EL REENCUENTRO
Pedro.- Tras el emotivo y rejuvenecedor encuentro en el Patio
de los Naranjos, este pasado mes de abril, quedaba abierta una ilusión de
reencuentros entre los viejos amigos de aquel lejano Preu de 1970-1971: Manuel
Jurado, Antonio Roldán, Paco Carrillo, Ángel Lucena, José Antonio Naz y Pedro
Calle, junto a sus encantadoras compañeras. No tardamos en valorar la
posibilidad de volver a encontrarnos el próximo curso abriendo el abanico de
participantes a otros compañeros que así lo desearan.
Pero vayamos a los
hechos. Correo electrónico y teléfono encendieron las expectativas de algunos
reencuentros este mismo verano. La mejor carambola nos reuniría a Manuel
Jurado, Antonio Roldán, Miguel López y a mí, junto a nuestros respectivos
familiares. Miguel y yo planeamos pasar el día, todos juntos, en la Isla
Tabarca (Alicante). Antonio nos había anunciado que vendría a Alicante con
Censi, en agosto, a visitar la Exposición de los Mayas, a ver a su hija María y
a disfrutar una semana y media de vacaciones. Manuel y Manuela nos comunicaron
que se reunirían con sus familiares en Villajoyosa durante unos días de veraneo.
Antonio.- La verdad es que acostumbramos visitar muy
frecuentemente Alicante por varios motivos, uno de los principales es porque en
ella reside y trabaja como embrióloga nuestra hija mayor, María. Pero este año
no podíamos pasar por alto acudir a la Exposición Internacional “Mayas. El enigma de las Ciudades Perdidas”
que se celebra en dicha ciudad, pues presenta sugerentes piezas traídas hasta el
Museo Arqueológico de Alicante desde diferentes partes del mundo: Museo Nacional
de Guatemala, Fundación Ruta Maya, Colección Neria Herrera, Museo de Etnología
de Berlín y el Rautenstrauch Joest Museum de Colonia.
El Hombre jaguar. La escultura
monumental del hombre con atributos de jaguar.
Período Clásico Temprano (250–600).
Una de las muestras más interesantes
y enigmáticas de la Exposición.
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Puede uno pasear, en
dicha exposición, por la selva, donde entre sus grandes árboles se aprecian las
ruinas de las pirámides, observatorios y templos. Pero lo más importante es el
misterio de su creación, dioses, contactos interestelares y sobre todo de su
desaparición como cultura y raza… misterios que la ciencia oficialista no
explica mientras, en su endogámico orgullo, elude aceptar las teorías de otros
que sí dan una posible explicación a ciudades como Tikal, Palenque, Chichen Itzá,
Copán o Calakmul.
Máscara de Jade. Periodo Clásico (900
a.C.). Muestra Exposición Maya |
También era objetivo
de estos días el encuentro con algunos de los antiguos amigos que nos
reencontramos en Córdoba la pasada primavera.
Pedro.- Los mejores planes del reencuentro se diluyeron, ya
que Antonio y Censi regresarían a Cabra el día 14 de agosto mientras que Manuel
y Manuela no vendrían por aquí hasta el 4 de septiembre.
Antonio y yo
concretamos el lugar de encuentro en el hotel Meliá, donde se suelen alojar en sus
visitas a Alicante, a las 20:30, hora en que el calor cede y la ciudad de
Alicante comienza a bullir con creciente intensidad.
Esa misma mañana me
llamó por teléfono Miguel para que nos viéramos ambos por la tarde con “Palito”
que estaba de paso por Alicante. Le ofrecí un cambio de horario con cerveza y
aperitivo de media mañana en Mutxamel, pero al final no logramos quedar.
Explicaciones y
pormenores ya están dados. Falta añadir, antes de relatar el reencuentro
anunciado, que Manuel y Manuela, Miguel, Mónica y yo intentaremos pasar un día
en Tabarca, (¡adelante con los faroles!), la segunda semana de septiembre, si
todo va bien. ¡Cómo alivia la amistad el persistente calor de este húmedo
verano!
Antonio.- Tanto a Censi
como a mí nos gusta hospedarnos en el Hotel Meliá, cercano a un bellísimo
lugar, “La pasarela de la Volvo”, construida sobre uno de los diques del Puerto
con motivo de la primera salida de la Regata
Volvo Ocean Race que se celebró en Alicante, en el año 2008 y dio la vuelta
al mundo.
