Crónica del encuentro
Por fin llegó el día señalado, en nuestro calendario anual, donde nos íbamos a encontrar los “niños de Santa María de los Ángeles”. En esta ocasión, Lucena.
Fieles a esta llamada, las caravanas fueron encaminándose, desde todos los lugares de nuestra “piel de toro”, a la emblemática y muy antigua localidad de Lucena. Muchos fueron los medios utilizados para realizar el camino, tantos que a este relator le costaría muchos esfuerzos detallarlos exhaustivamente. Por eso, lo dejamos aquí.
Los de Córdoba, partimos con un cierto pellizco en el corazón, por dejar a alguien atrás, pero pronto desapareció, pues Andrés Luna nunca dejó de estar presente entre nosotros. No hubo un minuto, a lo largo de toda la jornada, en el que, por unos o por otros, por unas o por otras (como dicen ahora lo políticos) dejara de mentársele… fue difícil no hacerlo.
Una de las caravanas, la que partía de Córdoba, tuvo el asesoramiento “in itinere” de nuestro compañero Frasqui. Se portó como un jabato, dando instrucciones al conductor, sobre el camino a seguir. Pero… (siempre hay un pero) a sólo unos minutos del final, una voz telefónica le indica:
−Cuando lleguéis a la rotonda, tirad hacia arriba.
El, obediente, le indica al conductor el camino de una cuesta hacia arriba. ¡Que si quieres arroz Catalina! El final de la cuesta… ¡era un descampado! Vuelta atrás, y la voz vuelve a repetir:
−No, es la situada al frente de la rotonda.
Esta vez sí. Por la del frente, llegamos a nuestro destino. Todo esto se hubiera solucionado si en Santa María de los Ángeles, en vez de tanto latín, nos hubieran puesto “Barrio Sésamo” y así sabríamos perfectamente lo que es “arriba”, “al frente”, “derecha e izquierda”. ¡Es que no tenemos remedio!
Tras los correspondientes saludos, nos encaminamos, junto con nuestra simpática y docta guía, al primer punto de la visita monumental: La Iglesia de San Mateo. En ésta, nos dio tiempo a volver a recordar toda la Historia Sagrada que habíamos aprendido (ojo con quien no estuviera atento a las explicaciones, pues de vez en cuando se nos increpaba con alguna pregunta). “Lo hago para ver si estáis atentos”, decía nuestra amable profesora de religión. Pero… (otra vez) no sólo aprendimos religión, sino urbanidad, ya que en una de las “estampitas didácticas” del retablo del altar mayor, se nos hizo ver, el mal carácter de un personaje (y tanto, se trataba nada más y nada menos que el jodido Judas) al estar con los pies cruzados sobre las rodillas y mirando para Antequera. “En la iglesia no se puede estar con los pies cruzados y mirar para otro lado. Eso es de mala educación”. Fuera bromas, nuestra guía estuvo genial, durante el largo recorrido que hicimos, por diversos monumentos lucentinos. Por cierto, no puedo dejar pasar por alto, la buena explicación que se nos dio sobre “la mierda” (con perdón) y de cómo se ha mantenido durante tantos miles de años en la cueva “Del Ángel”. Por lo menos Antonio Martínez (que por cierto se portó como un campeón, a pesar de sus dolores) lo aprendió perfectamente. ¿No?
Para un servidor de ustedes, lo mejor de recorrido, se produjo en el Ayuntamiento. Buen recibimiento se nos dio, por parte del Primer Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura. Hizo entrega de un Velón de la ciudad, para el grupo y otro para Antonio Luna. Y aquí se produjo el momento crucial de ese acto: Antonio Luna, se lo ofreció a Andrés Luna, por la gran labor que viene realizando para con todos nosotros. Hubo un largo aplauso, dedicado a Andrés. Resultó ser lo más emotivo del día.
A partir de ahí, los estómagos empezaron a reclamar algo más que cultura. El alboroto de las tripas, fue la señal inequívoca de que estaba llegando la hora de almorzar.
Tras una pronunciada “cuesta arriba” nos encaminamos a coger los vehículos, que nos condujeron al restaurante.
¡Con qué ganas tomamos nuestra primera cerveza! Esta vez el murmullo de los estómagos, se trocó en aplausos. ¡Qué contentos se pusieron!
Así entre cervezas, charlas y aperitivos, fuimos desgranando recuerdos, haciéndolos presentes nuevamente. ¡Convirtiéndonos en niños otra vez! Como hormigas, deambulábamos de corrillo en corrillo. Ahora aquí y luego allí. Incluso, cuando ya sentados y sentadas (vale, ya no lo pongo más) en las respectivas mesas, de la “tabla redonda”, nos volvíamos a levantar para pegar la hebra en otra mesa.
Como no podía ser menos, se efectuaron las correspondientes entronizaciones de vicarianos, impuestas por nuestro querido Paco Sánchez.
No pudo y no faltó, un recuerdo muy especial para Toñi y Fili. Verdaderamente se notaron sus ausencias. El año que viene estarán, nuevamente entre nosotros, como si nada hubiera pasado. Mucho ánimo que todo va a salir bien.
