El XXIII encuentro en Baena
El encuentro en Baena ha significado
para mí un antes y un después. Debido a mi obligado distanciamiento tras los
primeros tres años juntos, en mi interior había como un Tesoro escondido.
Me preguntaba: ¿lo encontraré?. Tal
tesoro ha sido hallado y sacado a la luz. Ha tomado cuerpo humano, que sois
cada uno de vosotros, mis compañeros de hace tantos años.
En vosotros he descubierto muchas cosas.
Y por citar alguna, percibir cómo se refleja en vuestra mirada la inocencia de
niños; el mismo espíritu sano tan eficaz, de valores humanos, de entrega sin
buscar nada a cambio. Todos estos valores prevalecen.
No sólo el tesoro contiene “los
recuerdos” interminables y emotivos. Contiene sobre todo el calor humano del
que he podido sentir y palpar. No sólo conmigo, sino entre todos.
Unos lazos que difícilmente se pueden
ver en otros ambientes: sin intereses, sin competencia, sin maldad alguna. Todo
es gozo, felicidad y al completo cada cual alegrándose de los valores y éxitos
del resto.
Me encanta cómo cada uno pone en común
lo que sabe hacer mejor: quienes llevan a cabo las tareas informáticas, quienes
organizan eventos, quienes escriben tan bellos recuerdos y anécdotas, reuniones
mantenidas…, quienes captan en fotografías los mejores momentos … Y ahí en
medio de todos, el sacerdote Manuel Vida, que conserva la misma “carita en mi
recuerdo” de buena persona de pequeño, que transmite paz.
Estoy muy feliz por un día tan
inolvidable.
En un momento de la comida me vi abordado,
como si de la prensa se tratase, como si persiguieran a cualquier “famosillo”.
No sé cómo una armónica tan pequeña pudo aglutinar
tantos gozos y bonitos recuerdos sentidos (el primero emocionado yo mismo). De
pronto, sin merecerlo, me vi rodeado de un pelotón de “paparazzi”, foto a
diestro y siniestro, captando aquel momento que nos transportó a las veladas
citadas tan poéticamente por Antonio Gómez.
También gocé con aquellos otros cantos
enlazados, que aprendíamos en el gran salón común, para hacer más llevaderas
las horas de estudio vigilado. Esas canciones forman parte de nuestra sangre,
de nuestro espíritu; de manera que increíblemente salen de nuevo a la luz y las
recordamos y seguimos en un único eco acompasado, que a todos nos eleva.
Soy un privilegiado en mi vida. Mis
principios dentro de una familia humilde, que se topa con las posibilidades de
educación y formación. Abrí mis ojos dejando de ser niño, en aquellos primeros
años, con vosotros. Se marcó y grabó mi manera de encauzar la vida, teniendo
objetivos, con una formación humana inmejorable, a la vez que se sentaron las
bases de una formación cristiana.
Hoy aquí, me siento INMENSAMENTE FELIZ.
¡Gracias por este gran día!
Antonio Adame Rodríguez
Baena, 9 de Abril de 2016.
Antonio, tu felicidad de ese día es la nuestra también. Me emocionó de nuevo, oír tu armónica. Procuremos conservar el tesoro que tan bien describes.
ResponderEliminarUn abrazo
Antonio Gómez
Amigo Adame, tus palabras reflejan el mismo sentimiento entre todos nosotros. Lo mejor es ir recuperando compañeros que van apareciendo.
ResponderEliminarBienvenido Antonio Adame, tus recuerdos son los recuerdos de todos y más aun para los que menos recordamos, gracias y como empecé bienvenido
ResponderEliminarMuchas felicidades a todos los que habéis tenido la suerte de participar en esa reunión fraterna, rememorando el mismo sentir después de toda una vida, demostrando con claridad que no se pierde lo auténtico.
ResponderEliminarLa esencia de un sentimiento sano de camaradería, de antiguos alumnos seminaristas que no se olvidan de lo que les unió.
La sana convivencia de aquel centro de formación aun perdura.
Una satisfacción el leer estas muestras de reconocimiento y de alegría al encontrarse antiguos compañeros.
Un saludo entrañable.
Juan Martín.
Eres un tío grande, Antonio. Tus reflexiones tan afortunadas y tan bien expresadas por escrito nos enorgullecen a todos.
ResponderEliminarUn abrazo, tío.
El Fili
Gracias Antonio por tu precioso comentario creo que todos nos sentimos identificados en el. Espero seguir en contacto contigo y con todos y deseo que se incorporen algunos mas que andan por ahí.Un fuerte abrazo
ResponderEliminarYamuza
Aún me siento más feliz al asegurarme que compartimos el mismo sentir.
ResponderEliminarEl mundo necesita de esto.
¡Qué lindo poder pregonar que nos enorgullece estar dentro de un gran grupo que se mantiene unido y fiel a unos principios!
De nuevo, gracias.
Como manifiestan los comentarios has expresado los sentimientos de los participantes en el encuentro de Baena. Yo fui por primera vez y me alegré de ver a compañeros que había perdido de vista desde el Seminario. Afloraron RECUERDOS Y SENTIMIENTOS. Me salí por el foro sin despedirme a las 5.30 por mis obligaciones de Parroquia, con pena de no poder concluir con el resto la magnifica jornada . Que procuraré repetir. Gracias Adame por su aportación. No tenias que haberme distinguido en tu escrito. Un abrazo
ResponderEliminarAntonio, ya te dije en Baena que eres de las personas más queridas y recordadas de este grupo de exseminaristas. Son muchos los momentos en los que hemos recordado tu buen hacer con la armónica y hemos disfrutado de tu presencia. Nos has vuelto a emocionar después de 50 años sin vernos. Gracias. Paco Raya.
ResponderEliminarUstedes son formidables.
ResponderEliminarSois capaces de pasar desde el recuerdo a la vivencia presente compartida.
Lo dicho: sois formidables.
Un fuerte abrazo para todos,
Agustín Madrid
Que bien sonaba "El sitio de Zaragoza ". Un abrazo
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