Primero me daré a conocer. Me llamo Francisco García; soy de Priego de Córdoba, aunque desde hace mucho tiempo vivo alejado de mi tierra natal. Seguro que nadie me recuerda de momento. Voy a identificarme un poco más. Mi vecino y amigo de la infancia, Manuel Vida Ruíz, buena persona y excelente sacerdote, me ha puesto en contacto con el grupo. Mi hermano mayor, Rafa, también fue seminarista y conocido por la mayoría como “Faema”. A mí muchos me llamaban “Faemilla”.
Hecha la presentación, quiero relatar mi primer recuerdo del seminario de Hornachuelos; yo también fui de esa hornada del año 63.
Desde los múltiples y variopintos lugares de la provincia de Córdoba nos presentamos en Hornachuelos, creo que 139 niños, ilusionados con la idea de la vocación al sacerdocio. Sólo faltaba un último tramo: de Hornachuelos al Seminario Menor de Santa María de los Ángeles, situado en plena sierra. Según mis cálculos sólo restaban los últimos 12 km. (aproximadamente) para llegar a la meta.
No recuerdo si en un camión o dos. Lo cierto es que los 139 críos íbamos en el cajón de carga de un desvencijado camión. Llovía torrencialmente. Ni el mismo Noé pondría reparo alguno a tan tupida cortina de agua que calaba nuestros huesos.
Entonces se produjo el milagro: no vi que la fe de tantos niños, casi adolescentes, apelotonados como borregos en la parte trasera del camión, moviese alguna montaña de la agreste sierra de Hornachuelos para franquearnos el paso, pero fui testigo de cómo nuestra fe juvenil movía ese trasto de camión por los serpenteantes y embarrados caminos de tierra sin ni siquiera llegar a averiarse y conseguir, al fin, llegar al Seminario de Santa María de los Ángeles.
¡Eso sí que fue un extraordinario milagro!
Francisco García González
Noia (Coruña), 14 de octubre de 2016
Francisco, ciertamente la carreterita de acceso al Seminario era un camino malo lleno de baches, el recuerdo que yo guardo de aquellos viajes al Seminario era el de ir a pie desde el campo de fútbol donde nos dejaba el autocar, mientras que los equipajes los llevaba Bartolo en la furgoneta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juan Martín.
No sé cómo puedes dudar acerca de nuestra memoria sobre ti. Joder, Faema, nos acordamos perfectamente. Te diré más, yo mismo me comparo contigo en muchas ocasiones porque éramos los dos a cual más despistado.
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo, y bienvenido al club.
Caramba, Faema, por fin das señales de vida. Me alegro de que Manolo Vida te haya puesto en contacto. La de veces que he preguntado por ti, y has salido en conversación con mi madre. Anda que has ido a poner cerca la era. Bueno espero que estés hecho un buen galleguiño. Yo me acabé afincando en Sevilla, pero mi madre (91) sigue viviendo en Añora (ayer estuve allí con ella). En nuestro pasado común quedan vivencias compartidas, amistad y afecto permanente. Por cierto, yo ya empecé teniendo suerte cuando tuvimos que hacer aquel trayecto en camión desde la carretera de Hornachuelos al Seminario: D. Francisco Sánchez Navas me encomendó el transporte de su breviario, motivo por el que fui sentado en la cabina. Fue puro azar; nada de enchufe. Pero al menos aquel 4 de noviembre de 1963 me libré de ir atrás, cosa que no ocurrió después cuando fuimos a ver la película de Santa Rosa de Lima en Hornachuelos y se puso a llover.
ResponderEliminarQue me alegro un montón de saber que estás vivo y coleando. Un fuerte abrazo, Agustín Madrid
A ver si soy capaz de enviar un comentario. Estoy practicando: Un abrazo para ti, Agustín y envía mis saludos, si te es posible a Tenor Y José Gómez.
EliminarFaema
Amigo Paoo, creo que siempre te llamé García. Reuerdo que tuvimos mucha relación con eso del equipo de Balonmano. ¡Que gran portero eras y el poco miedo te tenías a los balonazon! Me alegro mucho el volver a saber de tí. ¡Que sigamos en contacto galleguiño-prieguense! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGarcía, bienvenido al grupo. Claro que nos acordamos de ti. Mismamente hace unos días recuperé una foto antigua, en la estás tú junto con otros futboleros.
ResponderEliminarTe has ido lejos de la Calle Batanes, eh?.
Un abrazo. Tu paisano y amigo Antonio Gómez Ramirez
Gracias por ese recuerdo, yo soy algo posterior, año 64, pero también goce demás delicias de algún que otro viaje en ese destartalado camión: algún regreso desde Hornachuelos, de noche en una ocasión que nos llevaron vestidos de curillas a una solemnidad en la Parroquia, el viaje,como no, apoteósico. Entre todos construimos una vida más rica. Te reitero mis gracias, desde Donosti un abrazo.
ResponderEliminarQue bueno!
ResponderEliminarMe alegra un montón que después de medio siglo aún siga en el recuerdo de vosotros. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarMi memoria es algo escasa: me suenan nombres, se me borran caras, me acuerdo perfectamente de detalles. De mi paisano Antonio Gómez recuerdo algunos detalles y vivencias. De Agustín Madrid me acuerdo mucho, pues estuvimos estudiando en Sevilla y vivíamos en el mismo piso. Me acuerdo de su casa de Añora, de su madre y, cómo no, de su hermana. Lo último que supe de él es que era catedrático en la universidad de Sevilla, pero no sé de qué. Podía ser de cualquier cosa debido a sus dotes intelectuales: lo mismo daba clase de máquina que hacía de peluquero. Pero tenía una letra horrorosa.
Repito: un abrazo a todos.
Francisco García González (FAEMA)
No se por que se me ha ocurrido abrir el blog de Sta. Maria de los Angeles, curiosidad, tal vez?, morriña?, no lo se y para colmo se me ocurre abrir el comentario de ¿La fe mueve montañas?.¿Quien me habrá dicho a mi que lo abra?. Soy corto de memoria y muy olvidadizo, además de un poco descastado. No me acuerdo de ese paseo en camión y lloviendo (seguro que yo también iba en él pero no me acuerdo). Pero si hay muchas personas que han pasado por el seminario a las que si recuerdo y muy bien y tú. Faema, eres uno de ellos. ¡¡Que alegría más grande saber de ti!! Te tenia perdido, no sabia por donde andabas aunque había oído a algunos decir que te habías hecho gallego o algo así. ¿Nos veremos algún día? Espero que si. Pepi y yo te recordamos con cierta frecuencia. Un abrazo muy fuerte. Tu amigo Pepe Gomez (el paiza).
ResponderEliminar¡Hombre, D. Pepe Gómez García! que alegría me da saber de ti y de tu mujer. La última vez que nos vimos fue en el servicio militar en Canarias. Yo tambíén te recuerdo de vez en cuando y también recuerdo a tus padres, a tus hermanas, el par de ocasiones que estuve en Jauja, etc.
EliminarDale recuerdos a tu paisano Manuel Tenor Gómez y Pepi y tú recibid un fuerte abrazo de mi parte.
Ahora a ver si soy capaz de enviar este texto.