EN LA MUY NOBLE Y LEAL SOCIEDAD DE PLATEROS,
A 27 DE ABRIL DE 2017
Aunque
el día no propiciaba el salir fuera del apacible hogar, las ganas de tertulia
insuflaban ánimos adversos a este primer impulso (¡ha quedado bien el
arranque!)
Lo
curioso es que, como en algunos notorios espectáculos, se habían vendido todas
las localidades. Efectivamente, en la puerta figuraba el letrero de “todo el papel vendido”. Menos mal que
nuestros, ya entrañables anfitriones, presos de amabilidad, se aprestaron
urgentemente a aumentar el aforo, colocando otra mesa más. Y es que en esta
ocasión, el número de asistentes sobrepasaba, en gran manera, nuestro recinto
de actuaciones. Menos mal, porque pronto empecé a agobiarme de tanto correrme
(con perdón) de un lado para otro. Contamos con la inestimable presencia de
Lola y Mari. Como nos vemos en las fotos, creo que voy a pasar de indicar los
nombres de todos, ¿os parece?
Como
si no hubiéramos tenido bastante, con el día casi anterior, nos pusimos manos a
la obra, o mejor dicho: dimos rápidamente suelta a la sin hueso que, sin freno
alguno, deambuló por entre lo divino y lo humano, ¡sin parar! Indiscutiblemente, nuestro primer acto fue
brindar por nuestro querido Andrés Luna. ¡Cómo nos cundía! Con eso de que había
nuevos en la palestra, pretendíamos sacar todos los trapos, antes de que el
tiempo empeorara.
Esta
vez, se dio un buen repaso al edificio de Santa María de los Ángeles. Sí, sí,
al edificio. Tratábamos es esclarecer los lugares por donde transcurrieron
parte de nuestras vidas. Es una tarea que ojalá lleguemos a completar. Dibujar
el edificio, poniendo nombre a todos los rincones. Quizás así, nuestra memoria,
haga sacar al exterior un mayor número de vivencias. A ello nos comprometimos y
desde aquí, hacemos extensible, a todos cuantos quieran comprometerse, en esta
tarea de “edificación”. No hace falta realizar un dibujo profesional, sino del
modo más sencillo, pero donde se ubiquen todos los sitios. Ya habrá expertos
que lo plasmen de una manera más perfecta.
Metidos
en faena, ¡ah, por cierto!! Hablando de meter… esta faena se realizaba mientras
nos “introducíamos, entre pecho y espalda, nuestros bocadillos de caramales”,
claro está salvando el régimen que frecuentemente viene realizando nuestro Paco
Sánchez: ensalada de lechuga y tomate, con algo de acompañamiento de gambas rebozadas.
Como iba diciendo… uno de los nuestros (no digo el nombre por aquello del
secreto de confesión) relató una anécdota que, por si sola, es digna de ser
plasmada en el blog. Sin embargo, como fue magníficamente expuesta allí, ha de
ser reflejada aquí. Voy a tratar de plasmarla:
“Recordad, el día en el que un camión de
grandes dimensiones, aparcó en la puerta de San Pelagio. En su interior, libros
de todo tipo y tamaño. Habían sido donados. Una larga fila de escuálidos
seminaristas, cual porteadores de aquellas películas africanas, (bueno, yo
diría como en las de los indios, ya que constituimos una larga fila) trasladaban aquellos valiosos ejemplares,
desde la puerta de la calle, hasta las estancias de la Biblioteca. Como no pudieron
ser instalados, en tu totalidad, en aquel recinto, algunos fueron a parar a una
habitación de enfrente. Un día se me ocurrió entrar en esa habitación y observé
aquella mercancía. Mira por donde encontré “Las fábulas de Samaniego” Un
ejemplar de pinta antigua y sin darme cuenta, se pegó a mis manos, con gran
devoción. (Aún lo conservo con sumo cuidado) Otro día, se me pegó otro, pero
esta vez fue a parar a un librero, de libros usados, a cambio del cual me
entregó la, nada despreciable, cantidad de 27 pesetas, que para aquel entonces
cubrió las necesidades, del fin de semana, mío y de algún que otro compañero.
Ni que decir tiene, que la operación se fue repitiendo durante varios fines de
semana, hasta que los libros pasaron a un lugar más protegido de mis
“devaneos”.
Creo
que Samaniego iluminó a nuestro compañero, el cual, ingeniosamente, sacó esta moraleja:
Qué más da donde esté el estante,
para un libro añejo,
si en el de un librero de viejo
o en el de San Pelagio rebosante.
La iglesia, como buena hermana,
tiene como fin ayudar,
¿por qué pues, no me ha de procurar,
un buen dinerito, para el fin de semana?
(pongo Anónimo, así parece más antiguo)
Desde
luego, tenemos historietas de todos los gustos. Contó otra, pero esta es más
digna de ser relatada por nuestro Fili: a él se le dan mejor contar esas cosas
del “gustito” Le daría ese puntillo que yo no sabría.
¡Que
cosas!
También
planteamos realizar una excursión a Santa María de los Ángeles. Manolo Vida y
Paco Sánchez, están en ello. Ya lo indicaremos oportunamente.
En esta ocasión, desde Baena nos acompañó nuestro compañero Antonio Bazuelo y desde Montserrat de paso por Córdoba Juan Cabello, los cuales fueron investidos "Caballeros Vicarianos" por nuestro maestro de ceremonias Maese Paco Sánchez.
Después
de más diversión y charla, eso era de lo que se trataba, fuimos, mejor dicho
fueron, abandonando el aposento. Otros, continuamos un ratito más.
Por
cierto, tenemos las bendiciones de Antonio, el Posadero Mayor o dueño, para que
se constituya allí nuestra sede. Nos pondremos manos a la obra.
Hasta
la próxima.
Cuidaos
Andrés
Osado
Córdoba, 30 de abril de 2017
Gracias amigo Osado. Buena crónica.
ResponderEliminarUn abrazo. Nos verémos en la próxima, que por cierto al final no sé en qué quedó lacosa del cambio de fecha, por eso de la feria.
Gracias Andres por tu relato, o ¿ha sido un retrato? fiel de unos momentos momentos de alegría y fraternidad. Sabes que conservo una memoria casi fotográfica del interior de Los Ángeles, será porque me volqué hacia dentro en esos tres años, yo no era la alegría de la huerta, y andurreaba mucho sólo por los pasillos y escaleras. Cuando nos reunamos os lo puedo demostrar. Un abrazo Andres jauna.
ResponderEliminarQuerido amigo Francisoc: creo que no deberías esperar a reunirte con nosotros, para hacernos ver la película, de tu memoria, sobre el edificio de Santa María de los Ángeles. Plasmalo en unos folios y nos los mandas. En cada folio una planta. Sería genial. De esa forma ya tendríamos materia para unas cuantas tertulias en nuestra sede. Un fuerte abrazo
EliminarGracias, Pacomo. Lo curioso es que no quedamos en nada. Bueno, como no paramos de hablar por el guasa, allí lo planteamos. Un abrazo
ResponderEliminar¡Magistral, como siempre! ¡Cuánto me gustaría asistir algún vez a esas reuniones! No pierdo la esperanza. Un abrazo, querido Andrés.
ResponderEliminarQuerido amigo Antonio: ojalá se cumpla tu deseo. A mi tambien me gustaría hacerlo en la vuestra. Sería genial. Un fuerte abrazo
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