jueves, 1 de febrero de 2018

Perol de migas en Plateros

REUNIÓN DE LOS VICARIANOS CORDOBESES, EN LA SEDE DE LA SOCIEDAD DE PLATEROS, CELEBRADA EL DÍA 25 DE ENERO DE 2018

Y resultó que a la convocatoria de las migas, acudieron personas de todos los rincones del Orbe Andaluz.

Poco a poco, sin darnos mucha prisa, cosa que nos caracteriza, empezamos a concentrarnos en la Sede: primero seríamos los margaritos, el Volaor y un servidor de ustedes; estaban de camino, aquellas venidas de la “Diáspora Alpujarreña”, de la “Subbética Cordobesa”; de “La Campiña” y “La Sierra”… bueno, no detallo más diásporas porque si no, van a estar las migas hechas y no he dado cuenta del relato. Así que, a lo que íbamos.

Tuvimos un inicio sobrecogedor (por no decir no otro, ya que estamos en horario infantil) Yo diría, más aterrador aún, que aquel producido en la reunión coincidente con el día de difuntos. Ya veréis lo sucedido: 

Cuando solicitamos los arreos para hacer las migas…

Aquí tenéis las patas para poner el perol –dice Juan (nuestro servicial camarero) con ese donaire pétreo.

¿Pero, y el perol? –le pregunto tímidamente, para no perturbar su hierática figura.

¡Ah, no se!, ¿no lo ibais a traer vosotros?

En ese instante, nos miramos los allí presentes (Antonio Bazuelo, el Volaor, Paco Raya y yo) y nuestros rostros mudaron, de “la su color”, al instante. Los “congojos” se nos pusieron de pajarita. El cielo se oscureció al instante, no recuerdo exactamente si se paró el sol, al igual que en aquellas murallas de Jericó. Lo cierto es que la habitación se nos vino encima, al oir esas tétricas palabras.

− Habíamos quedado con Antonio, que nos lo dejabais vosotros –le dije con voz entrecortada (¡que vá, con una voz de “acojonao”, que no me salía del cuerpo!)

Voy a ver –dijo y se marchó por el foro.

Pasado un rato, apareció con el mismo semblante, pero… ¡traía el perol! 

¡Muy bien Antonio, así se hace, le aclamamos todos! ¡Menos mal, ya nos veíamos haciendo las migas en el microhondas!

Tras el susto, nos pusimos, felices, manos a la obra o mejor dicho al perol.

Ya sabeis, primero los ajitos, luego los torreznos, el chorizo, y unos chorizitos y morcillas que habían traido Lola y Manolo Sepúlveda. Una vez terminado el proceso, llegó la hora de echar el pan el perol. Hubo una discusión filosófico-culinaria, de si echar la morcilla, que muy gentilmente habían regalado Lola y Manolo Sepúlveda (además de unos choricitos) en el mismo aceite. Como buenos curillas, sin pensarlo dos veces, establecimos nuestro pequeño “Conclave”. Unos que si, otros que no (que a la parrala le gusta el vino) Después de los correspondientes dimes y diretes, se llegó a consenso, que para ello ya había llegado nuestro prelado Paco Sánchez. 

Nos decretamos –dijo con voz solemne− que se eche la morcilla, pero que no llegue a soltar pringue para no herir, con su negro contenido, la dignidad y sabor de las migas.

Así se dijo y así se cumplió. Llegandose sin más tardar a la volcadura de las migas en el, tan ansiado y agustioso perol.

- ¡Echa pan Paco Raya, echa sin miedo!, le decía Antonio Bazuelo. Yo miraba el trasiego, atentamente. Más que un perol, parecía esa olla de los puestos de palomitas. ¡Salía pan por todas partes! En esos momentos nos acordamos de Paco Nieto y su elección de cantidad. Y como no, del perol tan pequeño. Yo, con las manos trataba de contener la vorágine, sin apenas conseguirlo.

- ¡“Para” Paco, “para”, que el perol, al ver tanta miga, ha encogido! le decía Antonio Bazuelo, Allí, como pudimos, sofocamos tanto derramamiento. Consideramos oportuno ir haciéndolas poco a poco y así se hizo. A mi me dio la impresión de estar viendo un perol al que, en lugar de migas, se le habían echado granos de maíz, de donde salían palomitas por todas partes.

Menos mal que también se solucionó este problema.

Uno (Paco Raya) asiendo el perol por sus correspondientes asas y el otro (Antonio Bazuelo) con paleta en ristre y mucha paciencia, consiguieron ir haciendo las migas, poquito a poco.

Los demás, como es menester y también frecuente, departiendo amigablemente. De vez en cuando, una miradita al perol y a seguir con la plática.

Mientras, los dos manijeros, dale que te pego a las migas. Lentamente fueron tomando su apariencia correcta. También, despacito, se fueron incorporando, no solo más comensales, sino el resto de los pedacitos de pan. Al fin, cada cosa en su sitio.

- ¡Esto ya está listo! gritó Antonio Bazuelo, con la sonrisa que le caracteriza. 