Pasarela Volvo. Construida sobre uno de los
diques del Puerto
con motivo de la primera salida de la Regata Volvo Ocean
Race
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Es lo más parecido
posible a caminar sobre el mar. Queda
al margen del tráfico, comercios, vendedores ambulantes y el bullicio de la
ciudad, de modo que al caminar por él uno sólo oye el sonido del mar y del
viento, con las olas rompiendo justo debajo.
Pedro.- Tras dejar el coche en el parking del Meliá nos
dirigimos a la entrada del imponente hotel enclavado entre la playa del Postiguet y el Puerto de Alicante. Nuestros amigos no aparecían. Echamos mano del
móvil pero el número de Antonio estaba comunicando. Mientras la recepcionista
me decía que no cogían el teléfono en la habitación de Censi y Antonio,
aparecieron ellos con una bonita sonrisa en sus semblantes. Intercambio de
abrazos y besos. Antonio nos comenta a continuación que debió atender una
llamada inesperada cuando se disponían a bajar.
Vista del
Mediterráneo desde una balconada del Meliá Alicante.
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A continuación dejo
ver mi escasa pericia como guía y Antonio sugiere un lugar para sentarnos
tranquilos mientras tomamos cervezas y vermut. El sitio se lo ha recomendado su
hija María: una terraza de la plaza de la iglesia de Santa María. Acierto total
pues el lugar está aislado del ajetreo turístico, es agradable y permite
conversar convenientemente.
Antonio.- Mientras nos dirigíamos al lugar, por la Explanada
del Puerto, divisábamos en el Monte Benacantil, recortándose sobre el horizonte
cercano, el Castillo de Santa Bárbara, asentado sobre la famosa roca “Cara del
moro”. Esta visión nos rememoró la leyenda que nos revela la procedencia del
topónimo de la ciudad de Alicante:
“Cántara era una
musulmana, hija del Califa de aquel reino de Taifas. Dicha joven poseía una
belleza sobrehumana y no fue de extrañar que dos jóvenes se enamorasen
perdidamente de ella, por lo que el Califa decidió que uno de esos dos jóvenes
sería un buen marido para su hija, pero ¿cuál de los dos?
Vista de la Playa del Postiguet. Actividades deportivas de remo |
El Califa, ante el
dilema, tomó la siguiente decisión: los pretendientes, ambos caudillos del moro
Muza, deberían llevar a cabo una tarea determinada. Almanzor, aceptó ir a la
India para conseguir raras especias que ofrecer a su amada, mientras que Aly se
comprometió ante el Califa a cavar una acequia enorme capaz de conducir el “agua
verde” a Alicante desde Tibi.
Mientras que Almanzor
surcaba rápidamente los mares con sus barcos hacia las Indias en busca de
especias, Aly no cumplió su trabajo: se dedicó a escribir poesías a su amada e
ir hablando de su belleza por doquier. Cántara se enamoró de él perdidamente y
se entregó a Aly en alma y cuerpo.
.-
Panorámica de la Plaza del Ayuntamiento y fachada del mismo.
Al pie del primer
escalón de este edificio se encuentra la
“cota
cero sobre el nivel del mar” de la Península Ibérica.
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Cuando llegó Almanzor
a la costa de Alicante con sus barcos cargados de especias, el Califa le
concedió la mano de su hija. Aly, desesperado por la noticia, se tiró al vacío
por un barranco del Benacantil. Cántara, sumida en la desgracia por la pérdida
de Aly, decidió seguir sus pasos y se precipitó al mar desde el risco de San
Julián, que desde entonces vino a llamarse “El salto de la reina mora”. Se
comenta que el Califa murió de tristeza y que, sorprendentemente, su efigie
apareció grabada en el monte Benacantil. La corte, impresionada por los hechos,
decidió llamar a la ciudad “Alicántara”, de donde procede el nombre actual,
Alicante…”
Pedro.- Como suele
ocurrir, Censi y Mónica emprendieron su diálogo por un lado mientras Antonio y
yo lo hacíamos por el otro. No voy a reflejar aquí el cariño que siente Antonio
por sus tres hijos y lo orgulloso que está de ellos. Por mi parte, le comento
nuestra aproximación a la meditación de registros Akásicos, que nos ha
proporcionado conocimientos inesperados sobre anteriores reencarnaciones. La
conversación derivó poco a poco hacia experiencias de conciencia no ordinaria.
