos niños del 63 y la curva del tiempo nuevamente se ha plegado y cincuenta años han quedados reducidos a un instante.
Se nos ve felices.

Rafael Vilas
Priego de Córdoba 7 de diciembre de 2014 

jueves, 11 de diciembre de 2014

SÉPTIMA REUNIÓN DEL GRUPO DE CÓRDOBA

                Séptima en Plateros. Córdoba

Antonio Camacho Paños, Andrés Luna Prieto, Manuel R. Muñoz Medrán,
Andrés Osado Gracia, Antonio Gómez Ramírez, Carlos Samaniego Ortiz,
Francisco S. Raya Marqués, Francisco Moreno Osuna, Juan Hinojosa Berni,
Jesus Yamuza Redondo, José López Pedrosa y Francisco Sánchez Sánchez.
            A la séptima, dicen, va la vencida. Para mí fue así ésta séptima reunión del grupo de Córdoba. Efectivamente se acabaron los miedos que me invadían cada vez que convocábamos, por la incertidumbre de la asistencia. Catorce compañeros estuvimos físicamente en la reunión pero sentíamos que con nosotros estabais todos y cada uno de vosotros,  compañeros ausentes, y especialmente, -más aún en este encuentro-, nuestros compañeros fallecidos, desde Juan Manuel Luque Fernández y Antonio Rojas Lorente, que fueron los primeros, hasta Paco Ligero Leiva, que ha sido el último.
            La reunión se desarrolló, como no podía ser de otra manera,  en un ambiente de alegría y cordialidad, pero con un plus añadido a esa emotividad que siempre ha presidido las anteriores, si bien antes de dar rienda suelta a nuestras animadas conversaciones que terminaban siempre en pequeños grupos, –inevitablemente eso no cambia- pedí un momentito de silencio para dedicar ese pequeño adelanto de homenaje a nuestros compañeros fallecidos y especialmente a Paco Ligero. Ahí sí que se percibió que estábamos en un único acto de comunión porque a la vez que leía a los compañeros el escrito y soneto preparados para la reunión –que como está publicado en nuestra página de Facebook a ella me remito-, sirva este espacio para ubicarlos.
            Acto seguido se pasaron a todos los compañeros los menús que Andrés Luna había recabado de Los 3 Califas para la comida del día 13 en los 5 Arcos de la calle Martínez Ruquer y por unanimidad se decidió el menú que ya todos conocéis y que quedó pendiente de que cada uno eligiese entre los platos indicados.
            Se propuso la idea de que el mismo día 13, sobre las 12:00 horas se hiciese una Misa funeral por todos los compañeros fallecidos, bien en la Parroquia de cualquiera de nuestros compañeros sacerdotes o mejor, si fuese posible, en el Seminario de San Pelagio. Al no estar ninguno de ellos me comprometí a hablar con Manolo Vida para organizarla.
            Finalmente entre copas, frituras de pescado, fotos para el recuerdo y una invitación especial de los compañeros Andrés Luna Prieto y Andrés Osado Gracia, dando rienda suelta a anécdotas y chistes,  completamos más de cuatro horas de esa desbordante alegría que preside nuestros encuentros y que esperamos se mantenga e incluso aumente en nuestros encuentros futuros.
            Pido disculpas por la tardanza en enviar esta resumen pero me he descuidado con la preparación del encuentro del próximo sábado día 13, que pese a que en un principio costó muchísimo concretarlo porque nuestros compañeros Manolo Vida y Antonio Caballero ya tenían comprometido el día en actividades de sus respectivas parroquias -la idea era que concelebraran con don Gaspar nuestros tres compañeros sacerdotes-, ya podemos decir que va todo encaminado a que sea todo un éxito de participación. La Misa se celebrará en la Capilla  del Seminario de San Pelagio (entrada por la puerta principal) a las 12:00 horas. Será presidida por nuestro compañero Pedro Soldado Barrios y concelebrada por nuestro primer rector en el Seminario de Santa María de los Angeles, don Gaspar Bustos Álvarez. Contaremos con la presencia de Carmen Díez, viuda de Paco Ligero Leiva y sus hijos que se desplazarán desde Madrid.
             La Comida la celebraremos a las 13:30 horas.
 Somos un gran grupo y así lo demostraremos en estos momentos tan especiales.
Un fuerte abrazo.

PD.: A partir de las 11:30 estaremos ya en el Seminario para recibiros y al no poder garantizar el acceso a la capilla, una vez comenzado el oficio, ruego la máxima puntualidad.

Francisco Solano Raya Marqués.
           