Momentos antes, habíamos dado cuenta a unas invitaciones efectuadas por Manolo Sepúlveda y por Alfonso Belmonte: el primero por su jubilación y el segundo por su Santo. Brindamos, como debe ser, a la salud de los dos y por supuesto de todos (que nos hace mucha falta)

Vítores de aclamación, sonaron en honor de los cocineros, por lo ricas que habían salido. Paco Nieto había tenido razón en sus cálculos: 200 gs. por persona. Lo que pasa es que nada nos dijo, de los centímetros a tener en cuenta. Por lo menos aprendimos, otra vez más, que las apariencias engañan. 

También descubrimos que el sol no se había apagado momentos antes. La culpa la tuvo una borrasca que se había instalado encima de Córdoba y ya no dejó de llover en todo el día.

Entre migas, buen vino, cervezas y una agradable tertulia, se nos fue pasando el tiempo. Cuando quisimos darnos cuenta, llegó la hora de cierre de la taberna. Nos alegró enormemente, la presencia de Jenny, dando ya sus buenos pasitos y de Pedro Antonio, también recuperado de su enfermedad.

Maese Sánchez impuso el solideo a los nuevos vicarianos, con el rigor, pompa y circunstancia que el acto requiere y el gozo de ver agrandada nuestra cofradía.

Hay que resaltar la excelente aceptación que tuvo la llamada, en este jueves y el elevado número de los allí reunidos. Magnífico ambiente creado entre todos. Prueba de ello es que costó trabajo abandonar el lugar.

Será, pues, hasta el próximo jueves, donde os prometo que nos lo pasaremos genial.

Hasta entonces, salvo esas quedadillas semanales, cuidaos mucho.

Nota: Añadido con posterioridad a la publicación de la Crónica:

Se ha podido observar perfectamente, que los rábanos no son algo que me gusten sobremanera. De ahí mi olvido en comentarlo. 

Para que quede constancia de que los hubo, he de indicar que nuestra perejita Lola-Manolo Sepúlveda, nos obsequiaron, además, con unos rabanitos, que el "manijero" Paco Raya, peló y preparó para su rapidisimo consumo. La palabra "rapidísimo" demuestra, de una forma palmaria, un hecho. Es que fueron vistos y no vistos. Sus señorías dieron cuenta de ellos y en "sancti amen" (otra vez eso de curillas) ¡Cómo gustaron!

Como siempre, esta crónica no quedaría tan bien sin la intervención de Pacomo, Carlitos y Rafa Vilas.

Andrés Osado Gracia
Córdoba, 26 de enero de 2018

14 comentarios:

  1. Cómo siempre, la crónica, genial. Y las migas y el resto, de rechupete.

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  2. Andrés.....eres un cachondo genial.
    Comer no comerémos, pero reir....🤣🤣🤣🤣🤣🤣

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  3. De haberlo sabido, yo hibuese llevado un perol más grande.
    La próxima será, hay que mejorar la batalla.✌✌✌✌

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  4. Exactamente dije yo, cuando llegué. Si me lo dicen, además del pan y los rábanos se llevan el perfil, pero, para saber... Los rábanos, inmejorables

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  5. Me refería al perol, de perfil, nada

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  6. Si las migas estaban tan buenas como buena te ha salido la crónica, Andrés, me corroe la nada sana envidia, yo también quiero participar en ese magno reino de taifas que os atiborráis periódicamente de viandas y caldos suculentos. Gracias mil.

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  7. Fiel reflejo amigo Andrés
    De un nuevo encuentro en Plateros
    Recordando nuestra niñez
    Y vivencias en Hornachuelos.
    PACO RAYA.

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  8. Genial Andrés! Con tu crónica tan descriptiva, me puedo imaginar las caras al ver los contratiempos iniciales y las de satisfacción de los manigeros al dominar el perol, los momentos de los brindis por Sepulveda y Belmonte, asi como los abrazos de despedida. Enhorabuena y gracias por tu cronica, un abrazo

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  9. Ciertamente, amigos, ese perol de migas y sus incidentes, provocaron que el ambiente tuviera su aliño de suspense que llevó a la alegría y diversión. Día que no quedará en el olvido. ¡Y nos quedan muchos más! Esa es nuestra esperanza.
    También es verdad que se me ha olvidado comentar, en la crónica, los rabanitos, pero ahora se lo mando a Rafa Vilas para que lo añada.
    Gracias y es un placer serviros por medio de mis letras. Un abrazo

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  10. Descriptiva y amena crónica, amigo Osado. Eres fuente donde beber los sedientos. Un abrazo.

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  11. Amigo Antonio: se bebe después de una gran comida, como la que tu nos das con tus hermosas y divertidas sesiones de letras. Un abrazo

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  12. Sin nada que añadir a tantos y tan felices comentarios a tu crónica...
    Tal vez incidir un poco más en tu festiva y animada recreación del evento, que destila alegría y buen humor. Felicidades al cronista y a la avezada tropa bien dispuesta siempre para tan faustas batallas.
    Pedro

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  13. Felicidades a todos por el encuentro por la crónica y por las migas.
    Una forma muy amigable de mantener vivo el recuerdo común de nuestra juventud.
    D. Andrés magnífica crónica.
    Un saludo.
    Juan Martín.


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  14. Sólo deseo, amigos Pedro y Juan, que no se terminen estos encuentros. Por supuesto, el buen aderezo, contribuye a intensificarlo; el resto viene por añadidura. Un abrazo

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