Antonio, prudente también ante las creencias no científicas, me contó un caso
extraordinario de salto espacio-temporal que me dejó alucinado. No es para
menos:
“Una pareja de
conocidos suyos viaja entre Espejo y Badajoz. Este viaje entre su pueblo y la
capital lo realizan con relativa frecuencia. En dichas ocasiones acostumbran a
parar, para repostar, en una gasolinera que se encuentra a medio camino. El día
declina cuando se desvían de la carretera y se dirigen a su gasolinera habitual.
Mientras se aproximan,
comentan que no parece la misma de siempre, que está como envejecida y
estropeada. El encargado es un hombre al que no han visto antes. Hablan con él
y descubren que se hallan en un lugar de Perú. Sí, en Sudamérica. El resto del
relato lo obvío pues se refiere al esfuerzo de la pareja por regresar a España tras
reunirse con el embajador español y atender todo tipo de interrogatorios sobre
si habían tomado un barco o un avión”.
Antonio.- Entre estos y otros temas discurría la conversación,
en la agradable y preciosa Plaza de la Iglesia de Santa María. Al levantar la
vista divisábamos las palmeras, y sobre ellas, “El Castillo de Santa Bárbara", sobre el monte Benacantil, con
su “Cara del moro” por la similitud del perfil de la misma con el del rostro del
Califa, cuyo turbante es coronado por las torres almenadas del castillo.
Palmera y
vista de “La cara del moro” en el
Monte Benacantil.
En su cima el Castillo de Santa Bárbara.
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La palmera es un
emblema de Alicante y su provincia. Según la tradición, todas las palmeras de
España descienden de una que plantó Abderramán I con sus propias manos en el
jardín de su palacio de Córdoba.
Los versos de Miguel
Hernández, El silbo de afirmación en la
aldea, nos servirán de evocación para el loor de la palmera en estas
fechas.
Alto soy de mirar a las palmeras,
rudo de convivir con las montañas...
…Como una miel muy lenta destilada,
por la serenidad de su caída
sube la luz a las palmeras: cada
palmera se disputa
la soledad suprema de los vientos,
la delicada gloria de la fruta
y la supremacía
de la elegancia de los movimientos
en la más venturosa geografía…
Pedro.- Dejamos la plaza de Santa María y comenzamos a
pasear por la Rambla hacia calle Castaños, calle céntrica peatonal plagada de
terrazas turísticas. Allí nos conduce Mónica para que cenemos en plan picoteo. Nada
de bocata de caramales, que aquí no se acostumbran servir de tal guisa.
Interrumpimos las
conversaciones a dos bandas para elegir terraza, mientras los solícitos camareros
de unas y otras nos ofrecen sus mesas a cada paso. Ya instalados, pedimos una
bandeja de quesos y jamón de bellota junto a una ensaladilla rusa y unas patatas
bravas, todo ello acompañado de unas cervezas Radler. La charla se ha vuelto
más personal y Antonio me participa sus actuales lecturas, proyectos y
ocupaciones. Le pregunto por su galería fotográfica en Internet y me contesta
con absoluta modestia que él suele hacer “apuntes fotográficos de la realidad”
para luego recrearlos y trabajarlos con un procesador PSP. Le contesto que sus
fotos son artísticas y espectaculares más allá del procesado fotográfico con el
que remata sus capturas.
Mencionaré, ya que es
para mí un tema sensible, que retoma actividades con el Grupo Poético Manantial
del que fue cofundador y director de su Revista, y que está trabajando en un proceso
de investigación, Egabro, la ciudad
literaria, que se editará en un libro; y en otro, titulado Aquel muchacho, (dentro del corpus
novelístico Fantasmones amarillos) de
relatos autobiográficos. ¡Ya estoy impaciente por leerlos y aún están a medio
redactar!
Antonio.- Me preguntas por mi fotografía, Pedro, y te
explicaré el triple proceso de creación que he llevado a cabo: primero trabajé
con el carrete tradicional de distintas ASA de revelado y su traslación al papel.
Más tarde me interesé por el mundo de la diapositiva, pues pienso que es la
auténtica fijación en el cliché de lo que ves y de lo que trabajas personalmente.