           
           


lunes, 8 de diciembre de 2014

RELATOS DE LOS ANGELES



Relatos de Los Ángeles.- 

Paco Nieto
         Hace más de 50 años. Un 4 de noviembre de 1963, un grupo muy numeroso, muy superior al ciento, hace un viaje a lo desconocido. Su destino, un edificio, aún sin terminar, en plena sierra de Hornachuelos, a unos 8 ó 9  kilómetros del pueblo más cercano, que da nombre a su sierra: El Seminario Menor de Ntra. Sra. de los Ángeles. Antiguo monasterio de frailes, que acogió a D. Ángel María de Saavedra y Ramírez de Baquedano, Duque de Rivas, y que aprovecha dicha estancia para recrear su obra "Don Álvaro o la fuerza del sino" en dicho paraje, plagado de rincones que se rememoran en su libro, como "la cueva de la penitenta" "el salto del fraile", así como otros entornos del antiguo monasterio.
         En dicho enclave, rodeados de montes, río Bembézar a sus pies, salto del fraile, la cueva, la cruz, que parte de un vía crucis, fuente de los tres caños, el campo de fútbol en la cima de la montaña, la antena de TV que, a veces, nos portaba señal para poder ver algún canal, me imagino que el único de la época, etc., pasábamos  los primeros años de nuestra "carrera de curas", metidos en nuestra niñez.
         Con nuestros recreos, clases, estudios, juegos, tiempos libres, donde se podían hasta escribir cartas, que posteriormente eran revisadas, solamente a efectos de ortografía por nuestros superiores. Todo un cúmulo de vivencias, donde los juegos, oraciones, retiros, etc, recomponían nuestro rompecabezas individual, hasta llegar al mapa colectivo que conjuntaba una melodía, donde los popurrí, más las canciones populares aprendidas en las mañanas de domingos inhábiles, ejecutaban la sinfonía para coro y orquesta de más de 300 niños en su segundo curso de seminario.
         Tras unos 50 años, nos volvemos a encontrar, los nuños de más de 60, para volver a interpretar la misma sinfonía, con sus desafinos, sus tonos y semitonos, como interpretando, no solo la música, sino la letra de "Don Álvaro" pensando que el sino, no ha sido un desacierto, sino la realidad de nuestra vida que ha cubierto: desde el culmen de la vocación, para unos, los que terminaron y aceptaron sus órdenes, y la realización de personas "sin más" "sin apelativos de ningún género" para otros, que han tratado de trazar sus vidas, de acuerdo con los parámetros, que las propias vidas les marcaban, y tratando de actuar de la manera mejor aprendida en los años en los que la reflexión "meditación" y la actividad recapacitada daba como norte el tipo de actuación a seguir.
         Y así, nos encontramos con unos concienzudos pequeños-mayores que han tratado de invertir sus vidas a mayores-pequeños añorantes, que desearían revivir, aunque con algún retraso, aquellos bellos momentos en los que, entre clases, estudios y recreos, chorizos sin color, sopas, naranjas aliñadas, judías y otros, pasábamos una vida llena de nuevas formas y momentos, sacados de nuestro contexto natural, nuestra familia, nuestro pueblo, para adentrarnos en nuestra nueva aventura de "estudiar para curas"
         Esta es la historia que, evocando recuerdos, conversaciones, caras, nombre y apellidos, tratamos de hacer presentes en nuestras vidas actuales.

Paco Nieto
Diciembre 2014

lunes, 1 de diciembre de 2014

MI ENCUENTRO










Francisco Molina Pavón

Presentación

El dia de mi primer encuentro con vosotros, lo puedo juntar con los que son los días más felices de mi vida. Sin exageraciones, sin tópicos y sin cumplidos. La verdad.
Tanto tiempo esperando, tantas veces soñando, tantos recuerdos acumulados…
Cuando salí del seminario, creí que había sido casi el único aquellas navidades del 68 y que casi todoslos demás, seguiríais bastantes años más.
Ahora, en los distintos encuentros, oigo,  y voy viendo, en los distintos medios sociales que tenemos el grupo para comunicarnos, que a medida que se van incorporando nuevos compañeros, van expresando mensajes como “después de 50 años…”, “los pocos años me marcaron” o “yo solo estuve un par de años”…, “no sabia que existia el grupo”…etc. ¡No era yo el único!.
En mi primer encuentro con vosotros, llevaba redactado un escrito, relatando de forma bastante abreviada logicamente, cuándo salí del seminario, un poco como ha sido mi vida, y cómo conocí la existencia del grupo. No pude leerlo. Al final de la jornada me quedé literalmente sin habla.   Tenía tanta emoción acumulada   y tanto tiempo esperando ese día, tantas cosas que preguntaros,  que así acabé.
Era como una carta de presentación, para darme a conocer de nuevo. Al fin y al cabo solo estuve con vosotros tres años y pico, y 50 sin saber nada, y el grupo que llevaba ya años de reuniones, sabíais unos de otros.
Ahora, se me ocurre, que en lugar de leerlo en público, dejarlo en  la página del grupo, para que puedan leerlo los que lleguen después, y los que no puedan asistir a las reuniones.
Pero tambien con la idea, y os lanzo este reto o este guante, para que quien quiera animarse, lo haga tambien, ya sea veterano o de nueva incorporacion.
La intención es, una para conocernos todos un poco mejor y no tener que esperar a las reuniones, en las que siempre falta tiempo para conversar lo suficiente y siempre te quedas con las ganas. Otra, con la idea de formar junto con la efemérides fotográfica, una maravilloso volumen con nuestras historias, nuestras vidas, que se podra tambien imprimir y encuadernar quien quiera. Cada uno puede ponerle el título que quiera.  El mío se me ocurre a bote pronto “Mi Encuentro”.

