miércoles, 11 de abril de 2018

El Fili - Crónica de la XXV Reunión Anual en Priego de Córdoba

Si yo no fuera yo

Pongamos que yo no fuera yo, sino alguien que acude por segunda vez a esta reunión de ex alumnos de los Ángeles, qué digo yo, que fuese Miguel Santaella mismo. Puestos en esa tesitura reflexionaría con vosotros acerca de mis impresiones y emociones vividas en día tan singular para mí (para Miguel) como el de ayer. Ea, vamos a jugar a que yo soy Miguel.

Para empezar, obligado será resaltar el marco inigualable de la belleza y monumentalidad de Priego, manque lloviera todo el tiempo. Especialmente emotiva e instructiva, la visita a la casa museo de don Niceto -Aniseto para los íntimos-. Espectacularmente bella la iglesia de la Aurora, con un barroco recargado, casi rococó, donde de la mano directora de Gregorio cantamos todos el Salve Regina, tan socorrido en los Ángeles. Al terminar el cántico, Antonio Estepa, nuestro entrañable "Bronco Ley" de entonces, invocó una plegaria a la Virgen: "Madre nuestra te pedimos que nos mantengas siempre unidos y que nunca nos falten las ganas de comer". ¡Hay que ver, qué hombre! La extensa negrura de tanto paraguas deslució un pelín La Fuente del Rey, un espacio realmente versallesco. Como llegué un poco tarde no puedo comentar otras iglesias y otros monumentos que vosotros, los puntuales, disfrutasteis. He oído que disponéis de un cronista oficial y todo, un tal Andrés Osado. Su oportuna crónica me hará conocedor del resto.

Enseguida, ensalzar y agradecer el papel de los promotores, Rafa Vilas y Antonio Toro, a fin de que todo saliera a pedir de boca. Y vaya si lo consiguieron. Por lo que escuché de otros compañeros, el Vilas, hijo y enamorado de Priego, es un máquina de la informática y de la fotografía. Su manejo en las proyecciones fotográficas y en los vídeos no pudo ser más solvente. Dicen que ha perdido mucho peso, cómo sería antes, porque, yo, con perdón, lo encuentro orondo (Rafa, que no lo digo yo, que lo dice Miguel, eh). Para ambos, Rafa y Antonio, nuestro sincero agradecimiento. Tiene que ser agotador planificar y ejecutar un programa cultural y gastronómico para cien criaturas, y estar pendiente de todo y de todos. A mí se me haría un mundo.

Luego está el tema tan sorprendente para mí de la emoción con que todos vosotros vivís estos encuentros. Me he enterado de que hay gente que acude desde Las Alpujarras, desde Madrid, desde Alicante, desde Conil, incluso desde La Granjuela, que ya hay que echarle huevos. Y de compañeros que en la distancia siguen estos acontecimientos casi en vivo por los mensajitos de los whatsApp, casos de Paco César, de Pedro Calle o de Juan Martín. Y de otros tan aferrados que lloran su propia ausencia cuando algún imprevisto les chafa el ansiado día del encuentro. Creo que hoy se lamen sus heridas en sus casas gente de contrastada fidelidad como "El Leñero", Pepín, Paco Solano, Paco Molina, Antonio Gómez, Agustín Madrid o Fraski. Yo mismo quedé enteramente atrapado en esas redes engatusadores que hábilmente me tendisteis de nostalgia, recuerdos y vivencias de las que ya solo quedaban rescoldos. Y más alucinante aún, que esas emociones las compartan por igual vuestras mujeres, gente que no conoció nuestros orígenes ni nuestros "santos lugares". Simple y llanamente por afinidad, por contagio, por simpatía, por cariño. Admirable. Les desborda el entusiasmo a todas ellas. Ahí tenéis, sin ir más lejos, que acuden a nuestros encuentros las viudas de nuestros compañeros fallecidos, como Jenny con sus muletas de recién operada, la bella viuda de nuestro Andrés Luna, un acérrimo de estas reuniones aún estando en estadio terminal; como la viuda y la hija de Antonio Crespo; o como María Jesús, la chispeante viuda del muy llorado Manolo Estepa. Increíble tanta devoción.

En la sobremesa, acomodados en el refectorio del antiguo convento de "San Francisco", me resultó muy simpático el gesto de los organizadores de regalarle un detalle a Manolo Sepúlveda por tanto trajín como se trae el pobre entre Órgiva y Córdoba para poder asistir a este y otros encuentros; y al Luna, el de Bubión, por ser el alma de estas reuniones, el primer y perpetuo organizador, el gran aglutinador. Me ha parecido muy merecido, sí señor. Mi primera experiencia con vosotros, el pasado año en Lucena, me resultó muy entrañable entre otras cosas por la acogida y las atenciones que tanto él como Pilar me dispensaron. Lo mismo puedo decir de la bondad y generosidad de un tal Manuel Casimiro, de quien casi ni me acuerdo de los tiempos del seminario, pero que, curiosamente, es mi amigo íntimo en facebook, y que se tiró el lujazo de pintar cuarenta y pico de cuadros para simbolizar esta reunión y regalarnos uno a cada quisque. Sombrerazo para él. Por salir a hacer aguas menores me entretuve con unos y con otros en los corredores del claustro y me perdí el cántico del grupo, el de "Amigos para siempre", y el reportaje sobre nuestros últimos compañeros fallecidos, Andrés Luna y Antonio Crespo (Bueno, quizás Miguel no se lo perdiera, pero yo sí).