En la actualidad, desde que apareció el mundo de lo inmersivo de la cámara
digital, tomo apuntes fotográficos de la realidad y de ese mundo que lo
aparentemente físico tiene detrás y qué sólo los poetas y los fotógrafos
advierten; luego llega el momento de la recreación de esas imágenes a través de
la ayuda que te ofrecen los distintos procesadores; es como disponer de un
laboratorio personal.
La fotografía es la
rúbrica de la luz en las cosas, la escritura de la sombra en contraposición a
ella misma o hacia la luz y viceversa… como su propia etimología indica: Φωτοs = luz
+ γραφία = escritura...
Pedro.- De camino a la última terraza donde vamos a
sentarnos, Censi y Mónica visitan juntas los puestos de artesanía del Paseo de
la Explanada. Comentamos que parecen amigas de toda la vida.
Ya instalados en la
terraza del Peret, Mónica me disuade de tomar café granizado con bola de nata.
¡Pero si sólo es la una de la noche! En fin, me resigno a tomar una limonada,
tan fuerte que ni el sobre de azúcar ni el agua que me suministran me facilitan
suficientemente el bebedizo. Censi se animó con un cubata de ginebra y Antonio
con una copa de helado, que al final no pudo terminarse. Mónica, tomó un sorbo
de mi agua, evitando el exceso (para ella) de la copa nocturna.
Antonio me propone la
lectura de un artículo-ensayo, publicado en la Revista “El Paseo Cultural” que
escribió hace tiempo, Satanismo,
blasfemia y homosexualidad en García Lorca, en el que desvela vivencias y
experiencias desconocidas del mítico poeta granadino. Está dispuesto, incluso,
a hacérmelo llegar por correo ordinario. De nuevo quedaré en deuda con él, pues
no hace mucho me regaló sus dos libros poéticos: Rumor de cinta que ondea y Los
paisajes y el amor, enviándomelos por correo. Por otro lado nos aconseja la
visita nocturna de la Mezquita-Catedral de Córdoba, y está dispuesto a
coincidir con nosotros para volver a disfrutar la experiencia. (Post data:
recibí la revista, el artículo es genial).
Antonio.- Tranquilamente acomodados en la terraza del
“Peret”, tomando los últimos refrescos, y continuando con nuestras
conversaciones variadas esta vez a una sola banda: Mónica, Censi, Pedro y yo, divisamos
frente a nosotros, por el lateral del Puerto, una curiosa escultura, “El
regreso de Ícaro con su tabla de surf” de la escultora Esperanza O’rs (1999).
Ícaro, joven desnudo que parece caminar sobre las aguas y se encamina a la
“Escalinata de la Reina”.
El
regreso de Ícaro con su tabla de surf, de la
escultora Esperanza O’rs (1999)
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Esta escalinata se
llama así en honor de la reina Isabel II, que estuvo en Alicante en mayo de
1858. Vino a este lugar en tren, cuando se inauguró la línea del ferrocarril
Madrid-Alicante. Desde entonces esta ciudad del Levante Español fue creciendo
en prosperidad.
Pedro.- Abandonamos la terraza y decidimos acompañar a
nuestros amigos Censi y Antonio hasta su hotel. Al llegar, descubrí que el
parking estaba cerrado. Fui hasta el cajero del mismo y le comuniqué al
encargado mi problema.
- El parking se
cierra a la una y media –me comunicó el uniformado encargado- Pero no se
preocupe, en cuanto pague el peaje yo le abriré el candado de la entrada.
- ¿Y qué hora es?
- Las dos menos
cuarto.
Pagué, me abrió y me dio algunas
instrucciones para alzar la barrera a la salida del parking.
Tras una larga despedida de nuestros
amigos, les confieso que me saben a poco las cinco horas que hemos pasado
juntos. Pero todo debe seguir su cauce y tras los besos y abrazos nos dejamos
ir cada mochuelo a su olivo.
Con la cabeza y el corazón rebosando
emociones nos dirigimos con nuestro coche a la salida. La magia del código de
barras no funcionó y hube de recurrir de nuevo al encargado. Éste, tras
comprobar que no nos habíamos excedido en el tiempo dedicado a despedirnos, me
acompañó hasta la barrera.
- Debe usted
aproximar el coche al poste del lector. Yo le pasaré el recibo con el código de
barras.