Y para para animar, soy el primero en hacerlo. ¡Animo!
Espero no cansaros ni aburriros.

Un abrazo siempre.
Francisco Molina Pavón


Málaga 30 de Noviembre de 2014


MI ENCUENTRO

La mayoría de vosotros os habéis seguido relacionado desde hace ya tiempo, a través de los encuentros y los contactos mantenidos años atrás. Al ser yo el último en llegar, quería presentarme -al fin y al cabo después de tantos años, soy un desconocido para vosotros - que supierais algo de mi vida, y expresaros mis emociones. Espero ser breve y no resultar pesado.
La última vez que os vi,  fue el en el año 67,  en el cuarto curso del Seminario. Total hace solo 50 años. Evidentemente los cambios a nivel físico son palpables en todos nosotros, y el choque visual es bastante fuerte. Es lógico que a algunos no os reconociera  a primera vista, pero al preguntar vuestro nombre, rápidamente os asocié con la imagen que tenía de vosotros de aquel tiempo. A otros nada más que veros,  os identifiqué inmediatamente  y me acordaba de vuestro nombre y apellidos.  A otros, la verdad, no os recordaba.  Supongo que conmigo os pasaría igual.
Remontándome a la época del seminario, aunque fueron escasos los años que estuve en el seminario, 3 y el primer trimestre del cuarto, fue un tiempo que nunca olvidaré, y que naturalmente me marcó. Para bien.
Mi salida del seminario, se produjo en las vacaciones de Navidad del 4º curso, allá en el año 67. En una carta Don Gaspar “me invitó” amablemente a dejarlo, porque “los estudios eclesiásticos requieren mucho esfuerzo y estudio”, y aunque  tuviera vocación para el sacerdocio, mis notas mostraban claramente que no iba a ser capaz de seguir la difícil carrera. Era cierto. Las matemáticas, y fisica-química, casi siempre suspensas, para septiembre. Las demás, no muy brillantes, la verdad. Lamentablemente no fui un buen estudiante.
Me gustaba la vida del seminario; me sentía feliz y con vocación,  y sentí pena  abandonarlo.    Me supuso, la verdad, un pequeño trauma dejar todo aquello. Ahora siento un poco de rabia, cuando veo en las efemérides, que algunos repetían curso. ¡Yo también podría haber aguantado un año más! Me supo a poco aquellos  tres años y pico.
Pero no tardé mucho en curarme. En una edad explosiva en la vida del hombre, el mundo exterior se me abría,  con todos los peligros de los que tantas veces nos advertía  D. Gaspar y D. Moisés, y de los que ya en esas mismas vacaciones de Navidad pude experimentar, sin temores y sin nada que temer. La Navidad, era fecha propicia para guateques caseros y salidas con los amigos, sin el temor a que también pudiera haber alguna chica y tener que evitarla, ni tener el remordimiento de estar haciendo algo pecaminoso, o al menos desaconsejable para un seminarista.  Además,   mi cuerpo ya había comenzado a percibir  los cambios físicos y sensaciones... peligrosas propias de esa edad, y alguna vez dudaba de mi vocación.  Aun así, echaba de menos el seminario y a mis compañeros.
Después de “pasear” por academias, tratando de salvar el 4º curso sin conseguirlo, mis padres decidieron que no podía seguir perdiendo más mi tiempo, ni su dinero  y me buscaron un trabajo.
Con recomendación,  tuve la suerte de entrar en la mejor librería de Córdoba durante muchos años. La Librería Luque. Necesité de buenas referencias y D. Gaspar no dudó en enviármelas, con los mejores elogios sobre mí y los motivos de mi salida del seminario. Siempre le estaré agradecido.
Allí pasé 6 años. Al ser un establecimiento relacionado con el ámbito de la enseñanza y la cultura,  pensé que quizá tendría la ocasión de ver algún que otro exseminarista,  que también hubiera abandonado el seminario,  pero que hubiera seguido estudiando,   y poder tener algún contacto y evocar tiempos pasados.
Nadie. Absolutamente nadie,  pasó por allí, al menos que yo lo viera.  Tan solo alguna vez, muy esporádica, D. Pedro Llamas. Claro, todos o casi todos, continuabais en el seminario, o vivíais en pueblos de la provincia.
