MISA AUSPICIADA POR LA HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN - ORDEN TERCERA.
Córdoba, 15 de julio de 2022
A conciencia he puesto el nombre y apellidos de Carmen sin indicar “esposa de”. Recuerdo que en muchas ocasiones defendía: «yo soy Carmen Yagües y vosotros los curillas siempre me ponéis lo de esposa del Vilas»
¡Con el salero castizo de Madrisss, quién puede negarse a no cumplir sus deseos! ¡Pues va por ti, querida amiga Carmen, porque tienes toda la razón!
Esta vez no podía existir olvido alguno por mi parte, ya que todo estaba perfectamente organizado por Rafael Serrano, desde hacía días.
Bueno, en una cosa intervine y como siempre, en este caso Pacomo tuvo que hacerme el quite: a la hora de hacer la lista de asistentes le había casado con una tal Mari y no sé qué hice con su Isabel. Menos mal que todo volvió a su cauce y arreglé en entuerto. Me acordé de esa famosa frase “Ubi erat, Andrés”
A las veinte treinta horas estábamos todas y todos en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Si, de una forma o de otra no faltó nadie para arropar a la familia Vilas Yagües. El espíritu de concordia de Santa María de los Ángeles se hizo patente en ese momento. Yo por lo menos así lo sentí.
Con la entereza estoica, creo que, también heredada de aquellos tiempos de seminario, soportamos el inmenso calor que imperaba no sólo por entre aquellas cuatro paredes de la parroquia, sino por el exterior. Las gotas de sudor que ocultaban algunas otras gotas producto de la emoción y el recuerdo se dejaron escurrir por nuestros rostros.
La Eucaristía la concelebraron Manuel Pérez Moya, Antonio José, párroco del Carmen (más jóven que todos nosotros, por cierto, de Priego) y Manolo Vida.
Manuel Pérez, en su homilía, hizo en excelente desarrollo sobre la figura de la Virgen y en especial de la que lleva la advocación de Virgen del Carmen. Resaltó, dado que era el último día de la novena que se venía realizando en su honor, la intercesión fundamental que María tiene para la Iglesia y los católicos. “Camino hacia el cielo”. El elogio que derramó sobre ella quedó patente en toda su exposición de motivos y elogios. Se nota la vivencia que con ella mantiene.
Manolo Vida hizo una mención especial para Carmen, indicando que ya se encontraba en la morada celestial.
Marina, hija de Carmen, de vez en cuando, con la ternura de una hija, arropaba a su padre con el brazo, para mostrarle el cariño y transmitirle toda la fuerza de su corazón. O sea, lo que algunas veces decimos de “darle un poquito de mimosín a su papi”. Rafa se merece eso y mucho más. ¡Es una gran persona, digna de su Carmen!
Así transcurrió toda la ceremonia eucarística. Después, con esa parsimonia que nos caracteriza en las despedías, que se hacer eternas, nos fuimos encaminando hacia la Casa Hermandad, donde como decía Rafael Serrano:
«Vamos a celebrar, con una invitación, los Jueves fin de mes en Plateros»
Efectivamente, empezaron a ofrecernos en primer lugar una cervecita, para aplacar los rigores del calor pasado. Pronto llegó ¡Un excelente bocadillo de atún con tomate! Mientras, como debe ser, se mantenía una amena tertulia entre las personas que allí nos encontrábamos. ¡Que buena tertulia! Pero lo mejor fueron los anfitriones. Siempre estaban, las personas de la Hermandad, pendientes de nosotros.
En un momento aseguré que los bocatas de atún estaban tan buenos como los de Plateros, a lo que Jesús, gran servidos y miembro de la Hermandad, me dijo: «pero estos tienen el ingrediente de estar hechos con mucho amor». ¡Palabra mágica que todo lo mejora! Le contesté.
La sorpresa no se hizo esperar. Otra cervecita y lo que es de rigor ¡un bocata de caramales! Eso ya fue remate de la faena. Para salir a hombros. No se podía aguantar tanta torería.
No teníamos palabras suficientes con las que dar las gracias a las personas que nos estaban agasajando. Se merecen (en mi opinión) que un día les invitemos a un perol de los que haremos en Plateros.
Lo comenté en una ocasión y esta vez volvió a suceder. Quizás Carmen y quienes la habían precedido en su partida, unieron sus fuerzas para conseguir que surgiera ese “duende” Un algo que voló entre nosotros, haciendo irrepetible el momento. Una alegría y armonía que hacía difícil deshacer esa situación.
Y para que todo se pareciera más a un jueves fin de mes en Plateros, no podía faltar la toma de decisiones:
Manuel Pérez Moya, muy gustoso, aceptó, que en uno de nuestros peroles nos haría una disertación sobre la fundación del Monasterio de Santa María de los Ángeles y su posterior transformación en Seminario Menor. Esta propuesta partió de nuestro compañero Manolo Vida.
Como siempre, después de un rato, empezamos con las despedidas. Menos mal que en esta ocasión duraron poco.
Familia Vilas Yagües, sabed que aquí tenéis unas personas que os quieren. Estamos para ayudaos en lo que necesitéis. Siempre estaréis en nuestros corazones, al igual que nuestra amiga Carmen, vuestra madre y esposa.
Andrés Osado Gracia
Muchísimas gracias por todo y a todos los que con Rafael Serrano y todos los miembros de la Hermandad Carmelita de Puerta Nueva hicisteis posible tan entrañable encuentro.
ResponderEliminarGracias Andrés por hacernos partícipes de esa celebración a través de tu crónica.
ResponderEliminarMuchas gracias a la gente, que sin conoceros por mi parte, haceis que mi familia este arropada desde el corazon. Mi madre está orgullosa de la familia que ha formado, de haber dejado a su Rafa en muy buenas manos, de haber sembrado el duende que la caracterizaba, con huella profunda en los corazones de quienes realmente la conocieron. Nuevamente, gracias de todo corazón por todo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Algunos antiguos compañeros de Rafael, desde la lejanía le acompañamos en el dolor por la pérdida de Carmen, su esposa. Sentir el calor de la amistad y la familia en unos momentos como éste, es lo mejor para superar la pérdida de un ser querido.
ResponderEliminarPara ellos, el saber que Carmen descansa en la paz de Dios, debe ser el mayor consuelo.
Amigo Rafael un fuerte abrazo.
Juan Martín
Hermosa despedida y emocionada crónica a la que me sumo, ya que aquí donde estoy el sudor acompaña también persistentemente.
ResponderEliminarDe nuevo un abrazo a Rafael y sus familiares.
Pedro Calle