- Gracias. –Esta vez
funcionó la magia electrónica y se abrió la barrera.
De regreso a nuestra vivienda en Mutxamel fui
pensando en el compromiso adquirido de escribir un borrador del reencuentro.
Antonio y yo al alimón, habíamos decidido dejar constancia así de nuestra
amistad atravesando el tiempo y el espacio, en una fantástica pirueta de afecto
y complicidad.
Gracias, una vez más, al cielo que nos ha
dado la oportunidad de vivir esta impagable experiencia, impensable hace tan
sólo un par de años.
Pedro
Calle Ballesteros y Antonio Roldán García.
Alicante, mes de agosto del año 2017.
Gracias a ambos por tan encantadora crónica. El juego del "alimón" la hace aún más entretenida y agradable. Os reitero mis felicitaciones.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias a ti, Rafael, por el celo que has demostrado mimando la edición de la Crónica y publicándola con una celeridad que para sí quisieran los olímpicos.
EliminarFeliz verano (lo que queda) y fuerte abrazo.
Pedro
Rafael, has cuidado excelentemente el artículo, así como las ilustraciones que lo acompañan. Veo que eres un gran wesmaster.
EliminarMuchas gracias.
Un abrazo.
Buen tándem. Excelente crónica. Tener amigos así es una delicia. Aprendo con vosotros y de manera gratis. Gracias por vuestro esfuerzo. Antonio, a ver si te prodigas más con tu buen hacer (Si tienes blog, por favor, le podías mandar a Rafa Vila el nombre, para que ponga una entrada en nuestro blog. De tus libros manda la referencia de los mismos) Lo que digo a Antonio, lo hago extensivo para todos.
ResponderEliminarNuevamente gracias por vuestra crónica. Un abrazo
Gracias por tu gentileza, Andrés. Me sugieres (uno más) lo del blog personal; no he tenido nunca la intención de elaborarlo, pero me lo voy a pensar de aquí en adelante. Mi acción cultural es más directa y lejos del espectro virtual. (Excepción de mi página de fotografía en internet.)
EliminarMe alegro de poder compartir con todos vosotros esta página.
Un cordial abrazo.
Querido Andrés. Yo también aprendo de ti y admiro tus excelentes crónicas y artículos de memorias. Confío en que Antonio se prodigue un poco más en el blog y nos regale algún capítulo de "Aquellos muchachos", pero es un hombre muy atareado culturalmente y le gusta hacer bien cada cosa. En cualquier caso es asunto suyo, aunque yo también le animo a participar más en el blog "hornachuelos 63".
ResponderEliminarDices que aprendes gratis. Entonces es cierto el rumor de que tomas clases de escritura. Mi opinión es que leer es la mejor escuela. Un amigo me recomendó leer a Raymond Quenau para redactar mejor. Leí un par de novelas suyas, como ahora lo hago con Hernry James y antes con Isaac Bashevis Singer, intentando mejorar. Es posible que mi expresión escrita haya mejorado con esas lecturas pero sigo considerándome un desastre: caótico y simplón. Posiblemente la única clave sea la auto-corrección. En cualquier caso yo sigo leyendo todo lo que publicas en el blog, porque me gusta.
Un abrazo.
Pedro
Pedro y Antonio: vuestro relato al alimón me ha parecido la mar de interesante. Primero, por la novedad, resulta más entretenido. Y luego, por el contenido. Bueno, o al revés, me da igual. Disfruto un montón con la manera en que lo ilustráis. Nos hacéis aprender a todos. Muchas gracias.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Hola, José María! Te agradezco tu gesto de gratitud. Recuerdo ahora cuando cursábamos cuarto curso en el Seminario de Los Ángeles. Nos daba clase de Literatura Española don Francisco Mantas y realizamos una redacción sobre cierta lectura que nos hizo él en alta voz sobre una comadreja llamada "Fuseline". Comentó en clase la tuya y la mía diciendo que se había llevado una gran sorpresa en la forma cómo narrábamos. No sé si tú recordarás esa anécdota; yo conservo aún la cuartilla con la redacción corregida por él.
EliminarHe leído tu "Del Breviario al Vademécum" y me ha provocado una sonrisa intelectual bastante agradable.
Te felicito.
Un cordial abrazo.
Muchas gracias, Fili.