Unos años mas tarde, con más edad y más consciente ya,  de que debía seguir formándome,    terminé el bachiller nocturno. Seguí clases de francés y de administrativo,  y después de terminar la mili como voluntario,  aprobé oposiciones en Correos y Telégrafos.   Corría el año 75 y tenía 23 años.
A la hora de pedir plaza como funcionario,  solicité destinos en provincias  que tuvieran mar.   Me fascinaba estar cerca del mar,   ya veis,  y yo de secano. Quizás por eso mismo.
Palma de Mallorca.   Ese fue mi destino.  Fue como quien ahora se va a…  Dubái por ejemplo.
Me casé con mi novia de Córdoba que ya conocía,   nació allí mi primer hijo,  y tras dos años maravillosos en aquella preciosa isla,  y buscando la tierra,  volví a pedir destino,   también con mar,  pero por aquí abajo.
Málaga. Cerca de Córdoba para ver a la familia más a menudo, y lejos de ella para  enterarnos de los problemas, cuando ya han pasado, aunque con la idea de al cabo de algunos años,  irnos para nuestra tierra.
Pero pasa el tiempo,   te embarcas en  la vivienda,   los críos crecen, y no quieren cambiar de sitio. En el trabajo estás a gusto,  y cuesta tener que levantar la casa.  Ya llevamos 37 años allí.
Durante este tiempo,  he estudiado lo que debía haber hecho antes,  y paradójicamente, con notas brillantes, y por gusto.
En la Escuela de Artes Aplicadas, me gradué en Arquitectura de Interior y Diseño, y trabaje un tiempo en un estudio, alternándolo con mi trabajo de funcionario, pues tenía jornada completa. Posteriormente,  en la Escuela Oficial de Idiomas, obtuve el grado medio de inglés. 
También  fui cambiando de trabajo: me pasé a la banca, y trabajé en Caja Postal, la posterior Argentaria y la actual  BBVA, donde felizmente me prejubilé en 2006 por reajustes organizativos, Tenía a los 54 años, y hace ya 8.
Actualmente vivo una época dorada y no solo por la edad. Mi tiempo libre está  lleno de muchas actividades (siempre que me dejan).  Al prejubilarme me planteé hacer aquello que siempre quise y nunca pude,  por unos motivos u otros.  Así,  hice un curso de  submarinismo y lo practico de vez en cuando;  quise sentir la sensación de volar y probé el parapente,  asisto al gimnasio dos o tres veces a la semana y a clases de baile de salón, etc.   También paso el tiempo construyendo cosas para mi belén; Amante del arte y las antigüedades, reparo y restauro alguna pequeña  adquisición en el rastro,  ,... etc.   y todo ello no me quita nada de tiempo,  para disfrutar de mi nieto que tuve la suerte de tener, justo el año que me prejubilé.   Todavía me quedan retos, que espero tener tiempo y salud para realizarlos.
Desde mi salida del seminario,  siempre me ha acompañado la nostalgia y el recuerdo. Dejé amigos, ilusiones, proyectos. Ya fuera, en mis paseos por Córdoba cuando venía de vacaciones o fines de semana que venía desde Málaga, miraba y buscaba, en vano, cruzarme o encontrar algún antiguo compañero del seminario.  ¡Tendría que haber alguno por algún sitio!.. ¡Éramos muchos!   ! No podían haber desaparecido todos!.. ¿No se le habría ocurrido a ninguno que ya esté fuera,  reunirse,   aunque fuera de vez en cuando?.  Pues parece ser que no… Solo a un compañero una o dos veces en todos los años.
Hará cosa de unos 17 años, me encontraba trabajando en Caja Postal, en Málaga. Cogí el teléfono que sonaba:  “Caja Postal, dígame.”
- “Hola, mira,  soy un compañero del banco en Ciudad Real, que voy trasladado a Málaga,  y quisiera algo de información de allí”.
Aquella voz… en algún momento de mi vida yo la había oído, me resultaba vagamente familiar, pero atento a la conversación, no podía pensar.
Continuó preguntándome: “¿Tú eres de Málaga?
- No, soy de Córdoba, contesté.  De Córdoba capital.
- ¡Ah, yo también soy de Córdoba, bueno de un pueblo de Córdoba,  de Hinojosa del Duque.