A requerimiento de Paco Molina, nuestro director de ceremonias musical, comenzamos con el repertorio de canciones. Palito nos deleitó con su voz, ¡qué bien canta! Tras el “Amigos para siempre” y el brindis por Andrés Luna, se dio rienda suelta a diversas melodías, acompañadas por el guitarrista Rafael Amaya Castilla.
Tomó la palabra Antonio Luna y tras agradecer la presencia de todos, nos comunicó que, el año próximo, nos veríamos en Priego de Córdoba.
Y, poco a poco, fuimos dejando el lugar vacio, pero llenos de gozo nuestros corazones.
¡Hasta la próxima!
Andrés Osado Gracia
Córdoba, 24 de abril de 2017
Como siempre tocayo, tu maestría con la pluma no deja de sorprenderme. Maestro de maestros. Como si hubiese estado allí. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Andrés, la verdad es que recibiendo las fuerzas que tu derochas, cualquiera es capaz de poner unas cuantas letras seguidas, sobre todo si con ellas te damos un ratito de alegría. Por lo tanto, si hay algún maestro eres tú. Otro abrazo para ti.
EliminarJoer, qué envidia. Pero bueno. Ahora lo que toca es aunar espíritus y mentes en ayuda de nuestro querido Andrés Luna. Presencial para quienes puedan y a distancia para quienes no. ¡Cómo me hubiera gustado presenciar el gesto tan generoso y magnánimo de un Luna sobre el otro Luna!
ResponderEliminarBueno, Andrés, muchas gracias por hacernos partícipes de vuestra Comunión a quienes no hemos podido compartirla este año. Habrá ocasión de repetir.
Un abrazo a todos.
Amigo Fili, sentí mucho que no nos acompañarais, Toñi y tu. Menos mal que tenemos por delante muchos dias y años para seguir disfrutando junto. Nos vemos pronto. Un abrazo para los dos
EliminarAmicitiae gloria (a mayor gloria de la amistad), cuando se reúnen amigos todo resulta más grande, pervive en el recuerdo de una manera más firme, y si coincide con un buen cronista que resalta lo acontecido, miel sobre hojuelas. Gracias Andres por "revivir" para los ausentes esos momentos mágicos de unión y parranda. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Andrés, como siempre un magistral relato de lo acaecido en el día de nuestro XXIV encuentro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias también al Sr. Vilas por este manejo de lis medios para que quede bien ilustrada y presentada tan magnífica crónica.
Otro abrazo.
Buenas Andrés Osado eres todo un maestro escribiendo y narrando, me has hecho volver a vivir el sábado a cada párrafo que iba leyendo. Muchas gracias y un abrazo.
ResponderEliminarAmigo Andrés, extraordinaria crónica de los momentos vividos y del día tan fenomenal que pasamos en el encuentro de Lucena.
ResponderEliminarRecibe mis felicitaciones y las de mi santa, que como ya sabes, se cuenta entre tus admiradoras.
Un cordial abrazo.
Manuel Jurado.
Sr. Andrés, magnífico y detallado relato de este fraternal encuentro.
ResponderEliminarMis felicitaciones a todas y a todos los presentes, en este certamen anual de antiguos alumnos seminaristas.
Un abrazo.
Juan Martín.
Para Mónica y para mí fue una intensa y entrañable experiencia, que prolongamos, en un encuentro de antiguos compañeros (e infatigables amigos de Preu), al día siguiente en Cordoba con Antonio Roldán y Censi, Paco Carrillo y Belén, Ángel Lucena e Inés, Manuel Jurado y Manuela, José Antonio Naz y Mari Carmen, y Mónica y yo. Nuestras encantadoras mujeres también tienen apellidos como ya suponéis. No aparecen aquí porque no me los sé, (los de mi mujer sí, claro).
ResponderEliminarEn Cordoba José Antonio Naz y Mari Carmen nos obsequiaron con la más exquisita hospitalidad, que no vuelvo a agradecer aquí para que no me llamen pesado.
Un recuerdo especial para Manuel por hacer posible este segundo encuentro y deseándole salga felizmente recuperado de los escollos médicos a los que se enfrenta para mejorar su salud.
La crónica del segundo encuentro se ha comprometido Antonio Roldán a ejecutarla. Le cedo el honor encantado, agradeciéndole tan significativo detalle, ya que lo hace con inigualable oficio y de todo corazón.
Reitero nuestro abrazo amigo a todos los vicarianos presentes en Lucena y a los ausentes por los tristes imponderables de salud.
Me supo a poco el intercambio personal con unos y otros, siempre tan cálido y sincero. Ahora ya sé cómo atrapáis a nuevos miembros para vuestra comunidad de amigos intemporales y sin complejos.
En fin, gracias a todos, y ¿para qué darle más vueltas?, fue muy bonito, tendremos que volver.
Pedro
Gracias a los sentimientos de amistad y de inagotable "niñez" que derohamos en nuestros encuentros, es posible tejer esta telaraña de letras que nos relaciona con cada uno de nosotros. Para mi supone una doble alegría: una, mientras las escribo; la otra, al saberme parte integrante de ella. Sigamos así y que no nos falten nunca las letras, pués serán sinónimas de lo anterior. Un abrazo para todos.
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