ResponderEliminarAprovecho para desearte una feliz etapa en vuestra nueva residencia. Siempre se echa de menos lo que se deja atrás pero pronto disfrutamos de lo que nos ofrece la vida en el nuevo puerto.
Un abrazo.
Pedro
Pedro y Antonio, magnífica la descripción del entorno, y del feliz encuentro de antiguos compañeros al calor de la amistad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juan Martín.
Te quedo agradecido, Juan, por tu amigable crítica.
EliminarUn abrazo.
Queridos amigos Antonio y Pedro. Me gustaría ser lo más imparcial en mi comentario pero temo no conseguirlo pues además, por muy pocos días, no fui también protagonista en vuestra crónica.
ResponderEliminarMe ha parecido rompedora, original y muy entretenida de leer. Llena de multitud de detalles curiosos sobre la ciudad de Alicante.
Por una parte me ha dado un poquito de pena, no poder compartir con vosotros esas horas que pasasteis juntos, con la amable compañía de vuestras esposas. Por la otra parte, me he quedado muy satisfecho al leer vuestra crónica al alimón, porque así he disfrutado mucho de todo lo que contáis. Historias que desconocía y detalles que seguramente, se me habrían escapado, estando inmerso en una amigable conversación.
Recibid mis más calurosas felicitaciones y desde aquí os mando un fuerte abrazo.
Manuel Jurado.
Amigo Manuel, muchas gracias por todo: por tu amistad, por tu afán de convocarnos a todos los antiguos compañeros entorno a una idea común. El reencuentro en Alicante con Mónica y Pedro fue muy agradable, reconfortante y fructífero al mismo tiempo. Quiero traer a colación aquí, esa casualidad que nos proporcionan los nudos del tiempo y cómo, cuando te llamé desde la piscina del hotel, estabas celebrando tu aniversario de boda...
EliminarEl triángulo espacio-temporal rompió entonces sus vértices y entendí que hay cosas por encima de las casualidades...
Os mandamos desde este lugar un fuerte abrazo, tando de Censi como mío, a Manuela y a ti.
Muchas gracias Juan Martín y Manuel.
ResponderEliminarSin vuestros ánimos y los de los demás compañeros, Rafael, Andrés y Fili, ni siquiera nos hubiéramos parado a contar nada. Las fotos y la semblanza de Alicante a cargo del maestro Antonio Roldán, nuestro Argan del Seminario, le dan empaque a mi sencillo relato.
La fuerza interna de cuantos escribimos en el blog es ese apoyo mutuo, esa amistad sin estridencias, esa sinceridad libre de intolerancias entre quienes saben quererse y respetarse.
Habrán nuevos encuentros, nuevas crónicas y sobre todo la incombustible ilusión de seguir unidos más allá de las paredes y muros donde nos formamos.
Abrazos fraternales.
Pedro
Mi mujer y yo hemos disfrutado de unos días de desenfreno por tierras bávaras, de ahí mi retraso en la contestación.
ResponderEliminarNo recuerdo, Antonio, lo de Fuseline. Sin embargo, sí que recuerdo una redacción que nos mandó el Mantas acerca del mar. Lo pasé fatal porque por entonces yo no había visto nunca el mar. Ni siquiera en la tele. Jajaja.
En san Pelagio te tenía cierta envidia sana porque yo era el empollón, y, sin embargo, tú me ganabas en francés. Y estaba bastante picado contigo. Jajaja.
Un abrazo.
Antonio y Pedro acabo de leer vuestro relato y a pesar de los años transcurridos me ha parecido agradable e interesante, tanto por el contenido con anécdotas y vivencias personales como por la forma de presentarlo. Me ha gustado conocer el origen del nombre Alicante y de que las palmeras españolas descienden de la que plantó en Córdoba el emir Abderramán I.
ResponderEliminarUn cordial saludo para ambos
Releyendo esta publicación he descubierto tu amabilísimo comentario.
EliminarHace mucho que no tenemos por aquí noticias tuyas, concretamente desde tu poesía "Busca a tus amigos".
Espero te encuentres bien de salud y ánimos y, en cualquier caso, me comuniques cómo te va y qué haces en estos tiempos tan complicados. Me hallarás bien dispuesto a ayudarte en lo que me pidas y pueda ayudarte..
Un gran abrazo, amigo Fernando.