- ¡No me digas.   Bueno, cómo te llamas? Le pregunté.
- Manolo Leal, contestó.
De forma casi inmediata,  más rápido que el ADSL de 10 megas,  me vino a la memoria el segundo apellido.  En el seminario, la rutina de pasar lista en las clases, varias veces al día,  inconscientemente te hace recordar hasta la guía telefónica. O al menos te suenan los nombres.  Pero no le ponía rostro.
-¿Tú te llamas Manolo Leal Aranda?, pregunté.
-Síí. Tú me conoces? Cómo te llamas?
-Mi nombre es Francisco Molina Pavón, contesté.
-“Molina Pavón.... me suena ese nombre.., dijo.
- Le pregunté yo.: ¿Tú has estado en el seminario de Hornachuelos?,
- Síi. ¡Ah claro, ahora ya caigo, pero... No me acuerdo de ti... contestó.
- Bueno a mí me pasa igual,  después de tantos años...
Llegó a Málaga. Estuvo un par de años, y volvió a Ciudad Real.  Fue un reencuentro muy emocionante.  Fraguamos una muy buena amistad, como de familia, que aún mantenemos.   Nos visitamos alguna vez y hablamos bastante por teléfono.  En nuestras charlas sale a relucir, como no podía ser de otra forma, el tema del seminario, las ganas de volver algún día por allí y lo raro de no ver a nadie ni saber nada de nada. Claro, los dos estamos lejos.
Hace dos años, en una de las conversaciones por teléfono me dijo:
- Paco, casualmente he entrado en una cafetería en Córdoba, y al lado mío había un par de personas,  que sin estar yo pendiente de lo que hablaban, oí la palabra exseminarista. Les pregunté, y resulta que efectivamente lo eran y que se reúnen todos los años.
- ¡Por Dios, Manolo!, pero como puede ser eso posible, y nosotros sin saber nada?
Saltaron todos los resortes. A partir de ahí, todo el afán de recabar información, tratar de contactar con alguien y no perdernos la siguiente reunión por nada. Esa fue la del año 2012.  Describirla?  Muy difícil.   La adrenalina por las nubes.
Contando el tiempo que faltaba para hacerlo realidad.
Días después de esta reunión del 2012, otro exseminarista que también fue su primer reencuentro,  me envió una narración de Fili,  del año que visitasteis el seminario.
Presintiendo su contenido, esperé a la noche para leerlo y estar solo con mi intimidad,  para que nada me distrajera y sumergirme en su lectura.
José María, no sé si esa narración te salió de forma fluida y natural,  o lo provocaste intencionadamente,  pero en este artículo,  y seguramente ya te lo habrán dicho, remueves sentimientos,  tocas la fibra sensible.  Al menos a mí, sí. Los pelos como escarpias.
Muchas gracias,  porque - y leyendo textualmente las palabras del compañero que me envió el artículo, y con quien me identifico totalmente en su sentir - ,”sin haber vuelto al seminario, como aún sigo soñando, por muy decepcionante que sea la realidad como tú narras,  conforme he ido leyendo,  yo he estado allí con vosotros en esa reunión, era uno más del grupo, y he vivido de nuevo aquellos años; tal y como lo ibas describiendo. Lo he leído, con mucha atención, satisfacción y con mucha emoción, y mis ojos en algún momento se empañaban por estar más húmedos de lo normal. Has acentuado y vivido de nuevo vagos recuerdos, que coinciden con tu narración,  y otros que no los viví,  ahora parece que sí.   Ten en cuenta, que he estado aislado con mis recuerdos, todos estos años, demasiados, sin poderlos compartir con ningún compañero,  por eso para mí la reunión de ese año pasado ha sido... tendría que ponerle muchos calificativos.
Desde siempre he querido volver a nuestras raíces, y encontrar al grupo, te aseguro que hubo momentos en los que me  estremecí, y mis ojos brillaron un poco.
Fantástico el relato, Sin estar allí en aquella reunión, volví al pasado, viví lo que tantas veces he querido revivir.
Para finalizar, espero vivir aún algunos años más, y realizar sueños aún pendientes.  El estar con vosotros, era uno de ellos,  y lo he podido cumplir.  Gracias a todos.