Y algo muy inesperado, y al mismo tiempo graciosísimo, fue cuando el Filiberto, del que guardo el recuerdo de lo gran empollón que era, se encaramó al púlpito con su señora, la Peque, y entre ambos entablaron una serie de monólogos tan ocurrentes que ni los de la tele. No tenía yo al Fili por caricato, oye. Pero vaya si nos hizo reír a todos.

Bueno... y lo de Tomás con su subidón, dando vítores a la tercera República, no hay que tomárselo en cuenta. No está acostumbrado a tan buen vino. Se le perdona.

Me quedé a dormir en Priego, en el hostal Rafi, con los más veteranos de estos eventos. Me pusieron al día de los veintitantos años de retraso que les llevo. Ya me considero un iniciado. Me bautizaron en "El Virrey" con un caldo "eléctrico", me hicieron comulgar con un revuelto de collejas típico de la casa, me confirmaron con llovizna al paso de una rondalla de cantaores de la Aurora, y me santificaron con un "pelotazo" de puerto de indias a las dos de la madrugada. La verdad, se me hizo todo muy rápido, muy corto. Hubiese seguido con ellos hasta clarear el día. Pero el Fili, el Salva y el Jesús Cantarero son unos tristes de la noche. Mucho palique de día, pero a las once ya están pidiendo teta. Nos arrastraron a los demás hasta las alcobas mucho antes del canto del gallo.

En fin, he quedado encantado. Prometo más.

Un abrazo muy sentido para todos vosotros. Y para vuestras santas.

Miguel mismo, (bueno, o sea yo). 

El Fili.

10 comentarios:

  1. Cómo siempre, Fili. Sé que nos harás mad entregas sobre el encuentro. Yo al menos, las espero como agua de mayo. Un abrazo

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  2. Gran crónica de un fenomenal encuentro. Todo bien contado al detalle.
    Muy bueno el sermón desde el púlpito del refectorio para contar las mil y una azañas de un viaje en avión a Mallorca. Como decia la canción..., será maravilloso, viajar hasta Mallorca sin necesidad de tomar el barco o el avión, sino andando o autoestop.
    Gracias, Filiburtero.

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  3. José María, un magnífico relato con el que nos has descrito un encuentro de amigos y familiares en un marco espléndido.
    La envidia de no haber podido estar entre vosotros, y esperando la segunda parte de la entrega de esa asamblea anual.
    Un abrazo.
    Juan Martín

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  4. Muy bonito el detalle de acordarte de los ausentes. Un tal Pedro Calle me ha dicho que piensa concurrir a la próxima reunión. Y que lamenta haberse perdido la visita turística a la bella ciudad de Priego. Yo no le creo del todo, pero eso es lo que dice. Le veo a menudo entrando en el blog del Seminario a leer todo lo que se edita allí. Un caso raro, me parece a mí.
    Pedro

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  5. Gracias Fili, es un placer leerte, casi una obligación porque esa fecunda vena literaria tuya, hermosa y florida, nos convence de que también estuvimos allí, ya verás como dentro de unos años juraremos que nosotros estuvimos en Priego y todo gracias a esa forma de describir lo que vives y nos haces vivir. A ti, a Osado y a Antonio Estepa tendremos que haceros un monumento, mientras tanto conformate con un fuerte abrazo.

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  6. Querido Migue, que diga José Mª, más conocido por El Fili, menos mal que ya llevo leídos varios relatos tuyos, pero a pesar de eso me sorprendes en cada uno nuevo que leo.
    Esta crónica más verídica no ha podido ser, hasta el punto que algunas veces creía que era Miguel Santaella quien la escribía.
    Que Dios te conserve ese don de relatar y escribir y, por supuesto, seguiré leyéndote y esperando con ansia tu siguiente relato, historia o lo que sea.
    Un fuerte abrazo. Manolo Sepúlveda.

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  7. José Maria, me ha parecido simpática y original tu crónica , al ponerte en el personaje de Miguel. Has sido muy benevolente con él, pues tendrán que pasar varios encuentros más, para que se ponga al día. Aunque viéndole disfrutar con todos los compañeros, me recuerda al chico amigable que conocí en Hornachuelos.
    Nos hiciste pasar un rato muy agradable contando el vuelo a Mallorca y Toñi a tu lado, apoyándote en tus explicaciones, de matricula...
    Mis felicitaciones y recibe un fuerte abrazo.

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  8. Gracias muchachos por vuestra caridad. La verdad es que me lo pasé tan requetebién que estaba deseando llegar a casa para ponerme a escribir. No os lo vais a creer, pero llegué a mi casa el domingo sobre las doce del medio día. Y antes del almuerzo ya lo tenía escrito. Llamé por teléfono a Rafa Vilas para decirle que ya tenía listo el borrador, y lo pillé comiéndose un par de huevos fritos con papas junto al Manolo Jurado y sus santas respectivas en el "Virrey".

    Bueno, abrazos para todos.

    El Fili

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  9. Si geniales fueron los monólogos de Peque y tuyos, Fili, más lo es este trozo de vida en común que nos has brindado. Así da gusto. Me alegro mucho de ese "tres en uno" que te hicieron en el Virrey (¡eh, cuidado! me refiero al bautizo, comunión y confirmación)Un fuerte abrazo, amigo Fili

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