(Por Antonio Gómez Ramírez)
Vuelvo a las historias en la época del aprisco, en que la valla de la obra (le tengo manía a la valla) nos tenía aprisionados, y hoy quiero rendir homenaje al “pichoncho”, que nos solucionaba parte de nuestros juegos y tiempo, en horario de recreo.
Todos recordareis aquella mesa, con el tablero deprimido, para que los bordes sirvieran de parapeto de las fichas, con los cuatro cajoncitos en las esquinas y un dibujo rayado sobre el tablero, que consistía en dos rayas en cada uno de los cuatro lados, que finalizaban en dos círculos en sus extremos, y en el centro un circulo mayor para albergar las fichas de madera de dos colores y una de color distinto a las otras.
El juego consistía, como todos conocéis, en que cada jugador, desde la posición inicial de la fichas en el círculo central, debía introducir las fichas del color que le correspondía en los cajoncitos de las esquinas y además finalizar el juego con la introducción de la ficha de color único, usando como arma de choque un disco mayor que las fichas, también de madera, propulsado por los dedos engatillados, (lo que se llama “dar una jaba en mi pueblo”). El disparo del disco siempre debía partir desde las dos rayas señaladas en cualquiera de los lados del tablero. Se podía jugar, unos contra otros, en solitario o en parejas. Si alguien metía la ficha de color único antes de tiempo, perdía.
La base del juego del “pichoncho” es como el billar americano, pero en diseño rústico, manual y españolizado.
A la hora del recreo, muchos salíamos corriendo a ocupar alguna de las mesas disponibles, ya que el patío no daba para más. Los “pichonchos”, tres o cuatro mesas, recordareis que estaban situados en el local que había a mano izquierda de la Capilla, mirada de frente, y también se instaló allí una mesa de ping-pong.
Hubo algunos que lograron tal pericia en el manejo del juego, que era imposible jugar contra ellos, ya que siempre se perdía. Al escoger la mesa se procuraba evitar a los “jugones”, ya que aparte de esperar el turno, no se tenía oportunidad de continuar en el juego. Recuerdo perfectamente al “jugón” por excelencia, que no era otro que nuestro amigo Gregorio Páez Escobar. Era inútil jugar contra él. El tío cogió tal destreza en el juego, que un “pis pas” te dejaba fuera. De ahí que todos procurábamos evitarlo como contrincante.
Gregorio, natural de Zamoranos, era un chico “rubichín”, regordete, afable, tranquilo, de tez sonrosada y como dirían nuestras abuelas bien criado. Nunca le conocí ningún lio, ya que era tan buena gente que a todo el mundo, a los de arriba y a los de abajo, le caía bien.
Si el “pichoncho” hubiera sido elevado a juego olímpico, hoy entre nuestros compañeros y amigos, además de ilustres intelectuales y profesionales, tendríamos, sin duda, un medallista de oro olímpico, medalla que sin oposición posible, hubiera ganado nuestro atleta “pichonchero” Gregorio Páez Escobar, al que desde aquí envío un abrazo.
Hasta la próxima. Un abrazo y suerte para todos.
Eres genial Antonio, con tus magníficos relatos. No los dejes. Un abrazo.
ResponderEliminarGRACIAS ANDRES, PROCURARÉ NO DEJARLOS. UN ABRAZO
EliminarQUIERO DESDE AQUÍ RENDIR PLEITESIA AL RAFA VILAS POR SER TAN MAGNIFICO ILUSTRADOR DE LOS ESCRITOS. NO SE DE DONDE HA SACADO LA IMAGEN DEL PICHONCHO, PERO ES IDEAL. GRACIAS VILAS, UN ABRAZO. ANTONIO GOMEZ
ResponderEliminarGracias Antonio te leo con verdadero entusiasmo y la grandeza de tus recuerdos de los que nos haces partícipes. Un abrazo
ResponderEliminarRAFAEL GRACIAS POR TU ENTUSIASMO POR LAS PEQUEÑAS COSAS QUE ESCRIBO. UN ABRAZO. ANTONIO GOMEZ
ResponderEliminarUn muy buen recuerdo de aquellos días de juventud Antonio, aquellas partidas de ping-pong y de futbolín en los recreos en donde había auténticos maestros inabordables para la gran mayoría.
ResponderEliminarRespecto al compañero Rafael Vilas, yo me sumo al reconocimiento de su buen hacer, magnífico su acierto en la adecuación y presentación de los trabajos que le llegan.
Si se continúan las reuniones en los Pedroches, este mes intentaré cuadrar el tiempo disponible con la familia y pasar a saludaros.
Un abrazo.
Juan Martín.
Juan gracias por tu comentario. Para el asunto de la reunión seria conveniente que te pusieras en contacto con Andrés Luna Prieto para saber donde es la próxima. Un abrazo. Antonio Gómez
EliminarPerol 26 Abril, martes, a las 14 horas en la parroquia de Manolo Vida, Virgen de Linares (Fuensanta) calle Hernando de Magallanes
ResponderEliminar1.- Manolo Vida
2.- Andrés Luna
3.- Paco Sánchez
4.- Carlos Samaniego
5.- Rafael Raya
6.- Pepe López
7.- Antonio Martínez
8.- Paco Nieto
9.- Andrés Osado
10.- Manolo Muñoz
11.- Diego Ruiz
Gracias de nuevo, Antonio, por tan interesantes y expresivos relatos
ResponderEliminarEl anonimo es Paco Raya
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